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Huellas N.9, Octubre 1999

BREVES

Cartas

A cargo de María Pérez

ITALIA
Los judíos y nosotros

A los setenta años cumplidos - o este año o nunca - hemos aceptado la invitación de nuestra hija de acompañarla en una visita a Nueva Inglaterra, EEUU. Nos hemos ido los cuatro - tenemos una hija y un hijo - a conocer nuevos lugares y volver a ver a viejos amigos que, en repetidas ocasiones en los últimos 24 años, habíamos hospedado en Italia. Muchas personas nos han mostrado una extraordinaria acogida, desde los italianos oriundos a los americanos nativos, y de los amigos chinos hasta la anciana pintora de origen ruso, Rhoda, viuda desde hacía pocos meses, que nos hospedó en su casa durante doce días. Rhoda es judía practicante; el jueves se afanaba en preparar en casa el pan para la celebración del Sábado judío, que celebra del mismo modo cuando está sola. Aquella vez, sin embargo, estábamos también nosotros cuatro, cristianos. El viernes limpió la casa. Encendió las velas antes de la cena, nos llamó en torno a la mesa y entonó el canto de la bendición del vino y después el de la bendición del pan. Distribuyó el vino y partió y distribuyó el pan y todos tomamos un trozo. Los preparativos, las velas, los salmos cantados, la partición del pan, nos hicieron penetrar en una tradición viva, en los gestos que, quizás, eran iguales en el tiempo de Cristo. Qué desconcierto debió causar Él cuando los realizó la noche del jueves, en lugar del viernes, y les dijo: "Éste es mi cuerpo": ¡qué impresión debió causar semejante novedad! Sin embargo, este gesto nos ha unido como hermanos. A través de la larga historia de fidelidad a Dios que mostraban estos gestos, se hacía realmente evidente, como dijo el Papa, que los judíos son nuestros hermanos mayores. Se hacía clarísimo que formamos parte de la misma historia y que el cristianismo es el cumplimiento del Antiguo Testamento. En una tarde de lluvia, mientras yo leía un libro sobre el Holocausto, nuestra amiga judía leía The Religious Sense, que le había regalado mi hija. Por la noche, hablando con su hija, Rhoda le aconsejó que lo leyera, porque decía: "No es un libro escrito para convertir a toda costa, sino para ayudar al hombre a ser más humano".
Piera, Enzo, Giulietta y Giovanni, Sesto San Giovanni

ITALIA
Canteras de piedra
«La Iglesia repudiada, la torre abatida, las campanas volcadas [...] ¿Es la Iglesia la que ha abandonado a la humanidad o es la humanidad la que ha abandonado a la Iglesia?» (T.S. Eliot). En un viaje de trabajo, pude constatar con dolor el estado dramático de tantas realidades de la Iglesia, como el de una gloriosa fábrica abandonada. Escribí a Giussani para contárselo, y él me respondió: «Queridísimo Widmer, "la fábrica abandonada" tiene dentro de su seno un número infinito de canteras de piedra, de las cuales Enzo, con la fuerza del Espíritu, extraerá los pedazos de roca necesarios para edificar de nuevo la Iglesia, que la pasividad, la ignorancia o el pequeño corazón de tantos cristianos no ha sabido utilizar. Y a vosotros, Enzo os volverá capaces de renovar la fuerza que Dios os ha dado para recrear en el mundo la continua gloria de Jesús. Saluda a tus amigos de mi parte. Adiós. Don Giussani».
Widmer, Bolonia

ITALIA
Compañeros de lucha

Querido don Giussani: El jueves 16 de septiembre, almorcé en el Centro de Seveso para enfermos terminales de SIDA. Uno de ellos, Davide, de 35 años, formó parte de Lotta Continua y en los años setenta ocupó las escuelas de Bresso, atacando a menudo a los de CL. En esa comunidad que él no amaba, estaba el germen de este lugar que ahora lo acoge, porque esta casa nace de la labor de adultos educados en nuestra compañía. Davide, al que la enfermedad ha dejado casi ciego e inmóvil, escribió esta carta hace tres días.
Alessandro, Milán

