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Huellas N.4, Abril 2009

PRIMER PLANO - EncuentroMadrid 2009

El espacio de la sociedad civil

Fernando de Haro

Para empezar el diálogo de dos presidentes, de dos tradiciones políticas diferentes en la sede de una prestigiosa institución: la Fundación Rafael del Pino. Sus responsables se ven sorprendidos por la asistencia. El acto ha convocado más que el último premio Nobel de Economía. Miércoles 25 de marzo. En torno a una mesa, Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid y Roberto Formigoni, presidente de la Región de la Lombardía. Así arranca el EncuentroMadrid 2009. Los dos comentan las palabras de Giussani en Assago. La laicidad no es sólo una cuestión de política religiosa sino un modo de entender el Estado que rechaza la instrumentalización y sirve a la vida social. Aguirre cita al cardenal Scola y asegura que el Estado laico «no puede ser indiferente a los valores de la tradición nacional predominante». Y añade: la principal misión del Estado es «garantizar el libre y pleno ejercicio de las libertades y derechos de todos los ciudadanos sin distinción». La conversación sube de intensidad y acaba con un testimonio franco de por qué presidente y presidenta se han dedicado a la política. Uno de los miembros del Gobierno de Aguirre, presente en el debate, confiesa su sorpresa por lo “inhabitual del contenido”. Es el aperitivo.

Realismo, obras, amistad. El EncuentroMadrid continúa en el Recinto Ferial de la Casa de Campo del viernes 27 al domingo 29. Es la edición más internacional de las seis que se han celebrado hasta ahora. Han participado 300 italianos y 100 portugueses. No han faltado brasileños y venezolanos. Un programa de más de 20 encuentros y mesas redondas. Y una Plaza de obras en la que colegios, asociaciones no lucrativas y empresas han tenido la ocasión de contar su vida y su historia a los más de 15.000 visitantes. Dos restaurantes y una apasionante carpa para actividades infantiles. Por la noche, doble programa de conciertos. Entre los ponentes, el candidato del PP a las elecciones europeas, Jaime Mayor Oreja, que con el arquitecto, Jordi Bonet, y el escultor de la Sagrada Familia, Etsuro Sotoo, inauguran la exposición “El realismo de Gaudí y la construcción de Europa”. También dos diputados, uno del PP y otro del PSOE. En la España de los frentes, de la rígida separación entre izquierda y derecha, de la separación entre clericales y anticlericales, el comienzo de un diálogo, la tensión por superar las barreras ideológicas a partir de la experiencia. Se habla en los diferentes actos de varias cuestiones que marcan la agenda española: la crisis, la modificación de la ley del aborto, el cambio de Ley de libertad religiosa. El testimonio de Rose Busingye en la lucha contra el sida pone en su sitio la falsa polémica creada por las palabras del Papa sobre el preservativo. El EncuentroMadrid se convierte en el rompeolas del último año en la vida de colegios, obras de diverso tipo, médicos, profesores, periodistas, juristas, madres de familia… que muestran su fecundidad, que dilatan, con nuevas relaciones, la certeza que les anima. Persona a persona.

El espacio entre iglesia y estado. Rémi Brague, profesor en la Sorbona de París y titular de la Catedra Romano Guardini, explica en un salón abarrotado que «la cuestión de la laicidad se genera en el seno del cristianismo. Para que haya laicidad tiene que haber Iglesia y Estado. No hay Iglesia más que en el cristianismo. La Iglesia ha sido una instancia secularizadora». Brague añade que el término laicidad deriva de la palabra griega laos que se prefiere a la palabra griega demos para indicar “el pueblo”. El término laos es el que utilizaron los traductores de la Biblia de los 70 para referirse al pueblo de Dios. «Está claro lo que es puramente religioso y lo que es puramente político. Pero en medio está todo el espacio de la sociedad civil. Y desde hace varios siglos el Estado pretende controlar la sociedad civil», subraya Brague. ¿Y en ese espacio de la sociedad civil cuál es la vocación del cristianismo? A la cuestión responde Javier Prades. «Frente a un cristianismo reducido o a religión civil o a intimismo», el profesor de la facultad de San Dámaso habla de un cristianismo que es acontecimiento y que se propone como un bien para todos. Todo se origina, como ha explicado el Papa en la encíclica Deus Caritas Est, en el encuentro con una Persona. En un cristianismo que es encuentro entre Cristo y el hombre con todas sus exigencias, se despliegan las implicaciones de los misterios de la fe en cada una de las dimensiones de la vida y de la historia. «Es un encuentro con un Dios real y no sólo nocional como decía el cardenal Newman», añade Prades.

Testigos, no militantes. El testimonio es la forma de comunicar la Verdad. Y así sucede algo como el EncuentroMadrid. Brague y Prades han ayudado a comprender en toda su dimensión lo que estaba ocurriendo en los pasillos, en el bar y en las salas de conferencias. Han explicado la raíz y el valor cultural del tiempo dedicado a construir una obra común, la tensión por invitar a los amigos del trabajo, la gratuidad de los voluntarios, la apertura y el dialogo con sensibilidades y creencias distintas. Rafael Gerez, presidente del EncuentroMadrid, en la conclusión del evento señaló que «la laicidad positiva valora la iniciativa de las personas y de los cuerpos sociales. En este sentido un cristianismo que se vive como respuesta a todo lo humano genera una construcción social que aporta un bien a la vida democrática que el Estado debe reconocer».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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