La Compañía de las Obras ha patrocinado en tierra extremeña la exposición sobre los primeros siglos del cristianismo. Publicamos la introducción a la conferencia del padre Julián Carrón que abrió la inauguración de la muestra
«Una de las fotografías de la exposición que inauguramos hoy corresponde a una losa funeraria que tiene grabados un tonel en su lado izquierdo, en el centro las iniciales en griego de la palabra “Cristo”, y a la derecha el nombre del difunto: “Severus”. El tonel constituye ciertamente una referencia al trabajo de Severus, tonelero, viñador, o mesonero. En las catacumbas, cementerios de cristianos, es frecuente la inscripción de la profesión del difunto. Encontramos panaderos, lecheros, comerciantes de carne, elaboradores de jamones, cordeleros, médicos, soldados, aurigas, porteros, fabricantes de llaves y cerraduras, artesanos de marfil, y guardarropas. Personas que, como cualquiera de nosotros, desarrollan obras en su vida.
¿Quién fue el tonelero Severus? ¿Quiénes fueron los demás, de los que sólo sabemos su profesión, su trabajo, las obras que hacían? Desde luego no fueron seres mitológicos, no fueron personajes inventados. Simplemente personas que valoraban la vida que les había tocado vivir; no un sueño, no sus invenciones sobre ella, sino la vida que tenían entre manos, tal como era. Estos hombres «no repudian a sus hijos», dice con sorpresa el autor de la Carta a Diogneto (de siglo II) que también puede leerse en esta exposición.
Del deseo de que el trabajo - esto es, nuestras obras - construya y nos construya, nos acerque a nuestro destino, surgió, en Milán primero, luego en otras ciudades de Italia y del resto del mundo y hace poco más de un año en Madrid, la Compañía de las Obras, que patrocina esta exposición.
Nace de la experiencia del movimiento de Comunión y Liberación. Trata de fomentar la presencia de los católicos en la sociedad española a la luz de la doctrina social de la Iglesia, con el fin de promover el reconocimiento efectivo de la dignidad de la persona en el contexto social, y especialmente en el mundo del trabajo, a través del impulso de obras sociales, empresas y actividades profesionales, favoreciendo una concepción del mercado y de sus reglas que comprenda y respete al ser humano como persona en todos sus aspectos, dimensiones y momentos de la vida. Pero no es una asociación confesional; reconocemos el valor de todo sujeto que se compromete en una acción: quien actúa tiene sitio en la Compañía de las Obras. Actuamos en compañía, “actuamos con”, porque una compañía de hombres, una amistad, es el único lugar donde es posible tomar conciencia del valor infinito y concreto que tiene toda persona y lo que hace. Si el hombre está y se siente solo en su trabajo, en sus proyectos y riesgos, ante los beneficios económicos de su actividad, ante sus errores y ante el anhelo del significado total de su vida, su acción se convierte, con el paso del tiempo en cálculo y violencia.
Poco sabemos de la vida del tonelero Severus. Sólo su nombre, profesión, cuándo vivió, y que era cristiano. Sí sabemos - y mucho - de la vida de los primeros cristianos, y lo conocemos por testimonios que no son mitológicos sino históricos; de una forma idéntica a como podemos conocer la vida de Julio César. A esa forma científica de conocer los hechos ocurridos en tiempos de Jesús y los años siguientes nos va a acercar D. Julián Carrón, cacereño, de Navaconcejo».
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón