El vicepresidente de Paraguay, Federico Franco viajó a Roma en compañía de su esposa, Emilia Alfaro y del Padre Aldo Trento, invitados por un Grupo Interparlamentario de diputados italianos. El encuentro con el Papa, con el alcalde de Roma y con los empresarios que sostienen las obras de la ciudad de la Divina Providencia en Asunción
Un largo viaje, junto a un amigo para encontrar tantos amigos. La primera etapa de la visita a Italia del vicepresidente de Paraguay, Federico Franco, y de su esposa, Emilia Alfaro, en compañía del Padre Aldo Trento, párroco de San Rafael en Asunción, fue Roma. La ciudad eterna, cuna de la civilización occidental.
Frente al palacio de la Cámara de los Diputados, entre los edificios renacentistas y barrocos que hacen de la capital italiana algo único en el mundo, salta una chispa de simpatía entre Roma y Asunción. Es martes, 10 de marzo, y en una sala de reuniones, unas treintas personas están esperando a los amigos venidos desde el Paraguay. Son miembros del Parlamento Italiano, tanto del gobierno como de la oposición, dirigentes de los gremios y empresarios. Se juntan todos los martes para una hora de catequesis. ¡Si!, habéis leído bien: una hora de trabajo siguiendo las huellas de don Luigi Giussani, fundador de Comunión y Liberación, sobre ¿Se puede vivir así?, un libro traducido a veinte idiomas, entre ellos, el castellano.
El grupo interparlamentario. Cuenta el vicepresidente de la Cámara italiana, Maurizio Lupi: «Cuando fui elegido diputado le pregunté a un amigo cómo podía llevar a la política mi experiencia cristiana. Su respuesta fue que continuara a hacer lo que ya hacía y que había comprobado ser bueno para mi vida y para la de mis amigos. Pensé entonces que lo mejor sería proponer a otros, de una manera sencilla y clara, la Escuela de comunidad que CL, el movimiento al que yo pertenezco, propone como momento formativo fundamental. Empecé a reunirme con algunos colegas diputados para leer la propuesta de don Giussani y compararla con nuestra experiencia. Con el tiempo, ha surgido una amistad profunda con un pequeño grupo de unas cincuenta personas, de todas las orientaciones políticas, que llamamos Grupo Interparlamentario. Eso no quiere decir ni muchos menos que todos sean de Comunión y Liberación, sino que en este ámbito de relaciones encuentran una oportunidad para descubrir, o volver a descubrir, un significado para la propia vida y también para el trabajo y el compromiso político».
Una comunidad “sui generis”. El vicepresidente de Paraguay se quedó sin habla. No se esperaba algo así, ¿quién podría imaginar que en el corazón del poder político, en Roma, exista una comunidad cristiana? Además de esta reunión de los martes, este curioso grupo se reúne para la misa cotidiana que monseñor Rino Fisichella, rector de la Universidad del Létran y Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, celebra en la hermosa capilla del siglo VIII en la sede de la Cámara de los diputados. Una vez al año el Grupo Interparlamentario propone a todos los diputados una peregrinación. Este año, en realidad, fueron dos: a comienzo del curso, a Tierra Santa y, en febrero, a Lourdes, con unos 150 peregrinos entre políticos, familiares y amigos. La iniciativa, como no puede ser menos, suscita una gran curiosidad en la prensa italiana: ¿quién no se sorprende viendo un grupo como éste haciendo un víacrucis por las calles de Jerusalén?
Lupi cuenta la vida de esta comunidad “sui generis”, y lo mismo hacen los demás asistentes, que agregan historias particulares, motivaciones personales y detalles sorprendentes. Se establece una sintonía profunda entre estos laicos cristianos, comprometidos en política tanto en Italia como en Paraguay: servir al bien común y ayudar a los más necesitados. Lo subraya varias veces el vicepresidente Franco, que añade: «Agradezco de manera particular a Italia por habernos enviado a Paraguay al padre Aldo».
Subsidiariedad. El día siguiente fue un día decisivo para la delegación paraguaya. Por la mañana, el encuentro con el Papa en la Plaza de San Pedro. Luego el almuerzo con Massimo Camisasca, Superior de la Fraternidad Sacerdotal de San Carlos Borromeo, y por la tarde la visita al “Campidoglio”, sede de la municipalidad, y reunión con el alcalde Gianni Alemanno. Un encuentro marcado por la cordialidad y la colaboración.
Los temas abordados: la educación y la formación profesional, sobre todo en el área de la sanidad; la ayuda a las obras sociales y caritativas, como las de la parroquia San Rafael; la seguridad y la lucha a la criminalidad, que para el intendente procede al mismo paso con la solidaridad. Alemanno explicó el plan social que la administración romana trata de llevar a cabo inspirándose en el principio de subsidiaridad, eje de la Doctrina Social de la Iglesia. El encuentro terminó en la magnifica terraza de la intendencia, que se asoma sobre el paseo del “Foro Imperial”. Alemanno se comprometió a devolver la visita en Asunción en 2011, con ocasión del bicentenario de la independencia paraguaya. Mientras, se van intercambiando documentos e informaciones para crear un puente entre las dos capitales.
Las obras y los acuerdos. Una cena con un grupo de empresarios en los elegantes salones de “Los Círculos de los Aviadores” concluye la jornada. Muchos de ellos ayudan con gran generosidad a las obras del Padre Aldo, que el vicepresidente Franco tilda de “milagrosas”.
La delegación del Paraguay fue recibida el jueves por Gianfranco Fini, Presidente de la Cámara Italiana. Fini se muestra bien informado sobre la situación política y económica de Paraguay y manifiesta el deseo de que pronto se apruebe el acuerdo bilateral entre los dos países sobre la protección y la garantía de las inversiones de los empresarios italianos.
El Presidente se comprometió a favorecer la creación de un Grupo de Amistad entre parlamentarios de Italia y Paraguay. En cierto sentido esta amistad ya existe y cuando la delegación se asoma al aula del Parlamento italiano y recibe el saludo de Maurizio Lupi, estalla un largo aplauso en todo el hemiciclo.
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