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Huellas N.2, Febrero 2000

EEUU

Lo que nuestros ojos han visto...

Giancarlo Cesena

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Apuntes de una intervención durante la asamblea anual de los responsables de Norteamérica.
Washington D.C, 14-17 de enero de 2000




El mes de enero pasado, 150 responsables de CL de Estados Unidos y Canadá se reunieron en Washington para dar un juicio sobre la vida y sobre la presencia del movimiento en la sociedad norteamericana. Proponemos la síntesis de Giancarlo Cesana, que respondió a las preguntas que se plantearon

1. En uno de sus últimos libros, don Giussani cuenta algo que le sucedió hace muchos años cuando estaba en la playa por la noche observando en el cielo las estrellas de la vía láctea que se reflejaban en el mar formando una estela de plata. El espectáculo le llenaba de estupor y le hacía sentirse más cerca del Infinito, de Dios. En la playa había otras personas, pero ninguna se dio cuenta del espectáculo. Don Giussani sacó esta conclusión: "Yo veo lo que vosotros veis, pero vosotros no veis lo que yo veo". Ser cristiano significa ver la realidad en toda su profundidad, percibir su significado real. Muchos no perciben este significado, esta presencia, el dato que constituye el sentido de la vida. Y cuando vemos la profundidad y la belleza de la realidad, todos los factores que la conforman, descubrimos que la realidad se corresponde con nuestro deseo. Esto es razonable, es decir, conforme a la razón humana. Nuestra vida mejora, podemos vivir mejor. Los demás son los que están distraídos. También nosotros muchas veces vivimos distraídos y nos olvidamos; esta es la causa principal de nuestra infelicidad: no miramos lo que hemos visto presente en la realidad. De hecho, cuando don Giussani les mostró la estela de plata sobre el agua, la gente lo vio y se dio cuenta de que era un espectáculo maravilloso. Estaban distraídos, pero cuando se dieron cuenta tuvieron que admitir que existía esa belleza y descubrir la belleza de la realidad, el significado intrínseco de la realidad, la posibilidad que ofrece la realidad, es decir, que la vida puede ser fascinante. Esto es lo que nosotros llamamos "acontecimiento", "encuentro"; estamos aquí porque hemos descubierto esta posibilidad en nuestra vida y en la realidad. Entendemos que si seguimos lo que hemos visto, lo que se ha hecho patente, lo que nos han indicado, nuestra vida puede ser mejor. Esta es nuestra esperanza y el motivo por el que estamos aquí. El origen del significado presente en la realidad es Jesucristo. Nosotros nos ponemos en camino siguiendo esta belleza, este milagro que se ha mostrado.

2. Se nos ha brindado la posibilidad de ver algo completamente diferente de lo que siempre habíamos imaginado, pero tenemos que reconocer que la vida está llena de contradicciones. A veces creemos que la vida va en contra de nosotros, ya que todos debemos morir. La pregunta es: "¿cómo ser felices?", o bien, "¿qué es la felicidad?". La realidad es problemática; está llena de circunstancias que pueden hacernos infelices. Entonces ¿qué es la felicidad? La felicidad no consiste en eliminar las contradicciones, eliminar lo que no nos gusta. Es posible que sea esto también, pero no necesariamente y no siempre. La felicidad es reconocer que en la realidad hay algo absolutamente positivo incluso frente a las adversidades. El hecho de que en la realidad haya contradicciones no es la última palabra sobre la realidad; la última palabra sobre la realidad es lo que tiene de positivo. A veces lo positivo de la realidad es minúsculo, muy pequeño. Por ejemplo, antes de empezar, hablando con Giorgio nos preguntábamos por qué don Giussani estaba tan contento del encuentro en la ONU. Casi ningún periódico de Estados Unidos ha hablado de él; en Estados Unidos somos muy pocos respecto a los millones de americanos. El evento de las Naciones Unidas era un hecho muy pequeño, numéricamente hablando, para la ciudad de Nueva York, pero don Giussani decía que había sido el evento más importante del movimiento de los últimos 20 ó 30 años, porque ha sido como el inicio, un nuevo inicio.
Lo positivo puede ser muy pequeño, estar casi escondido; la grandeza del hombre reside en la capacidad de acoger lo positivo. Porque sólo se puede avanzar, construir, promover la propia vida y la de los que están a nuestro alrededor si se percibe lo positivo. Uno de vosotros ha dicho que algunas circunstancias son muy dramáticas, que hay muchas cosas que no le gustan, y ha preguntado qué debe hacer. ¿Quién nos puede ayudar? Sólo quien nos hace ver lo positivo que existe en la realidad, a pesar de lo que no nos gusta; quien nos hace ver la esperanza presente en la realidad a pesar de lo que no nos gusta, y lo que no nos gusta verdaderamente es la muerte, porque nos parece un hecho definitivo, como una piedra que se interpone definitivamente en nuestro camino.
Esta positividad de la realidad es su significado, la posibilidad de reconocer la relación que existe entre las personas, entre la realidad y tú, entre todo y yo. Por eso vemos cosas que los demás no ven y estas cosas están hechas del significado de la realidad. Ser cristiano quiere decir descubrir el significado de la realidad, que no es una idea, sino un hombre, un acontecimiento histórico y, al mismo tiempo, eterno.

3. ¿Cuál es el objetivo, el motivo de nuestra amistad? No entendemos mucho de lo que vemos porque es un misterio, es decir, algo que vemos pero que no poseemos, y por eso dudamos. El motivo de nuestra amistad es doble: 1) nos hace descubrir el acontecimiento a través del cual comprendemos el significado de nuestra vida; 2) nos reclama continuamente a este acontecimiento; es una ayuda para comprender más, no un refugio. La amistad es el lugar del acontecimiento. Encontramos el significado de la realidad mediante una amistad que nos educa. Lo que tenemos que hacer ahora - no sólo en América, sino también en Europa, porque cada vez somos más parecidos - es dejarnos educar. Tenemos que asumir una actitud que nos permita aprender, comprender la realidad. Tenemos que dedicar nuestra inteligencia, nuestro tiempo y nuestro dinero, en definitiva, nuestra vida, ante todo, a dejarnos educar, a dejarnos ayudar para comprender cuál es el significado de la realidad. Nos preocupamos mucho del trabajo y de la familia, pero muy poco del significado de nuestra vida. La sociedad no se preocupa, en efecto, de este aspecto; sólo de las normas. Estamos aquí para ayudarnos en este camino, en esta conciencia. Porque la vida cotidiana, el sentido de la vida de todos los días, lo constituyen las cosas que suceden más nuestra conciencia, y la vida de todos los días está caracterizada por hechos pequeños, por una rutina. Normalmente no hay terremotos, bombas, guerras o mujeres fantásticas que se enamoran de nosotros; la vida cotidiana es normal, está tejida por el trabajo y los eventos extraordinarios son pocos. ¿Qué puede resistir en las batallas cotidianas? La conciencia, la capacidad que tenemos para comprender la realidad, lo que nos sucede. Ver las cosas que los demás no ven, estar seguros de nuestra amistad, del significado de la realidad que hemos encontrado. El trabajo de nuestra vida es dejarnos educar - cada uno tenemos nuestra vida -, la vida se nos da para comprender su significado. Nadie nos paga por este trabajo; al contrario, muchos pagan para que no hagamos este trabajo, para que no realicemos este camino educativo. Nosotros, en cambio, tenemos que educarnos, tenemos que comprender; por tanto, tenemos que trabajar utilizando los textos de don Giussani; para comprenderlos, para ensimismarnos con ellos. Tenemos necesidad de esto. Don Giussani ha dicho que nuestra vida avanza gracias a dos tipos de textos: los textos escritos y los textos "vivientes", es decir, las personas. La escuela de comunidad está hecha de textos escritos y de textos vivientes, y nosotros la hacemos para entender el motivo por el que vivimos. Esta es la verdadera decisión. De ello dependen muchas otras decisiones de la vida, porque cuando decido estar en esta compañía, entonces decido cómo usar el dinero y el tiempo, la manera de estar con la familia, comparándo todo con esta finalidad. No hay que dar nada por descontado, sobre todo en lo que se refiere al significado de la vida, porque sabemos muy poco. En este sentido tenemos que ser pobres, hombres y mujeres pobres que desean entender lo que viven, porque nosotros vivimos, empezamos ya a vivir el significado de la realidad. Pero éste es infinito y por eso estamos siempre al principio.