Tenía veinte años, pero no permitiré que nadie diga que ésta es la mejor edad de la vida. El tiempo ha pasado volando (ahora tengo 35) y me encuentro luchando contra esta enfermedad mortal que es el SIDA. En este intervalo nada ha sucedido para mí, sólo la degradación y la enfermedad que ha golpeado la raíz de mis pensamientos. Sin embargo, después de los años, caigo en la cuenta de que he podido vivir sólo gracias a la memoria de quien estaba y está a mi lado: mis padres y el personal del centro de acogida, donde vivo hace poco más de un año. Me he vuelto a levantar y he vuelto a salir sólo gracias a personas, para mí, verdaderamente excepcionales. Gracias a ellos estoy aquí "dictando" esto. Durante mucho tiempo me acostaba pronto, se apagaban las luces y yo estaba solo: en esta soledad he encontrado, quizá, un sentido y algunas respuestas que presuponen unas preguntas. Pedía continuar viviendo, seguir esperando. Querría incluso no haber sentido esas necesidades o "vicios" que paradójicamente me han empujado hacia una libertad inesperada. Es como si mi vida hubiera vuelto a comenzar en el lugar donde estoy. Aquí el pasado existe sólo como si fuese un fantasma en el que puedo recaer. Lo he conseguido: esa calamidad que es la droga no ha salido vencedora y ahora soy libre. Libertad, éste es el nombre que doy al lugar donde vivo actualmente. Estoy presente ante los últimos diez años de mi vida que se pierden en mi memoria. Estoy vivo por el recuerdo de mis compañeros de viaje. Como un ahogado que recobra el aliento, me siento renacer, pero aún no he vencido el tormento de la inevitable tristeza. Se me pide que continúe viviendo, aunque yo siga "chocándome siempre en el mismo coche", "always creashing in the same car" (David Bowie). Todo me lleva al negro de mi condición: decir "negro" es hoy para mí la metáfora que más se adapta para expresar mi dolor (el de no poder escribir, leer, ver). Aquí me han ayudado a afrontar mi debilidad, me han enseñado lo que había olvidado: vivir la vida es también dejarse guiar, porque en cualquier condición - aunque sea trágica - hay algo verdadero.
Davide


¿Y si lo extraordinario sucede?
Durante las fiestas del barrio de Vallecas, los miembros de la Asociación Cultural El Pórtico montamos nuestra tradicional caseta junto a otras asociaciones, a lo largo de nueve días. Cuando comenzamos los primeros preparativos algunos de nosotros teníamos miedo de ser pocos; pero éramos conscientes de que el "chiringuito" no es un proyecto que hay que "sacar adelante", sino la expresión de un grupo de amigos a los cuales les ha ocurrido algo extraordinario. Que esto extraordinario sucede, se vio en los que estaban trabajando sin cobrar nada y estaban contentos; cosa que provocaba asombro y curiosidad en miembros de otras asociaciones - se nos acercaban y preguntaban cuál era nuestro "método organizativo" para poder "aplicarlo" -. Sucedía también cuando venían personas que se prestaban por primera vez a trabajar con nosotros e, implicándose duramente, acababan felices y agradecidos. Un verdadero "pueblo" congregado por el Señor (bachilleres, jóvenes trabajadores, padres de algunos de nosotros, y padres con hijos pequeños que nos apremiaban, deseosos de ir allí todos los días) translucía la verdad de lo que sucede en su seno.
Mariano y Antonio, Madrid



Esta es la dedicatoria que una chica rumana escribió a algunos amigos italianos que la habían alojado a través de Familias para la Acogida.

Me encontraba sola en el desierto y sentía el vacío que tenía dentro... estaba triste, sola y tenía un velo de niebla ante los ojos. Después encontré casualmente personas que me retiraron la niebla de los ojos y me hicieron ver las casas tan hermosas que tenía a mi alrededor. Comencé a fiarme de ellos, comencé a no sentirme más sola y lo más importante es que me han hablado de Otro. Comencé a amarlo a Él y a ellos, y así he comenzado a andar por el camino de la felicidad.
Gracias por todo.
Monica, Rumanía

Con cincuenta años de anticipación
Querido don Gius: Aunque soy de Módena y conozco bien a los hijos de Enzo, a él nunca lo conocí. Después de su muerte, me inundó una gran tristeza que se transformó en estupor por lo que veía: los millones de personas - primero en la vigilia y después en el funeral , los rostros de sus familiares. Y después...mi padre. que dejó de ir a la iglesia hace cerca de diez años. Es una persona excepcional, deberías conocerlo. es verdaderamente uno que «pone el corazón en lo que hace»; da todo de sí mismo, no sólo por su familia, sino también por las personas mayores que de verdad lo necesitan. Después de la muerte de Enzo, yo comencé a hablar de él en casa, de quién era, de lo que había hecho, de lo importante que era y es para el movimiento. No decía nada de especial y, sin embargo, mi padre ha cambiado. Un día, en la mesa, me preguntó: «Pero, ¿has leído la homilía del cardenal Biffi?
Verdaderamente te toca y conmueve. Cuando iba por la mitad, me paré y dije: "no sigo sin antes leer el testimonio de Piccinini"».
Y otra vez me dijo: «Quiero llevar adelante la obra de Piccinini». La mañana del funeral le pregunté si venía conmigo, y vino. Antes de ir al campamento de verano con GS les invité, a él y a mi madre, a ir a la jornada de fin de curso. Cuando volvió es un hombre de pocas palabras -, me dijo: «i Yo sólo se que un lugar en el que los cantos de la misa son en tres lenguas diferentes va cincuenta años por delante! Don Giussani se ha anticipado cincuenta años»
Valentina, Módena

