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Huellas N.4, Abril 2001

CRACOVIA

En la universidad del Papa

Se ha presentado El Sentido Religioso en el ateneo Jaguellónico, en la ciudad de san Estanislao, primer obispo y mártir. Un ex cónsul, un profesor y un director de cine coinciden en considerarlo como un libro muy oportuno para la Polonia de hoy

«Hay que indicar nuevamente el camino del cristianismo, no sólo históricamente sino como camino de la razón». Con esta frase, inspirada en la encíclica Fides et ratio, Anna Orkisz abría el acto de presentación del volumen de don Giussani El Sentido Religioso, el 26 de febrero, en el Collegium Novum de la Universidad Jaguellónica en Cracovia. Aquí, en la facultad de Teología, Karol Wojtyla fue el último estudiante en obtener un doctorado antes de que el régimen comunista decretara su clausura. Corría 1954. Wojtyla pasó cuarenta años en Cracovia, catorce de los cuales como arzobispo, hasta el día de su elección como sucesor de Juan Pablo I. La comunidad polaca de Comunión y Liberación invitó a la presentación de la obra a algunas personalidades del mundo socio-cultural: Joroslaw Reszczynski, profesor en la facultad de Derecho de la Universidad Jaguellónica de Cracovia, el profesor Stanislaw Rodzinski, rector de la Academia de Bellas Artes de Cravocia y el director de cine Tadeusz Bradecki. Proponemos una síntesis de sus intervenciones. El Sentido Religioso ha sido publicado por Pallottinum, una de las más estimadas editoriales polacas, con una introducción a cargo de S.E. monseñor Stanislaw Dziwisz y un prefacio del cardenal J.F. Stafford

Jaroslaw Reszczynski
Los frutos del movimiento son en primer lugar las personas. Yo, como otros de los que participan en esta presentación, conocí primero los frutos y solo algún tiempo después llegué a conocer las reflexiones de las que habían nacido.
Hace veinte años, cuando estudiaba en Roma, viví durante algunos meses en una casa de estudiantes de CL, en el corazón de la ciudad, con una ventana que daba a la basílica de Santa María la Mayor. Recuerdo aún la particularidad del sitio en el que me encontraba. En el estruendo, en la confusión y el caos de los conflictos de aquel tiempo, de aquella Europa dividida sin esperanza, de aquella Italia inquieta y del creciente drama polaco, esa casa parecía una isla extraterritorial de otro mundo mejor, de aquello que con presentimiento inconsciente llevamos todos en nuestro interior. Allí se vivía la esperanza, más aún, la certeza del bien que da la verdad; reinaba una benevolencia cordial hacia los demás, una solidaridad y una serenidad surgidas de una fe profunda que unía sin necesidad de declaraciones verbales. Y si hay algo que quedó grabado en mi memoria fue precisamente esta libertad serena, madura y sabia en medio de las presiones y obligaciones que se cruzaban en nuestro camino.
Ya no volví a aquella casa: el estado de sitio interrumpió mis estudios. Volví a Roma después de 10 años, para una estancia mayor, con el cargo de cónsul polaco. Y me encontré de nuevo con personas del movimiento. Eran políticos, periodistas, hombres de negocios. En cierto sentido se parecían a los habitantes de aquella casa. Tenían la misma serenidad, la apertura hacia el mundo, el deseo de comprensión de la realidad; llevaban consigo el imperativo de una acción positiva, un deseo de servir, sin la exigencia de privilegiar su propio “ego”. Eran amigos de confianza y responsables. Ahora, teniendo en las manos el libro de don Giussani, he podido encontrar la fuente de su personalidad, las premisas de su formación espiritual. El descubrimiento de este aspecto de El Sentido Religioso ha vuelto más claro el estímulo que había recibido de Roma junto con la invitación a esta presentación. Esta actitud es indispensable en la Iglesia polaca de hoy, es una oportunidad importante que se le ofrece.