4. Uno de vosotros preguntaba en qué sentido el sufrimiento y la muerte de Cristo pueden ser el origen de la positividad de la realidad; y qué diferencia hay entre esta positividad y el "pensamiento positivo". Para responder parto de un ejemplo de don Giussani. Imaginaos que nacéis con la conciencia que teníais a los 20 años. Al mirar por primera vez la realidad, la primera impresión es la de fascinación: comprendes que esta realidad es para ti cuando abres los ojos y ves los árboles, las montañas, la puesta de sol, las personas, etc. La primera impresión es de fascinación - ésta es la actitud original del hombre - la percepción de que la realidad está hecha para mí. Los niños son como un papel absorbente. Porque empiezan balbuceando y en un año consiguen aprender una lengua. El niño está hecho para la realidad y la realidad esta hecha para él. Esto es lo positivo. No estamos en este mundo por casualidad. Y no da lo mismo existir que no existir. Estamos en el mundo porque el mundo está hecho para nosotros. Esta es la primera impresión original de las personas frente a lo que ven. Después viene la contradicción: existen el dolor, la fatiga, la enfermedad y la muerte.
Éste es el problema: la pregunta ¿qué es verdad? ¿La impresión original y la fascinación por la realidad o la hostilidad de la realidad que se vuelve contra nosotros? ¿Qué es verdad? Si fuera verdad la segunda hipótesis, significaría que nos hemos equivocado, que nuestro deseo está equivocado, porque nuestro deseo no encuentra correspondencia; todo está ausente y desesperado y no vale la pena vivir. La segunda hipótesis - que no existe un sentido, una correspondencia - implica que la realidad es mala, que está contra nosotros y que hemos sido hechos para morir. La primera hipótesis es que la realidad es positiva y está hecha para nosotros. La segunda es que nosotros existimos por casualidad - sin sentido -, que somos pura desesperación y no vale la pena vivir. Pero nosotros, ¿por qué vivimos? Porque es racional; es más acorde con la razón que elijamos la primera hipótesis, es decir, que el mundo, la realidad, todo lo que existe es positivo, que existe una correspondencia. La elegimos con nuestra razón, no por una emoción sentimental. Buscamos a alguien que pueda mantener la promesa que encierra la realidad. "Buscando tu rostro en la oscuridad", hemos cantado esta mañana. Por eso el hombre ha inventado las religiones, porque siempre ha buscado alguien que pudiera mantener la promesa que encierra la realidad para poder vivir. ¿Quién es Cristo? Cristo es Aquel que puede mantener la promesa que encierra la realidad, que puede hacernos conscientes de que lo que hemos visto como positivo es la verdad. Él ha resucitado, es el Señor del mundo; éste es el anuncio. Dios ha venido a la tierra, se ha hecho carne, ha vivido, sufrido, muerto y resucitado. Ha compartido completamente nuestra suerte para que pudiéramos comprender que la realidad está hecha para nosotros, aunque no es nuestra. Nosotros seguimos a Jesucristo porque entendemos que es la única posibilidad de vivir la realidad, según la impresión original que tenemos de la realidad, es decir, que todo es positivo. Podemos experimentar el dolor, el sufrimiento, soportar todos los problemas porque sabemos que hay alguien que puede responder. No es simplemente una emoción, es la razón la que nos guía. La fe nace de la razón; para vivir en sintonía con la razón tengo que tener fe en este hombre, en este hecho, en esta propuesta. Y viviendo según Jesucristo, entendemos que nuestra humanidad mejora. Comprendemos mejor la realidad; vivimos juntos mejor; vemos que existe la misericordia, el perdón, la ayuda, la amistad; la vida es cada vez más acorde con lo que esperamos de la vida misma. Es verdad, no desaparecen las contradicciones, el dolor y la fatiga, pero podemos vivir bien todas estas situaciones aunque sean muy difíciles.
¿Cuál es la diferencia entre el reconocimiento de la realidad como algo positivo y un simple optimismo sentimental? Creo que la diferencia está en que el pensamiento positivo no tiene en cuenta el hecho de que el hombre es débil, frágil, de que el hombre es pecador y puede obrar el mal. Se piensa que el hombre con la propia voluntad puede hacer cuanto quiere y nosotros sabemos que esto es imposible. Sabemos que el punto de partida es nuestra debilidad y el hecho de que no somos capaces de responder al deseo de nuestro corazón y de que tenemos necesidad de alguien que no sólo nos ayude, sino que responda de verdad, que nos dé la verdadera respuesta que estamos buscando. Sabemos que es "maldito el hombre que confía en el hombre" (Jr 17,5 ). Lo sabemos y nuestro pensamiento no es positivo porque consideramos sólo las cosas positivas: consideramos la realidad en todos sus factores y entendemos muy bien que en la vida hay muchos problemas. El contenido principal de la realidad es positivo; sabemos también que la razón principal por la que la realidad nos es hostil es nuestro pecado. El pecado original. El pensamiento cristiano no es sólo sentimiento, sino que tiene en cuenta todos los factores de la realidad, factores buenos y malos, todo. Pero el pensamiento cristiano no olvida que la realidad es para nuestro bien, que está en sintonía con la impresión original, con el sentimiento original del hombre frente a la realidad de que todo ha sido hecho para él. Somos cristianos porque hemos oído el anuncio de que hay alguien que puede mantener la promesa, la promesa que hemos descubierto en la realidad.

Ser cristiano
quiere decir
descubrir el significado
de la realidad,
que no es una idea,
sino un hombre, un acontecimiento histórico y, al mismo tiempo, eterno

Nosotros seguimos
a Jesucristo
porque entendemos
que es la única
posibilidad de vivir
la realidad

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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