Lo que Dios nos pide
¡La dramática noticia de la muerte de Enzo nos impresionó mucho, a nosotros y a los innumerables amigos que lo amaban. Estaba escrito que terminaría así: ya había sembrado bastante. Mi abuela paterna me crió enseñándome a confiar mi vida a un ser superior diciéndome que «lo
que Dios nos pide nunca es demasiado». Casada desde hacía varios años y sin impedimentos fisiológicos, yo no tenía hijos. Recé, esperé y tuve fe. Fui escuchada: tuve dos hijos maravillosos, buenos, generosos y honestos. Sólo por esto le debo a Dios una gratitud infinita. Y he aquí que ahora se cumple el segundo milagro: al primero de ellos Dios lo ha tomado a su servicio como miembro de los Memores Domini. «En alabanza a la gloria de Dios» y para hacerme vivir con alegría en el corazón durante los últimos años de mi vida.
Veridiana, Forli

Sucedió en Formigal
Muchos sucesos de mi vida me habían llevado a una apatía total por cuanto me rodeaba. Casi al límite de mis fuerzas, acudí al único sitio donde se me había ayudado en otras ocasiones de apuro. Me puse en contacto con un sacerdote que enseguida me brindó su ayuda. Me dio un librillo pequeño de testimonios y unas fotocopias de un libro llamado El Sentido Religioso. Me dijo que lo ojeara y que si quería, acudiera a escuela de comunidad, que allí no comían a nadie". Leí el testimonio de Lidia, una chica que había vivido lo mismo que yo.
Cuando terminé de leerlo decidí acudir a la reunión aquella semana, con una vergüenza tremenda, pero con la intuición de que a mí me podía pasar lo mismo que a Lidia. Era el 9 de Junio. Empezó el encuentro y el tema era la tristeza. Se hablaba de la diferencia entre una vida triste y una vida desesperada, y hubo algo que me llamó la atención: «Si la tristeza es una chispa que salta de la "diferencia de potencial" que vivimos entre el destino ideal y nuestra carencia histórica, la ocultación de esta diferencia - suceda como suceda engendra el opuesto lógico de la tristeza: la desesperación», Se me acercaron algunos de los que ahora son mis amigos; al hablar con ellos les conté más cosas de mí de lo que había contado a nadie. Me propusieron salir con ellos los fines de semana e incluso marcharme con ellos a las vacaciones en no sé que sitio.
Y yo, sin pensarlo un minuto, decidí que quería ir a Formigal, porque si en una hora no cabía dentro de mí, ¿qué podía pasar en una semana? A la mañana siguiente estaba en el banco a las nueve y media, y a las seis de la tarde en la Zona de Sol buscando la calle Cedaceros que no tenía ni idea de dónde estaba, pero con una única idea en mi cabeza, la de estar del 22 al 28 de Agosto en Formigal.
Seguí conociendo a más gente, gente que miraba la vida de modo diferente que era feliz por ello. En la asamblea de final de curso, se nos propuso formar parte de la organización de los juegos, tarea que aceptamos con entusiasmo. Durante casi dos meses estuvimos preparando todo, habían empezado las vacaciones antes de lo previsto. Llegó el momento. El contacto con la naturaleza en las excursiones a Panticosa y Francia, la expresión cultural de un pueblo mediante la poesía y la música en nuestras reuniones en la carpa, los momentos de silencio dentro de la misma, los testimonios de muchas personas, tomar un café con los amigos, los momentos de oración, daban un mayor sentido a todo cuanto vivía.
El encontrarme en una habitación donde no conocía a nadie y pensar que si Dios me había puesto allí era por algo, me sirvió muchísimo a la hora de conseguir una apertura mayor de la que en un principio llevaba, dándome cuenta así de que, fuera donde fuera y con quien fuera, «El Misterio siempre me provocaría estupor».
Marival, Alcalá

