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Huellas N.10, Noviembre 2001

PORTADA

Desde EEUU y desde todo el mundo

E-mail, cartas, fax... Después del 11 de septiembre muchos amigos nos han escrito. La tragedia americana vista desde los cinco continentes

ESTADOS UNIDOS
Queridos amigos: Vuelvo a escribiros para contaros lo que está sucediendo aquí, en este momento tan dramático. Esta mañana, en el colegio, había un gran revuelo: las noticias provenientes de Washington y Nueva York han desconcertado y espantado a todos y el hecho de que la línea telefónica estuviera cortada impedía casi cualquier contacto con la costa Este y era imposible comunicar con parientes y amigos para saber si estaban bien. En cuanto llegué al colegio se me acercó Holly con una cara verdaderamente desencajada, porque hacía horas que intentaba contactar con los amigos de Nueva York y Washington y no lo conseguía, me abrazó y me dijo: «¿Ves Teresa? O el mundo está en manos de Otro o estamos perdidos, reza y ofrece este día por las personas afectadas». Me conmovió ver cómo respondía a esta enésima provocación que Dios nos hace; el colegio estaba lleno de gente que gritaba y lloraba, en cambio ella, aunque estaba afectada, era consciente de que la vida avanza día a día y lo que sucede es una provocación para vivir cada día sin evadirse. A primera hora teníamos clase de religión y nuestra profesora, que es una hippy y tiene ideas un poco extrañas, nos dijo llorando que no entendía el porqué de esa catástrofe pero que deseaba rezar con nosotros el padrenuestro. Después de esa hora se interrumpieron las clases e instalaron una pantalla gigante en la biblioteca para seguir las noticias del telediario. Más tarde la dirección de la escuela organizó un encuentro, para quién quisiera, en el gimnasio... Tenía que haber sido un momento de oración y, en cambio, fue un poco penoso: un montón de gente sentada en el suelo, llorando en torno a unas velas y con Imagine como música de fondo... Por todo esto, Ale, Erica y yo nos vimos obligadas a juzgar la situación, y esto nos hizo estar juntas como nunca, casi como si nos miráramos a la cara por primera vez. De hecho, hacía ya tiempo que nos resultaba fatigosa nuestra compañía porque en la dificultad cotidiana no era fácil reconocer algo positivo en la sencillez de los gestos que teníamos que hacer; todo se convertía en lamentos. En cambio, lo que ha sucedido nos ha hecho dejar de mirarnos al ombligo, dejar nuestros lamentos y lanzarnos a hacer todo con la conciencia de que siempre podemos responder a Cristo, en cualquier circunstancia. Algunos compañeros nuestros de curso estaban sorprendidos por cómo hemos estado hoy en la escuela y una chica vino a preguntarnos por qué nos comportábamos así ya que somos italianas y la cuestión no nos debería afectar tanto. Esa noche nos reunimos todos en casa de Ale para rezar el Rosario y para leer la intervención de don Giussani en el Meeting como juicio sobre lo sucedido; invitamos también a Jill, mi madre de aquí, que no es del movimiento y se quedó sorprendida por el interés que tenemos hacia lo que está sucediendo. Si el director del colegio nos da permiso, distribuiremos un panfleto juzgando la situación para que lo que nos ha sucedido no pase en vano, sino que nos haga crecer. Os pido que recéis, por nosotros y por todos aquellos que esta mañana han perdido amigos y parientes: sólo la misericordia de Dios nos puede salvar.
Un abrazo para cada uno.
Teresa, California

