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Huellas N.4, Abril 2000

ENTREVISTA

La verdadera grandeza

Benjamín Rodríguez Manzanares

La prensa española se ha hecho eco en la últimas semanas de la exposición en Madrid, de “La Piedad” de Miguel Ángel, fotografiada por Robert Hupka. Huellas ha querido conocer al autor de estas obras maestras


Robert Hupka nos recibe en el Hotel Londres con un Veni Sancte Spiritus, ya que se maravilla de que no hay ningún impedimento para que un austríaco, residente en Nueva York, se pueda entender con un español. Hace tan sólo una semana, estaba ingresado en el hospital, pero se recuperó a tiempo para poder venir a España e inaugurar su exposición de fotografías de “La Piedad”, que alberga la Capilla del Obispo, junto a la espléndida iglesia de San Andrés, en Madrid. Conocerle es todo un privilegio. Es un anciano caballero que, en realidad, tiene un corazón de un joven de veinte de años.

Tres hechos
El paso del nazismo por Austria, Toscanini y “La Piedad”, fueron hechos que marcaron para siempre su vida. Hupka nos cuenta su familia le crió en la fe católica, y su madre, luterana, le llevó a la escuela de los benedictinos de Viena. De ella le vino el amor por la fotografía. Su padre, convertido al catolicismo, daba clases en la universidad de Viena. Al ser nieto de judíos, Hupka nos relata cómo al llegar Hitler a Austria para el “Anschluss”, fue considerado como un judío. Recuerda que la Noche de los Cristales rotos, su padre le pidió a un conocido que llevase a su hijo a Inglaterra para ponerle a salvo. «Cuando veía a los bestias de los nazis marchar sobre los brazos de las personas, lo único que me ayudaba era rezar. Todo aquello me dio una fe robusta, y esa misma fe sostuvo a mi padre y a mi madre. Esa fuerza es una gracia que Dios te da cuando eres perseguido. Mira a los mártires que dieron su vida por Cristo, dieron la cara y no renegaron de su religión», nos cuenta.
La sencillez de Hupka se ve de nuevo en su mirada cuando nos dice que «Dios es quien conduce la vida. En realidad, puedo hacer mío el Magnificat porque ha hecho maravillas conmigo. Me dio unos padres estupendos, el regalo de la música y de la fotografía, pero sobre todo, me dio la gracia para amarLe».

Las raíces musicales
Toscanini supuso para él todo un encuentro. Las raíces musicales de Hupka vienen de su abuelo, quien fuera amigo íntimo de Brahms. En Viena, se iba a escuchar a todos los directores hasta que descubrió «al sonido que eclipsaba a todas las estrellas: Toscanini». Un tío suyo que vivía en Barcelona, le consiguió una entrevista con la directora de una Escuela de Teatro, en Nueva York. Durante la entrevista sólo le hablé de música, «por lo que aquella amable señora me dijo que no me dedicara al teatro, sino a la música. Me fui a América con la idea de ser director. Debía ser lo mismo que Toscanini».
Ya en Nueva York, prefería ir a las sesiones de prueba y grabación de Toscanini, ya que esa era la mejor educación musical. Siempre tendría tiempo para ir a la Escuela de Música. Para Hupka, el hecho de no llegar a ser músico, es «porque no sería lo que Dios tendría preparado para mí, ya que si no nunca hubiera tomado esa fotos. Todo es Fiat Voluntas Tua».

La Píetas
Llegamos ya a “La Piedad”. Fue traída desde Roma para ser expuesta en la Feria Mundial de Nueva York. Hupka era el encargado de la ambientación musical del Pabellón del Vaticano. A la hora de sacar el disco-souvenir del Pabellón, Hupka quiso hacer para la portada la foto más bella jamás tomada de “La Piedad”. «Cuanto más veía La Piedad - dice Hupka -, más la amaba, y cuánto más la amaba, más la fotografiaba, porque cuando amas a Dios, el amor es infinito. No pude parar de fotografiarla, hasta que partió de vuelta a Roma». Al final: más de 5.000 fotografías tomadas, durante los meses de abril a octubre, de1964 y 1965, en los que estuvo expuesta.
«Dios hizo posible que la fotografiase y así revelar el arte de Miguel Ángel a través de mis fotos. Todo lo que es bello, lo retrato. Estas instantáneas son expresión de mi amor a Cristo y a María. Las hice para mí, pero con esta exposición hago que Cristo y María sean amados por la gente, a través del arte de Miguel Ángel», afirma el fotógrafo newyorkino.

El rostro
Mientras rezaba el rosario, a Hupka, le gustaba pararse a ver las reacciones de las gentes. Allí por donde esta exposición ha viajado, todo el mundo ve lo mismo: belleza. Como dice Hupka, «a veces tú no rezas a Dios directamente, pero toda la belleza es un reflejo de Dios. Cuando ves la belleza, estás amando a Dios, aunque tú no lo sepas».
Al igual que en “La Piedad”, en la que están combinadas de forma magistral la devoción y el arte supremo, estas fotos tienen alma. Y sólo el frío de la piedra, nos recuerda que es una escultura. Cada foto tomada desde un ángulo distinto, te muestra otra “Piedad” diferente. Una noche se subió al techo, y gracias a la abertura dejada por un foco de luz, descubrió la impresionante vista desde arriba. (detalle reproducido en página siguiente) O cuando la estaban embalando para su regreso al Vaticano, y consiguió hacer una foto de la cara de Cristo que Miguel Ángel hizo, pero que nunca podrás ver.

Humano y divino
Hupka nos descubre la grandeza de Miguel Ángel y del misterio cristiano. Por ejemplo, en la parte de atrás, en la que el velo de la Virgen cae sobre sus hombros, hay una hendidura, la cual, como se vería normalmente, es imposible de observar. Pues bien, ahí dentro, en la oscuridad que sólo Dios ve, Miguel Ángel talló y modeló también unos pliegues y las costillas de nuestro Redentor.
Hupka jugó no sólo con los ángulos, sino también con las distintas expresiones obtenidas según la luz que utilices. Según desde donde dirijas la luz, tendrás la sombra en uno u otro lado. En la foto principal de la exposición, Hupka deja la sombra en la cara y sobre el pecho de la Virgen, expresando así su dolor y el dramatismo del momento.
Mucha gente se queda impresionada al ver la exposición, y «quizá quiera conocer más la realidad que hay detrás. Antes de aprender algo - dice Hupka -, es necesario hacer experiencia de ello. Al igual que cuando te introducen en la música es necesario escucharla, o cuando te enamoras. Primero algo te toca el corazón y, por ello, luego, quieres conocerlo más.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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