A pesar de los bichos
Doy catequesis en mi parroquia y este año mi grupo hacía la Primera Comunión. Me preocupaba la idea de que, al terminar el curso, muchos ya no volverían e incluso se alejarían de la Iglesia. Sin embargo, me sentí contenta porque esa preocupación era un signo del afecto que el Señor había puesto en mí hacia la vida de cada uno de ellos. Y, no podía dejarles; quería seguir acompañándoles, aunque todavía no sabía el modo de hacerlo. Pero el Señor, a través de las circunstancias, me puso en bandeja: el campamento de Peguerinos, que podía ser para ellos un momento de encuentro, de reconocimiento de su pertenencia a
la lglesia. Sabia que para ir con ellos debería superar muchos obstáculos, aunque, gracias a Dios, nunca fueron una objeción para mí (lo cual no dejaba de sorprenderme). Alí aterricé con 22 niños de la parroquia: Anabel, otra amiga, que es catequista, se nos uniría días más tarde. Ha sido una experiencia grande y gozosa. Los días han estado llenos de momentos de reconocimiento de una Presencia que lo cambia todo. Porque sólo esa Presencia podía realizar el milagro de la unidad que allí se dio: sólo esa Presencia podía darme la capacidad de abrazar y querer a todos aquellos niños (incluidos los pesados) que, en su mayoría, nunca antes había visto: sólo esa Presencia podía hacer que en momento alguno me sintiera determinada por el cansancio físico que en el campamento no es poco) ni por las incomodidades (yo odio los bichos, las duchas comunitarias, dormir en saco a ras del suelo...).
Si he podido decir que sí a esta ocasión que el Señor me ha puesto delante, ha sido gracias a la amistad que me une, junto con mi marido, a otros amigos. Es un gozo poder vivir en comunión, sabiendo que lo que haces es también la obra de tu marido y tus amigos.
Inmaculada, Madrid

A raíz de la ruptura
Este verano ha ocurrido algo excepcional. Después de casi un año medio de noviazgo, que tu novia te diga que quiere dejar de salir contigo resulta muy duro. No sabía qué iba a pasar con mi vida; me derrumbé como un castillo de naipes. Pero ocurrió algo extraño: empecé a amar a mi novia de otra forma, como a una persona que Cristo me había puesto cerca para un designio Suyo. Este dolor me está empujando a afrontar la realidad cotidiana que me toca vivir. Comienzo a poner mi corazón en todas y cada una de las circunstancias de mi trabajo y de casa, y en la amistad verdadera que está naciendo con muchos con los que antes apenas hablaba. Este año en las fiestas de Vallecas, nuestro lema fue: "¿Y si lo
extraordinario sucede?".
Sólo pidiéndole al Señor humildad de corazón, y confrontando con mis amigos todo lo que de verdad me importa, crezco y me siento una persona viva, hecha para un destino bueno: esto es lo extraordinario.
Raúl, Madrid

Decir «yo»
Cuando llegamos al Meeting y nos dijeron que trabajaríamos durante ocho horas nos queríamos volver todos. Sin embargo, lo más bonito sucedió allí. Trabajamos en un restaurante de cocina mediterránea haciendo ensaladas. Estuvimos rodeados de testimonios: Ivana, fisioterapeuta, trabajaba por las mañanas y luego con nosotros: en los ratos que tenía libres le curaba el pie a una amiga nuestra. EI responsable, Alessandro, nos pidió que tuviéramos paciencia con él porque no sabía español. Nos contó que había conocido el movimiento a través del Meeting (es de Rímini). Viendo a aquella gente trabajar con gusto, un día se acercó y empezó a estar con ellos. Tiene un restaurante y su pasión por el trabajo nos contagiaba y nos hacía ver que, en lo cotidiano, se puede afirmar lo eterno. Conocimos a una señora que fue jefe de la "ristorazione" durante 18 años. Nos decía cómo todo depende de la relación con Cristo, ya que no es lo mismo beber un vaso de agua de un modo u otro. Ese gesto puede tener que ver con el universo, con Quien lo crea todo. Hay un modo de decir «yo» que te hace compañero del Rey del Universo. El último día se nos pidió recoger. Mis amigos se iban a Rávena y no sabía qué hacer, si que darme o marcharme. Decidí quedarme por agradecimiento a tantas personas que me habían ayudado, y el Señor me hizo otro regalo. En mi trabajo sé cuándo entro, pero no a qué hora salgo, y muchos días pienso «estoy aquí cuando debería estar en misa» y me siento fragmentada. Ahora entiendo que esto no es verdad, que no soy más libre por hacer lo que me de la gana, sino por obedecer a aquello que se me da.
Eva, Móstoles