Vivo en el corazón de Manhattan, donde estas semanas ha sido muy fuerte y palpable la tensión, debido a la presencia de la Policía Nacional en las calles y también a los rostros de los centenares de personas desaparecidas, todavía presentes en los carteles que cubren cada esquina de la calle. Al caminar entre los rascacielos, parece que todo es normal; todos se afanan, como siempre, en las cosas habituales, llenando las aceras de esta bellísima ciudad. Pero basta con que te den un codazo para recibir excusas conmovedoras y sinceras - cosa impensable antes del 11 de septiembre - y basta con advertir algo insólito para desencadenar una crisis nerviosa. La gente tiene mucho miedo, y yo más aún. Camino susurrando una oración por esas vidas arrancadas y para que el Señor me proteja, nos proteja a todos y me haga vivir el miedo participando de la cruz de Cristo que muere por el mundo. Ofrezco mi miedo para sostener la esperanza del mundo. Con mis amigas de la Escuela italiana, aquí en Manhattan, ha sucedido algo inesperado y conmovedor. Al principio, tratamos de librarnos del miedo por nuestros hijos agarrándonos las unas a las otras, intentando conocer y evitar mejor los riesgos de este momento histórico. Nos alarmábamos mutuamente por el canal contaminado, por las hamburguesas infectadas, por el ántrax, por la bomba en el metro. Yo en nada diferente a ellas. ¿Qué tenía que ver mi y mi amor por ellas con la tarea de construir Su pueblo aquí y ahora? «Durante estos meses, Tú me has mortificado para que yo pudiese decir cada vez con mayor verdad las palabras: “Jesús mío”, “Señor mío”; porque si el Señor no fuese mío, tampoco lo sería de nadie», dijo don Giussani cuando saludó a los participantes del Meeting. Tenía que partir del Acontecimiento y seguir a un hombre y a un lugar humano donde me miran según la verdad de lo que soy. Es algo material, como el rostro sonriente de don Giussani con el sombrero de I love NY, la primera imagen que veo cuando abro la puerta de nuestra sede en Manhattan. Deseo obedecer a este lugar y compartirlo con mis amigas gracias a los instrumentos sugeridos por el movimiento, gracias a lo que la realidad me dicta en la relación con cada una de ellas (rezar el Rosario con las que son católicas, cuidar de los hijos a las más débiles, leer sobre política con las que entienden más). Entre nosotras cinco o seis ha florecido una relación verdaderamente novedosa: gracias a lo que compartimos, a la ayuda cotidiana, al amor a nuestros hijos y al reclamo hacia el destino para el que vivimos que supone mi vida.
Letizia, Nueva York

Después de los sucesos del 11 de septiembre escribí a una señora estadounidense, Angela, a la que conocí en un avión. Fue un viaje terrible: tenía 39 de fiebre; busco una aspirina, no la encuentro; se la pido a una azafata que me la promete y no me la trae; la señora de al lado me ofrece una. Empezamos a hablar; ve que estoy leyendo un libro de don Massimo Camisasca sobre Comunión y Liberación; me pregunta por el movimiento y me dice que en Estados Unidos ha visto algunos libros del movimiento. Seguimos así durante una media hora. Cuando nos despedimos después de aterrizar, Angela me deja una tarjeta de visita con su dirección de correo electrónico. Abro el correo electrónico y empiezo a escribir para compartir el dolor de los sucesos de septiembre; cuando cojo su tarjeta de visita veo la dirección de su oficina: TWO (torres gemelas) World Trade Center. Transcribo algunas cosas que me ha escrito: «He sobrevivido a esta terrible tragedia, de vuestras palabras obtengo un gran consuelo... ». Le mandamos el Editorial de Huellas en inglés. Angela responde: «Doy gracias a Dios porque todavía pueden sorprenderme las personas. Me siento profundamente impresionada por vuestros mensajes... no os podéis imaginar lo feliz y segura que me siento sabiendo que hay personas capaces de compartir el dolor y el amor conmigo... Mi vida en Nueva York ha cambiado profundamente, mis propios compañeros ya no son los de antes. La verdad es que este tipo de alimento y de inspiración que me llega a través de vosotros me ayuda a seguir viviendo».
Alberto Pezzi

Queridos amigos, Después del terror del martes, en muchas personas persiste aún el dolor por los amigos y los parientes perdidos. Ayer teníamos que hacer Escuela de comunidad con los chicos de GS de Staten Island. Nos reunimos, para rezar un misterio del Rosario, leímos el mensaje de monseñor Albacete y nos fuimos a la iglesia – a la parroquia del padre Rich - donde se celebró una misa por todos los amigos y parientes desaparecidos de los parroquianos. En el momento de las peticiones se pidió que quien conociese a alguna persona desaparecida lo dijera en voz alta. Empezaron a decir muchos nombres, uno detrás de otro. No me esperaba tantos nombres y tampoco el padre Rich - como me reveló más tarde -. Es algo terrible que sólo encuentra consuelo en Cristo. Seguimos rezando para que este dolor no sea vano, sino que pueda ser útil para la conversión del mundo.
Monica do Lago, Staten Island, NY

