Va al contenido

Huellas N.5, Mayo 2000

ACOGIDA

Intercambio de padres e hijos

Gonzalo Santamaría y Javier Alfaro

Una oportunidad brindada por un colegio italiano. Algunas familias han alojado durante este curso escolar a tres bachilleres que han venido para realizar sus estudios en colegios españoles

Se trata de la primera vez que se lleva a cabo este tipo de experiencia entre nosotros, y los protagonistas lo relatan.
Belén y Pepe no estaban en las mejores condiciones para recibir a un adolescente en su casa como uno más de la familia. «Sin embargo - cuenta Belén -, cuando se dio el aviso al respecto, se preguntaron: ¿y por qué no nosotros? Tienen cuatro hijos pequeños y había que estrecharse un poco. No fue una tarea fácil porque nunca se puede dar por supuesto que compartimos lo fundamental, es decir, a Cristo. Fue una experiencia provocadora, que no permite bajar la guardia, pidiendo amar el destino de Dimitri como amamos el de nuestros hijos. En este camino fue fundamental conocer a las familias de los tres chicos italianos, Dimitri, Daniele y Marco, para compartir las razones por las que recibir en casa a un chico y desprenderse de un hijo durante un curso entero. A raíz de esto sentimos más a Dimitri como hijo nuestro y la relación con él se ha vuelto mucho más fácil».

La propuesta del director
Pepe, al plantearse esta posibilidad, tuvo dos reacciones: un interés y un miedo a la vez a que cambiara el ritmo de vida que llevaba. «Al principio me negué a su venida, pero hubo dos hechos que me hicieron cambiar de parecer. Por un lado, me impresionó el realismo del director italiano, Stefano Vignati, que vino a visitar a las familias y los colegios donde iban a estudiar los chavales. Por otro, mi mujer insistía en que sería bueno y que, aunque mi salud no era excelente, no se me pedía nada que superara mis fuerzas. Han surgido problemas como en todas las familias, pero esto me ha llevado a comprender más y a pedir ayuda a los amigos para afrontarlos. Recordando que Cristo me ha acogido a mí primero, he podido abrir mi corazón y la intimidad de mi casa a otro.
Mis hijos, cuando dibujan la familia, incluyen a Dimitri. Ellos no le han dado vueltas; le han abrazado y punto. Estoy aprendiendo también cómo serán mis hijos cuando sean adolescentes. Hoy estoy más despierto y más vivo que hace un año».
También Dimitri comenta su estancia en Madrid: «Es fantástico ver cómo personas de cultura y costumbres diferentes tienen los mismos deseos. Tanto las familias italianas como las españolas dan mucha importancia al hecho de que Jesús es el elemento que nos hace un pueblo. Me ha impresionado la gratuidad con la que unos españoles han recibido a un estudiante desconocido. Esto es signo de una conciencia grande ante la vida, como algo que ofrecer a Él».

Un hermano mayor
«Cuando nos propusieron esta experiencia, la idea me entusiasmó - dice Ana -, aunque a mi marido le parecía complicada. Veía sencillo acoger en mi casa a un chico italiano que venía a estudiar al mismo colegio que mi hijo Javier, donde además da clase nuestro amigo Enrique. Empezamos a conocer a Daniele a través del profundo afecto y la absoluta confianza con que sus padres lo ponían en nuestras manos, pidiéndonos que lo tratásemos como a uno más de nuestros hijos y - aquí viene lo gordo - le reclamásemos siempre a lo fundamental: "Cristo es todo en todos". Aquí yo empecé a perder pie: si soy yo quien tiene que ser reclamada continuamente a esto, ¿cómo voy a reclamar a Daniele? Pero inmediatamente: "Señor, yo te ofrezco lo que soy y lo que tengo; el resto hazlo Tú".
Ahora somos testigos privilegiados de la obra que Otro está haciendo en nuestra casa. Daniele se ha integrado como un miembro más de la familia, aceptando nuestras normas y nuestra autoridad. Vemos la gratuidad con la que sus padres han puesto su confianza en nosotros; el cuidado del director italiano que no deja de llamarlo continuamente para orientarle en la distancia; gratuidad de mi marido y mis hijos que ceden gustosamente el tiempo que no se les puede dedicar a ellos porque hay un "hermano" más.
Nuestro hijo mayor, siguiendo la estela de Daniele, se está tomando la vida mucho más en serio; y yo, viendo cómo estos chicos de caracteres tan diversos se cuidan y se respetan, estoy descubriendo el valor de una amistad verdadera».
A Javi le pareció una idea estupenda cuando en el verano pasado sus padres se lo propusieron, pero «cuando Daniele llegó a mi casa empezaron los líos entorpeciéndose la marcha normal de la casa; por ello, nuestra relación, aun siendo buena, dejaba algo que desear.
Todo cambió cuando los italianos se fueron a pasar la Navidad a sus casas; me di cuenta de que necesitaba esa amistad que me había cambiado la vida. Cuando volvieron todo fue a mejor. Una experiencia que me marcó mucho fue la visita de las familias de los chicos, porque comprendí que lo que estamos viviendo mis padres y yo en CL es válido para cualquier persona sin importar la lengua o el país».

En compañía de Enzo
Eli y Gonzalo acababan de mudarse a una casa más grande y vieron la oportunidad de ofrecer su disponibilidad al contar con una habitación más. Luego vino sopesar algunas dificultades. «En esos días se difundió un cuadernillo con ocasión de la muerte de Enzo Piccinini y nos impresionó que le riesgo fuera una constante en su vida. Decidimos arriesgar. No era un riesgo absurdo; era fruto de una confianza en los amigos que nos lo propusieron. Esta misma confianza ha sostenido la acogida de Marco, el abrazo a su persona aun cuando han surgido las dificultades propias de cualquier padre de un hijo de 17-18 años. El Señor actúa y va propiciando el cambio de todos nosotros».
Los compañeros de colegio están jugando un papel fundamental en la estancia de Daniele, Marco y Dimitri: con su apoyo y afecto les sostienen y acompañan codo con codo y las familias italianas no cesan de manifestar su agradecimiento.
Francesco y Donatella, los padres de Daniele, nos dicen: «Lo que más nos ha impresionado en nuestra visita a España es que aquí se vive la misma, exactamente la misma experiencia que hacemos nosotros en Italia».
Gianfranco, el padre de Dimitri, añade: «Cuando llegamos al aeropuerto de Madrid el 17 de marzo, por la tarde, nos recibieron nuestros hijos con sus respectivas "familias españolas", y para nosotros fue algo muy emocionante ver a nuestros hijos con personas todavía desconocidas para nosotros. Noté en seguida la grandeza de estas personas por la estima que nos demostraron y la sencillez con la que nos trataron. Por la noche, viendo a una familia tan unida donde mi hijo era uno más y cenando con ellos se estableció de inmediato un vínculo de amistad».
Carolina, la madre de Marco, expresaba su agradecimiento y su alegría de pertenecer a esta gran familia que es la Iglesia, lo que comprendía mejor desde su estancia en España.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página