"El punto" y el Principito
Durante estos días he percibido de una manera particular cómo el carisma de nuestro movimiento nos abre a toda la realidad humana y nos ofrece una posibilidad de encuentro poco común. Desde hace un año trabajo asesorando una escuela de las Vicentinas de Zagreb. Al poco tiempo de comenzar, me di cuenta de que la relación con estas hermanas radicaba en profundizar lo que teníamos en común, es decir, el amor a Cristo y a su Iglesia. Recibí hace poco el encargo de redactar la propuesta educativa de la Congregación a la luz del carisma de San Vicente de Paul. Siguiendo lo que hemos aprendido no tardé en ponerme a leer sus escritos. Cuán grande fue mi sorpresa al constatar que en lo esencial decíamos lo mismo: «Dios llega a los hombres a través del hombre», «La obediencia a Cristo y a su Iglesia es el camino a la santidad», «La experiencia como camino para una real comprensión de los conceptos», «La misericordia con el pobre fruto del amor que Dios tiene con nosotros mismos». Recordé entonces lo que don Gìussani nos dijo con ocasión del encuentro de los movimientos en Roma este año: que todo carisma suscitado por el Espíritu Santo es para la Iglesia entera. Ir al fondo de nuestro carisma nos permite hacer lo mismo con todos los demás porque existe "el punto" de unidad: Cristo todo en todos. Otra circunstancia significativa fue el estreno de la obra de títeres y marionetas: «El Principito», una adaptación de la obra de Saint Exupery que han llevado a cabo unos veinte amigos, enamorados del teatro y de sus hijos. En la obra del autor francés nos resultó evidente la presencia inextirpable de los deseos del corazón humano. «Sólo se ve bien con el corazón» y el corazón no se conforma, sino que exige salir a buscar sin descanso aquello que le satisface.
Marta Bendomir, Buenos Aires

Belleza nueva
Queridísimo Gius: ¡Gracias infinitas por todo lo que nos has dicho este año! Los "apuntes" para los novicios acerca de «Misterio y signo», y los ejercicios de la Fraternidad.
El trabajo metódico y puntual sobre los textos, unido a la plegaria - a la que he sido fiel, a pesar de estar agobiada por las circunstancias me han hecho comprender algunas cosas importantes de esta experiencia. Descubrir que estoy viviendo lo que nos dices ha sido bellísimo. También he devorado, literalmente, L'attrattiva Gesú y... ¡es realmente todo verdad! No es que lo haya comprendido todo, pero el espesor de la experiencia, aunque sea sólo una intuición inicial, hace todo más claro, verdadero y gustoso. Estoy muy agradecida a Jesús por haberme permitido experimentar que «Misterio y signo coinciden». Sin haber profundizado en la relación con Cristo, es evidente que no sería así, porque o uno "abandona" a Cristo o "abandona" al otro. Pero
qué triste sería! Por el contrario, estoy muy contenta y agradecida de comprobar que con este camino no se sacrifica nada: el ciento por uno está ¡y cómo! Si se acepta el sacrificio, "se te devuelve" otro bien, inesperado y precioso. Si entrego de verdad todo, sin guardarme nada, obtengo todo.
Entonces se recupera continuamente la certeza de que el Señor mantiene sus promesas.
Pido ser cada vez más capaz de amar como Jesús, porque es muy hermoso y totalizante. Por esto, pido amarlo a Él cada vez más. Una de las cosas que más me ha impactado en los ejercicios es que muchos me paraban y me decían: «¡Qué guapa estás!». Es increíble, ¡si pienso en los meses terribles que he pasado! ¿Sabes qué ha cambiado? ¡Estoy enamorada! ¡Estoy más enamorada de Jesús! Me doy cuenta de que este tiempo ha sido una Gracia y pido no olvidar nada. Cuando me levanto por la mañana no puedo a pensar en que se me da otro día. Al igual que hace unos meses tenía que echar cuentas cada mañana con el dolor que sufría. De todas formas, lo que se no ha dicho en la Thuile sobre la misión es algo grandioso. Me he dado cuenta de que todo estaba ya en lo dijiste a la Fraternidad, pero no lo había percibido hasta ahora. Vivir la misión es vivir la vida, ¿no es esto lo que debemos vivir nosotros, los Memores Domini? ¿Acaso nuestra forma de vida no es un testimonio continuo y radical?
Carta firmada

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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