Durante estos días digo Veni Sancte Spiritus, Veni per Mariam. En cierto sentido ésta es una frase desafiante y, por otro lado, extremadamente liberadora. Ahora comprendo mejor el significado que don Giussani da a la palabra misericordia, como una invitación, a través de mi libertad, a pedir que el Espíritu Santo venga a mi vida (para ayudarme con los ojos de la fe que reconocen mejor su Presencia en la realidad). ¡Pero éste es el Misterio de la Carne que vino a través de María! ¡Qué gran Madre tenemos! Gracias a su «sí» hemos sido redimidos. Todos los días experimento un temor reverente ante al poder de ese «sí» y ante la forma en la que también yo participo de ese Misterio. Saludos de Noah, Mark, Luke y María.
Michael, Evansville

Querido Traces: Me llamo Catherine, tengo quince años y voy al Tottenvill High School, en Staten Island. Este año ha sido fantástico pero también trágico. Staten Island ha participado en la vida de CL como nunca. En nuestras vacaciones se ha registrado una participación más bien numerosa (¡y también nos hemos divertido mucho!) Y desde el verano hasta hoy hemos hecho muchísimas cosas. Hemos decidido también organizar algo para los más jóvenes, como excursiones o fiestas o veladas en el gimnasio (no son fiestas como las demás; jugamos, pero hay algo especial que nos une). Han llegado muchas personas nuevas a la comunidad: normalmente éramos cinco en los encuentros y ahora a veces somos hasta veinte, ¡es algo grandioso! Ha sido un año fantástico... El 11 de septiembre a las 8:35 supimos que un aeroplano se había chocado contra el World Trade Center y un poco más tarde oímos que otro avión se había estrellado contra la segunda torre. El mundo entero se había precipitado en el terror y también mi escuela. Alumnos, padres, profesores, todos lloraban. Todos en Staten Island conocían a alguien que ha resultado herido o muerto o que está desaparecido. Enseguida nos reunimos. El padre Rich y Dino nos invitaron a rezar el Rosario y leímos el mensaje de monseñor Albacete donde dice que, en medio de todo este odio, nosotros tendemos a odiar a quien ha causado la tragedia. Pero ésta no es la cuestión, en vez de mostrar odio tenemos que ir al mundo y hacer ver a la gente que tenemos necesidad de Cristo en nuestra vida. En uno de nuestros encuentros, Dino y el padre Rich decían que vivimos en una época en la que debemos mostrar a todos aquello que experimentamos a través de Cristo. Tenemos necesidad de Él en nuestra vida. Muchos chicos se han comprometido a empezar una Escuela de comunidad en sus escuelas o a invitar a sus compañeros a la nuestra. Espero que los estadounidenses entiendan el verdadero amor que existe entre nosotros, espero que podamos ser una sola cosa en Cristo en este momento tan triste. Es difícil, pero ¡podemos hacerlo! Lo creo...
Catherine, Staten Island, NY

GRAN BRETAÑA
Este parece ser el lema que está más de moda en Londres: “Seguir trabajando”. Los analistas de la ciudad están preocupados por los mercados y no son capaces de pensar que tal vez hay que preocuparse de algo más serio. Sin embargo, en los colegios circulan listas telefónicas de a quién llamar y cómo comportarse en caso de alerta máxima en la ciudad, lo cual demuestra que la situación es verdaderamente seria. Impresiona leer en los periódicos artículos y llamadas a la espiritualidad y a las religiones, aunque después algún guasón se pregunta quién se embolsará los derechos de autor de la Biblia, que en esta época es el libro más vendido. Pero hay mucha gente que se pregunta lo que está pasando y algunas preguntas que antes censuraban ahora ya no se avergüenzan de plantearlas porque «es necesario un significado». También las iglesias están llenas de gente que «encuentra esos cinco minutos que antes no encontraba nunca para decir una oración». Y además Londres es una Babel de razas y lenguas, por tanto, es muy fácil sentarse en el metro al lado de un musulmán que lee tranquilamente el periódico en árabe y te dan ganas de preguntarle de qué parte está. También por esta razón Blair repite continuamente que no es una guerra contra el Islam, porque si lo fuera, en Inglaterra se desencadenaría una guerra civil.
Ettore, Londres

Taiwan
Todo es aparentemente normal después del shock inicial. Esto se debe tanto a la distancia de los lugares del suceso como a la tradición budista, considerada por la gente como una religión de paz, que no contempla en su historia guerras o actos realizados en nombre de la religión. El propio Islam parece poco conocido. Y sin embargo, sí ha habido una movilización organizada precisamente por una gran asociación budista presente en Taiwán y en todo el mundo, que ha promovido el envío de voluntarios al lugar de la tragedia además del envío de ayuda material. Si políticamente está claro el apoyo de Taiwán a los Estados Unidos, la repercusión sobre la población ha sido más que nada de naturaleza económica. Las personas están preocupadas por la incertidumbre de las bolsas y por el aumento del paro. Los recientes sucesos de la guerra en curso son presentados sin destacarlos especialmente, como cualquier otra noticia. Parece que falta un compromiso en la comprensión de la realidad y una búsqueda de las razones profundas que han determinado esta situación.
Andrea, Taipei

