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Huellas N.10, Noviembre 2000

EEUU

La vía de la Paz

Maurizio Maniscalco

En la Gran Manzana los chicos de GS prepararon una exposición que se exhibió en las escuelas de Brooklyn, en Central Park y en Washington. Siete paneles para conocer la realidad

¿Cómo surgió la idea de una exposición sobre la paz?
La pregunta va dirigida a Chris Bacich, profesor del Xaverian, el Instituto de Bay Ridge, Brooklyn, ciudad de Nueva York y punto de referencia de los bachilleres.
«La tragedia de la escuela de Columbine nos estremeció a todos. Cuando tuvo lugar el suceso hablamos de ello, jóvenes y adultos, como solemos hacer todos los domingos por la mañana después de misa. Escribimos un panfleto haciendo un juicio, sobre todo tratando de entender nosotros lo que verdaderamente estaba detrás de aquellos hechos y abrir un debate entre jóvenes, profesores y padres».
0«Ponernos manos a la obra fue el paso siguiente», cuentan Mónica y Fedi, dos chicos que estudian en el Fontbonne Hall Academy School.
Pero ¿cómo se prepara una exposición y sobre qué?
«Queríamos que fuera algo bonito, que llamara la atención de nuestros compañeros y, al mismo tiempo, nos permitiera, partiendo de lo que todos piensan, llegar a comunicar lo que hemos encontrado». Estos son Ritchie y Sean, que ahora están en primero en el St Francis College de Nueva York y que el año pasado estaban entre los “protagonistas” de esta aventura.



El inicio de la aventura

Al principio, cuando un pequeño grupo empezó a pensar sobre ello el verano pasado, la idea era, precisamente por los hechos acaecidos en la Columbine High School, trabajar sobre el tema de la violencia, pero después, pensándolo bien optamos por la paz, un término que se usa mucho y del que se abusa, pero lleno de esperanza, positivo.
¿Cómo empezó la aventura?
Una vez identificada la pista, los chicos, divididos en grupos, presentaron el resultado de su trabajo. Al principio las cosas no fueron fáciles. A veces parecía que los chicos percibían la propuesta como otra tarea para casa. Pero siempre en el encuentro semanal había al menos uno que se había movido con curiosidad. La semana siguiente posiblemente los “curiosos” eran dos, hasta que con paciencia la cosa empezó a rodar con Chris, Andre, Doni que les ayudaron a buscar, mirar, comprender, discutir y profundizar. Les veía cada viernes por la tarde por mi casa, en grupos, en la sala, en la cocina, en el sótano, en el ordenador o en los dormitorios buscando imágenes, poesías, textos de canciones, artículos de periódico, siguiendo “la pista”. ¿Pero con qué método obtuvisteis esa pista? «Con los chicos estábamos trabajando los primeros capítulos del libro The Religius Sense», cuenta Chris. «La pregunta que hicimos al principio fue qué quería decir “paz” para la gente de nuestro alrededor». Y esto fue el primer panel, el punto de partida. «¿El paso siguiente? Comparar todo con nuestra experiencia».
Si se siguen uno por uno los siete paneles que constituyen la exposición, se recorre el camino de estos meses: desde las imágenes dramáticas donde no hay paz, desde las afirmaciones más obvias, banales e insípidas sobre la paz como ausencia de guerra, tolerancia y sueños futuribles, a la necesidad de la realización de sí mismo no efímera. Hasta llegar al reconocimiento de que la paz es el don de un encuentro, de una relación, y la certeza de que este encuentro ha sucedido y sigue ocurriendo con Jesús, camino, verdad y vida.



Boquiabiertos

A medida que la pista se desvelaba los paneles iban siendo cada vez más bonitos.
Los chicos hacían las últimas elecciones de contenido, pero también gráficas: las imágenes finales, las citas, los caracteres, las dimensiones y los colores que usar.
Los últimos días era un espectáculo verles emocionados y felices agolpados delante del ordenador de Michelle, mientras los bocetos se convertían en auténticos posters.
Así nació la «Peace Exhibit», muy americana y completamente suya, chicos americanos y “americanizados”. Pero esto es sólo el principio de la historia, aunque casi el final de mi relato.
La semana pasada un grupo de bachilleres neoyorkino la llevaron a Washington para la jornada de inicio de curso de la recién nacida GS local. El sábado, en cambio, la exposición estaba en Central Park acompañando a los «CLU kids» de Nueva York. Y antes de ayer Fedi, Mónica y María la presentaron a la directora de su escuela. ¿Resultado? La directora se quedó boquiabierta y propuso que fuera presentada oficialmente a todas las chicas de su High School. Profesores incluidos. Y así se hará.
La «Peace Exibit» es ya nuestra «tradición». Joven, como todo en este país, y con algunos de los protagonistas del año pasado que ya han pasado el relevo: Mike, Sean y Ritchie están en el College, Michele, Vero, Giulio e Irene volvieron a Italia. Pero Giachi, Giò, María y los demás están ya preparados. Se estudian de memoria hasta los últimos detalles de las fotografías. Es tan suya - aunque no la hayan hecho ellos - como de aquellos que se han pasado meses haciéndola. Pero es así, la historia entera vuelve a suceder de nuevo y es la misma, pero distinta, porque los protagonistas son otros.
Por eso late con fuerza el corazón cuando Kate, que no está bautizada, explica el séptimo panel, “el suyo”: «La Paz es un don que se da a lo largo del camino, la experiencia de la vida como peregrinación, con la certeza de la meta».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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