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Huellas N.4, Abril 2009

PRIMER PLANO - EncuentroMadrid 2009

El lema: “Buscadores de infinito, constructores de historia”

Publicamos una breve síntesis de la intervención de Javier Prades sobre el lema del EncuentroMadrid 2009

En un artículo publicado recientemente monseñor Angelo Scola, Patriarca de Venecia señalaba dos interpretaciones culturales del cristianismo muy difundidas actualmente. Según la primera «se trataría de identificar la actuación pública del cristianismo con la defensa y promoción de valores éticos que sostengan una sociedad cada vez más vacilante». La segunda «tiende a reducir el cristianismo sólo al anuncio de la pura Cruz para la salvación de todos». Ninguna de estas dos interpretaciones culturales expresa de forma adecuada la verdadera naturaleza del cristianismo y de su presencia en la sociedad. Es necesaria una interpretación cultural pública del cristianismo en la cual «el acontecimiento de Jesucristo en toda su integridad –irreductible a cualquier interpretación humana–, muestra el corazón que vive en la fe de la Iglesia para beneficio de todo el pueblo».

Hacer el cristianismo. En una posición así lo que está en juego es la naturaleza del cristianismo como acontecimiento en la historia, en los términos en que Benedicto XVI lo ha recordado en la Deus Caritas Est: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva». Se trata de proponer siempre el acontecimiento cristiano en su integridad, y mostrar su pertinencia para cada uno de los aspectos de la vida personal y social de que se trate en cada ocasión, sin reducciones. Ahí reside precisamente su originalidad. No acepta darlo sencillamente por supuesto para concentrarse en las urgencias éticas de cada momento, ni reducirlo a una especie de mensaje silencioso, que renuncia por completo a esa comparación entre el hecho cristiano y la vida humana en todas sus facetas. Se trata en palabras de Péguy de «hacer el cristianismo». El cristianismo común y corriente, el «mero cristianismo» del que hablaba C.S. Lewis.
Sin embargo, cabría aun compartir el contenido fundamental de la doctrina cristiana y sin embargo proponer métodos muy diferentes. Es decisivo por tanto lo que el Papa recordaba hace unos días: «En el Misterio de la Encarnación del Verbo, en el Hecho de que Dios se ha hecho hombre como nosotros, se da tanto el contenido como el método del anuncio cristiano».

Algunas implicaciones de método. Aunque parezca algo obvio, para que haya un “encuentro” no basta que esté Cristo. Es necesario que ante Él haya un interlocutor, un hombre, con su concreta situación existencial, «el hombre que somos tú o yo... Una exigencia decisiva del método es no dar por supuesto esta presencia de la propia humanidad concreta».
¿Cómo puede un hombre encontrar y reconocer a Cristo hoy? Debe poder percibir una realidad humana que implique una diferencia reconocible y atractiva: «El acontecimiento de Cristo se hace presente ahora a través del fenómeno de una humanidad diferente; un hombre se encuentra con ella y se sorprende con el presentimiento de una vida nueva, de algo que aumenta su posibilidad de estar seguro, de vivir con positividad, esperanza, utilidad de la vida, y le mueve a seguirla».

Mediante el testimonio. Esta coincidencia de contenido y método permite mostrar todas las implicaciones que brotan de los misterios cristianos y tienen que ver con todas las vicisitudes humanas. Prades explicó que se trata de verificar existencialmente la conveniencia de los misterios de la fe para la vida del hombre concreto, con sus preguntas, sus sufrimientos, sus expectativas, su deseo de plenitud en el trabajo, en el afecto, en el descanso.
La superación de la fractura entre la fe y la vida no viene desde luego de multiplicar los congresos sobre fe y cultura sino de la efectiva generación de una cultura nueva, de una fe que se hace cultura, en cuanto que el conocimiento y el afecto originados por la fe plasman todo lo humano de modo nuevo. Los momentos más creativos del cristianismo, para el bien de la civilización occidental nacieron del quarere Deum, al que remitía Benedicto XVI en París. Esa búsqueda personal de Dios no tiene sólo una dimensión privada, sino que tiene una inevitable dimensión pública, fundamental en la sociedad pluralista. Por eso es decisivo el “relato” continuo de la propia experiencia.
Los cristianos son testigos de Otro. ¿En qué consiste su testimonio? No consiste en un énfasis autobiográfico, ni en la ‘existencialidad’ o en el mero ‘buen ejemplo’. Consiste en remitir a la Verdad misma a través una humanidad diferente que atrae. Este testimonio es un hecho, acontece, y no se puede sustituir con una hermenéutica: lo que remite a la Verdad revelada es la presencia de una humanidad cambiada, ya sea de personas o de obras e iniciativas sociales, culturales o educativas. Ahora bien, a través de ese hecho que atrae es decisivo descubrir lo que, en términos de Giussani, es el “valor cognoscitivo del encuentro cristiano”, su capacidad de introducirnos en la Verdad revelada.
El testimonio es la modalidad de comunicación de la Verdad que no sólo respeta la libertad sino que la suscita, la ‘provoca’. El testimonio no se limita a despertar preguntas, sino que es el modo mismo de responderlas, ya que en él el hombre encuentra una correspondencia inconfundible –que se creía ‘imposible’– con la propia exigencia humana.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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