ALEMANIA
Cuando hace pocos días el parlamentario de la CDU, Martín Hohmann, ha osado afirmar públicamente que no hay que traducir “Alá” por “Dios” puesto que el Alá del Corán no tiene nada que ver con el Dios uno y trino de los cristianos, se ha producido una verdadera protesta. El Islam en Alemania representa actualmente una especie de “vaca sagrada” y el caso Hohmann es, al respecto, emblemático, puesto que frente al Islam, lo políticamente correcto es de rigor. Inmediatamente después de los ataques terroristas del 11 de septiembre, ha empezado en Alemania una especie de “persecución a los musulmanes”, de los cuales tres millones y medio viven en tierra alemana. El canciller Schröder ha convocado inmediatamente a los jefes de las grandes religiones en Berlín, en la cancillería, para dejar claro que se sabrá realizar una clara distinción entre Islam y terrorismo de los extremistas islámicos. El obispo de Aquisgrán, Mussinghoff, se ha apresurado a ir a la mezquita más cercana para participar en la oración del viernes islámico y llevar a los musulmanes, “hermanos en la fe”, un mensaje de paz y diálogo. Detrás de la fachada de un pacífico abrazo interreligioso crece el miedo y la inseguridad. Las librerías registran ventas récord del Corán. El gobierno federal ha anulado inmediatamente el llamado “privilegio religioso”, una ley que hasta ahora había protegido a las asociaciones religiosas de los controles e injerencias estatales. Los servicios secretos vigilan los ambientes del asociacionismo islámico en Alemania. De los tres millones y medio de musulmanes, treinta mil pertenecen a grupos islámicos considerados por los servicios de seguridad extremistas y, por tanto, potencialmente violentos. Pero, más allá de la búsqueda de la seguridad, se levanta alguna voz autorizada que pone de manifiesto el problema de la verdad de nuestra civilización. El filósofo Habermas, que el 14 de octubre en Francfort fue honrado con el “Premio para la paz” de la asociación de editores alemanes, afirmó en el discurso pronunciado para la ocasión, que el reconocimiento por parte del hombre de que es una criatura a imagen y semejanza de Dios constituye, incluso en una sociedad secularizada, una condición fundamental para la libertad y para el progreso de un mundo que desee “una secularización que no destruya”. La línea de demarcación no está, según Habermas, entre Islam y cristianismo, sino entre una secularización destructiva y la verdadera libertad de la criatura hecha a imagen y semejanza de Dios.
Guido Würzbung

AUSTRALIA
En Australia la situación es confusa. Nuestro gobierno es uno de los cinco que ha prometido apoyo militar y sin embargo, las barcas de los prófugos que escapan de Afganistán no tienen permiso para entrar en los puertos australianos. Se han dado actos de violencia en las mezquitas y en las escuelas islámicas. Los extremismos adoptados por ambas partes – “el Islam contra los infieles”, y “el Bien contra el Mal” - promueven el conflicto y no construyen la paz. El desafío más duro de estos sucesos es el de ser simplemente testigos, el de observar la confusión, el odio y el dolor, sin rechazar nada y sin refugiarse en la indiferencia. Mi primera respuesta a los acontecimientos debe ser reconocer mi impotencia ante la realidad del mundo. Está claro que, por nosotros mismos, no podemos hacer nada. Pero ésta es la posición de todo hombre frente al mal y el uso destructivo de la libertad. Todos los intentos de resolver los problemas de la convivencia humana que olviden o excluyan la petición original de salvación y de misericordia, están condenados al fracaso. Esto empieza por cada uno de nosotros, porque mientras pedimos a nuestros jefes políticos que resuelvan sus diferencias y construyan la paz, nosotros, en nuestras circunstancias cotidianas, participamos en la discordia, la injusticia y la violencia. Es mi corazón el que debe empezar por cambiar.
John, Perth