Stanislaw Rodzinski
En el libro de don Giussani encontramos indicaciones para buscar las huellas de la verdad en la vida, para definir la realidad que nos circunda y compararla continua y vivazmente con la propia realidad vivida en la fe. Por este motivo este libro es muy necesario en el momento actual de Polonia. Don Giussani nos previene, nos advierte del esteticismo con el que usamos nuestra fe y el modo de vivirla. Nos insta también a que no tratemos la vida como una aventura sentimental y estetizante, en la que la concepción de los valores puede cambiarse, engrandecerse, negarse o relativizarse. No se puede escapar de las preguntas y de las respuestas fundamentales - nos recomienda don Giussani -. La segunda observación importante que hace el autor es la de no negar la posibilidad de responder a cualquier pregunta, aunque la negación de la posibilidad de respuesta a las preguntas sea una especialidad de la vida social de nuestro tiempo. La cuestión de la responsabilidad es una de las notas básicas de la catequesis propia de don Giussani. El texto escrito por el Papa con ocasión de la clausura del Gran Jubileo del año 2000 contiene dos pensamientos, dos temas muy importantes y convincentes, en mi opinión. Uno de estos temas es el rostro de Cristo, que es el punto de referencia para el Papa en sus reflexiones, el mismo sobre el que se apoya don Giussani. La segunda cuestión la constituyen las palabras que podríamos leer si fuésemos seguidores de los conciertos de nuestra filarmónica. En el lugar donde se sitúa la orquesta hay un bajorrelieve en el que aparece Pedro echando las redes y las palabras «Rema mar adentro». Esta es la sugerencia de Cristo, quizá la indicación de Cristo y la sugerencia del Papa. Al mismo tiempo, creo que es la línea maestra que aflora bajo la piel de don Giussani. Este libro, que tiene una clara proyección hacia el futuro, es muy importante en este momento para Polonia.

Tadeusz Bradecki
Allá por 1984, hace 17 años, coleteaban todavía los restos del estado de guerra y Polonia era la que era... yo me encontraba en la bellísima Italia. Me habían dicho que tenía que reunirme con un grupo de estudiantes pequeño pero ambicioso y conocido en toda Italia. No tenía la más mínima idea de lo que era Comunión y Liberación, ni de quién era don Giussani, y tampoco conocía nada de su obra. Lo que más me sorprendió fue cuando el primer día resultó que la persona que dirigía aquel teatro, una mujer muy atractiva, de mediana edad, bien maquillada, vestida elegantemente, inteligente y preparada, era una consagrada. Con gran sorpresa conocí, en las semanas siguientes, a una profesora, todavía mejor vestida que la anterior y enormemente atractiva: consagrada. Y a una doctora: consagrada. Tenía una ligera idea de la existencia de algo parecido a monjas laicas, pero no hay mucho de esto en Polonia, con un 99% de católicos, en donde el catolicismo está hasta en la bandera nacional. A lo largo de los años siguientes hicimos en aquel teatro algunas decenas de obras juntos. Empezamos con Dostoevskji, pasando por Shakespeare y diversos textos italianos. Hoy ese teatro se ha desarrollado a gran escala, y de él han surgido tres teatros asociados. Ahora no tienen nada que ver con los inicios estudiantiles: es una red teatral plenamente desarrollada. Durante aquellos años, viendo a aquellas personas, pude comprender que la obra más grande de don Giussani y de su movimiento son las personas mismas; puede percibirse su perfume conociendo a cualquiera de ellas. Son personas que se mantienen firmemente sobre el terreno del aquí y ahora, en la vida cotidiana; personas profundamente comprometidas con la realidad concreta, que viven activamente en la sociedad, que construyen obras, librerías, teatros, salas de exposiciones, fábricas. Son empresarios que crean puestos de trabajo, porque saben que es necesario encontrar trabajo para los que no pueden hallarlo - tarea muy actual para los católicos polacos -. Hoy nos reunimos con ocasión de la presentación del libro, y esto es un signo para darse cuenta de una fundamental diferencia entre estas personas jóvenes, inteligentes y abiertas y la forma del catolicismo polaco, hoy a menudo débil, superficial, aparente, pomposo, de algún modo lejano de la esencia de El Sentido Religioso. Don Giussani no responde de forma fácil; lo hace profundamente y de forma verdadera. Este libro es muy oportuno; espero que convenza a los jóvenes en Polonia, y que quieran hacer el trabajo de responder a las preguntas planteadas por su autor. Además, lo considero fundamental para iniciar un trabajo más dinámico, más nuevo, abierto, comprometido en la actividad concreta, para dar forma a la vida católica en Polonia.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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