Lituania
A más de un mes de los trágicos sucesos de Nueva York, entre los lituanos parece haberse apagado el desconcierto inicial que en el mes de septiembre se había adueñado de todo el mundo. Después del ataque terrorista contra Estados Unidos, hubo algunos signos de pánico entre la gente que, como cuenta una empleada, se fue al banco a retirar sus ahorros o pensó en acumular azúcar y sal. Esto sucedió sobre todo en las zonas rurales lituanas, especialmente cerca de la central nuclear de Ignalina, en el Este de Lituania en la frontera con Rusia, pues se consideraba un posible objetivo del terrorismo internacional. Pero, con el paso de los días, este hervidero se ha apagado. La vida en la ciudad transcurre como antes, sin especiales medidas de seguridad, ni siquiera en torno a las embajadas de los países directamente implicados. Respecto a la respuesta militar de Estados Unidos, la gente y la prensa local - que en el último período se limita a publicar breves crónicas sobre lo que sucede en Afganistán - muestran dos posiciones: a la indiferencia de la mayoría que nace de la percepción de la lejanía del conflicto, se opone una cierta hostilidad respecto a la iniciativa americana vista como desproporcionada respecto a los sucesos del 11 de septiembre y en absoluto útil. Hay quienes no están de acuerdo con la decisión del gobierno lituano de poner nuestro espacio aéreo a disposición de operaciones militares. También la prensa refleja posiciones análogas. En cualquier caso, en Lituania como en el resto del mundo, despierta no poca preocupación el peligro de una guerra bacteriológica. Sobre esto tampoco aquí faltan quienes han tratado de sembrar el pánico advirtiendo de la presencia de alguna bomba en los centros vitales de la capital o enviando cartas sospechosas que después resultan ser bromas estúpidas. Mientras tanto, hay quien se niega a abrir la correspondencia. Sin embargo, se advierte también la necesidad de un juicio que apele a la propia vida, que ayude a poner en juego la propia responsabilidad. Para nosotros y para nuestros amigos el editorial de Huellas «América», que hemos traducido y difundido, ha sido un instrumento muy valioso. El director de la editorial de la Conferencia Episcopal Lituana después de leerlo el día anterior a la impresión de la revista mensual de los católicos, Sandora (Alianza), decidió publicarlo como editorial en la primera página. El texto fue publicado también por un periódico de planteamiento laico, el Lietuvos Aidas. No pocas personas nos han agradecido el haber podido leer un juicio tan claro.
Liana y Dolly, Vilnius (Lituania)

UGANDA
En Uganda, frente a lo que ha sucedido, la mayoría de la gente ha respondido con indiferencia; cada uno sigue con sus propios asuntos porque la situación crítica está lejos. Algunos han vivido esto como si fuera una película, una historia fantástica que no tiene ninguna relación con su vida. Aquí estamos demasiado acostumbrados a la guerra; los niños de la calle se hacían llamar Bin Laden para sentirse fuertes e importantes. Algunos se han puesto a vender las fotos de Bin Laden y muchísima gente las compraba. Después han dejado de hacerlo porque han sido arrestados. La situación es grave precisamente porque la gente no se da cuenta de la gravedad de la situación; incluso frente a las imágenes de Nueva York, muchos han echado una ojeada a la televisión y después han seguido charlando como si no pasará nada. Siempre ha habido musulmanes en Uganda, pero la convivencia ha sido fácil. Desde hace algún tiempo nació un grupo que se llama “Tablik” o “Militant Muslims”. Si consiguen hacer explotar bombas en lugares públicos, reciben hasta mil doscientos dólares americanos. Esto ha creado tensión y sospecha en toda la ciudad.
Rose, Kizito, Kampala

Brasil
El terrible atentado del pasado 11 de septiembre en Estados Unidos ha aterrorizado también a Brasil. Siguiendo las indicaciones del movimiento, nuestras comunidades han realizado gestos de oración y de meditación de los textos propuestos (el saludo de don Giussani al Meeting y el editorial de Huellas). Brasil se enorgullece de una rica tradición de tolerancia entre las diferentes religiones aquí presentes, incluida la islámica, debido a la gran mezcla de razas y tradiciones religiosas que se han sucedido a lo largo de la historia de manera pacífica. Por este motivo se han realizado, inmediatamente después del atentado, numerosas manifestaciones unitarias por la paz del mundo, realizadas por católicos, protestantes, judíos y musulmanes en presencia de los más altos responsables de cada credo religioso. Por lo que se refiere al Islam, la población suele actuar con indiferencia, tanto respecto a la religión en cuanto tal (hay demasiadas reglas...), como respecto a lo que sucede a los católicos y no católicos en los países donde el Islam es mayoría (el reciente genocidio de los católicos en Timor Oriental, ex colonia portuguesa fuertemente vinculada a Brasil, que ha sucedido bajo la casi total indiferencia de los medios y de la opinión pública local es el ejemplo más evidente). La posición del Gobierno es de firme condena al terrorismo y de colaboración con Estados Unidos y con los demás países comprometidos para erradicarlo, de colaboración no militar, pero sí de investigación y de información. En gran parte de la población está extendido un cierto sentimiento antiamericano (“en el fondo se lo merecen o por lo menos se lo han buscado”), que también está entre los católicos (sobre todo en los cercanos a la Teología de la Liberación). La lectura y el trabajo de los textos indicados nos ha permitido “no quedarnos atrapados” en las posiciones ideológicas que caracterizan hoy el debate nacional (la guerra es justa o no lo es) y hacer frente al sentimiento antiamericano ayudándonos a descubrir una vez más que el corazón de todo es el Acontecimiento de salvación que supone el encuentro con Cristo, Acontecimiento que redime al hombre y su gran límite, el pecado original. Para nosotros ahora está más claro que la pretensión de que una decisión operativa, una actividad del hombre (en cualquier caso dramática como una guerra) resuelva mi problema humano o el del mundo (incluso el del terrorismo), es una posición ideológica y utópica. Esto es lo que le estamos diciendo a nuestros amigos.
Marco, Sao Paulo

FRANCIA
En Francia el atentado de Estados Unidos ha tenido repercusiones inmediatas en la vida de la gente. De hecho, el hexágono, donde viven unos 5-6 millones de musulmanes, ha sufrido ya recientes atentados, realizados por terroristas islámicos. Las autoridades, para distender el clima, han intervenido inmediatamente haciendo la debida distinción entre musulmanes y fundamentalistas islámicos; al mismo tiempo han reforzado el Plan de Seguridad nacional que seguía en vigor después de los atentados de 1996. Lo que más me impresionó de los días sucesivos fue la sensación de vacío, tanto en el metro, usado cada día por unos 6 millones de personas, como en la mirada de la gente. Sólo el florecimiento un poco por todas partes de celebraciones religiosas, ecuménicas e interreligiosas ha podido colmar en parte este vacío. De hecho, en la capital, no se ha celebrado un evento religioso donde no estuvieran presentes las máximas autoridades del Estado, abandonando el habitual aplomb laico. El cardenal Ratzinger, durante una misa al día siguiente del atentado, dio un juicio muy claro sobre lo que había sucedido. Afirmó en su homilía, entre otras cosas, que no se podía llamar “mártir” a quien aniquilaba la vida de otras personas, sino que «el mártir es aquel que entrega su vida por el bien de otros hombres». En cualquier caso, de poco sirven los esfuerzos por tranquilizar a la gente y por atenuar los trágicos acontecimientos. La gente tiene miedo, pero no quiere mostrarlo; sobre todo en París por que se sabe que podrá haber nuevos atentados. En la periferia de muchas grandes ciudades donde la policía ya no entra hace años se espera una señal. La policía sabe esto igual que sabe que es si sucediera no sería capaz de defender todo el territorio nacional. Si por un lado el Estado francés, baluarte de las libertades del ciudadano, se viste de bombero para infundir confianza en las instituciones, por el otro los acontecimientos trágicos revelan claramente que su respuesta es ideológica. Por ejemplo, hace algunas semanas, se organizó un partido de fútbol entre Francia y Argelia, con la finalidad de ratificar la reencontrada amistad entre los dos Estados. No sólo el partido no pudo acabar por la invasión en el campo de hinchas no precisamente tricolor, sino que ya durante las primeras notas del himno francés, el estadio se llenó de silbidos. Por si no fuera suficiente, dos días después de la provocación de los jóvenes de las periferia, el Gobierno socialista, promotor del evento, pensó en responder anunciando, a través de su Ministro de Educación, Jack Lang, que en el colegio será obligatorio hacer cantar el himno francés a los estudiantes desde la escuela infantil hasta el bachillerato por lo menos una vez a la semana. En medio de este clima, completamente absurdo, surge el instinto de supervivencia de la gente. Se agarran a lo que pueden, con tal de seguir andando, tal vez si hacer caso a la mirada de quien está enfrente. Tal vez todo esto es sólo un mal sueño, o tal vez es lo que queremos. Afortunadamente las tiendas nos recuerdan que la fiesta de Halloween no queda tan lejos.
Silvio, París

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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