Va al contenido

Huellas N.8, Septiembre 1999

CHILE

Santiago, «la caridad en la cárcel»

a cargo de Paco Manrique

Una de las múltiples acciones caritativas. La gratuidad es una dimensión constitutiva de la persona. Los frutos sorprendentes son también gratuitos


La iniciativa nació de la relación con el capellán de los presidiarios, que a principios de 1997 invitó al coro del movimiento a cantar en una misa celebrada por el Cardenal C. Oviedo en la Penitenciaría de Santiago. Casi de inmediato surgió la posibilidad de acompañar a los presos de la cárcel de alta seguridad de «Colina 1», que se ubica en uno de los barrios más pobres y lejanos de Santiago Norte, a 20 kms. del centro de la ciudad. Hasta allí, desde hace dos años, todos los sábados por la mañana llegan un par de jóvenes matrimonios y algunos trabajadores.
De esta fidelidad, nació entre los presos un coro que canta en el mismo penal, la escuela de comunidad, en la que participan unas quince personas, y la organización de fiestas con los reos y sus familiares para celebrar algún aniversario.
Paula, Hugo, Romualdo, Leslie, Susana, Luis, Vivian, Patricia y alguno más forman parte de esta Fraternidad que actualmente se está involucrando con quienes salen de la cárcel para buscarles trabajo. Esto supone la necesidad de incorporar otros adultos para que sostengan estas iniciativas “post-cárcel”, que implican un compromiso cada vez mayor para compartir las necesidades de estos nuevos compañeros de camino hacia el Destino.

Bolivar
Somos un grupo de amigos que desde hace dos años realizamos la Caritativa en el Centro Correccional Penitenciario «Colina 1», en Santiago. Ante lo que sucede en Kosovo, nos hemos adherido a la llamada que promociona AVSI en Italia. Así es cómo a Paula se le ocurrió proponer estos mismos gestos en la cárcel.
El primer sábado de mayo, los internos que hacen escuela de comunidad con nosotros semanalmente confeccionaron una alcancía, prepararon un panel invitando a la escuela de comunidad y colocaron una frase y una imagen alusiva a la Campaña a la entrada de la capilla de la cárcel. Luego, previo aviso del capellán en la misa, solicitaron una ayuda en dinero a sus propios compañeros de celda, además de repartir el panfleto «Por la razón contra la Guerra» a todos los que se acercaban al lugar.
Fue sorprendente poder constatar, por una parte, con qué alegría repartían el panfleto, apelando a la libertad y generosidad de los otros internos y por otra, cómo estos últimos cooperaban con ellos. No fue meramente un lindo gesto, sino algo extraordinario que surgió de la amistad verdadera que está naciendo a partir de la escuela de comunidad. Para nosotros ha supuesto tomar cada vez más en serio las exigencias de nuestro corazón, hasta el punto de dejarse herir por la presencia de otros. También en la cárcel están naciendo hombres nuevos, también allí Cristo cambia el corazón del hombre renovando la certeza de que Él está.
A continuación publicamos algunas cartas que los presos del Centro Penitenciario «Colina 1» han dirigido a don Giussani
Muy estimados amigos: Por medio de la presente nota les envío un cálido y fraterno saludo a cada uno de ustedes, en forma especial a Don Giussani. Les escribo desde la localidad de Colina, lugar en que se encuentra un complejo penitenciario donde yo personalmente he conocido la escuela de comunidad. Les digo que es muy interesante analizar y conversar sobre el sentido religioso, y con la ayuda del libro podemos encontrar cosas tan sencillas que, personalmente, me ayudan a entender la vida y, lo que es más interesante e importante, orientar mi camino hacia adelante con mayor cariño a las personas que están a mi alrededor. Es realmente muy bonito para un interno tener visita todos los sábados, que es cuando nos reunimos. Mis compañeros han dado un cambio en su manera de ver y apreciar las cosas de la vida cotidiana. Yo, en particular, encontré muy buenos amigos, con tanta confianza y acercamiento que se hace evidente que hay algo que me une a todos ellos. Por medio de la señorita Patricia he logrado comunicarme con mis tres queridas hijas, con las que me distancian más de 2.000 kilómetros; por eso a través de los amigos de Comunión y Liberación, en cierta manera, algo misterioso me mantiene unido a las tres.
Doy gracias a nuestro Padre Dios y a nuestro Señor Jesucristo por tener la bendición de la amistad. Os doy las gracias a vosotros por tener un corazón grande y bondadoso.

Abel Mollo Alcón
Hola amigo: Espero que al recibo de mi presente nota estés super bien de salud con las gracias de nuestro Diosito. Bueno amigo, el motivo por el cual yo te hago llegar esta nota es para contarte mi experiencia. He aprendido lo que es la vida junto a estos amigos tan especiales que nos han enseñado tanto. Por ejemplo, ellos nos hablan de todo lo que hay en este mundo y uno no se da cuenta. Pero en este tiempo me he dado cuenta de lo hermoso que es nuestro Diosito, lo bello que es este mundo y que, por un simple error, de repente uno se olvida de esta vida. Pero uno no tiene que olvidar que hay un Diosito que nos quiere a todos y a estos amigos que me han enseñado a ver la vida de modo tan especial.
Ricardo Álvarez

Don Giussani: Querido hermano en Cristo. Le escribo desde la Cárcel de Colina, Santiago de Chile. Me llamo Roberto Martínez y tengo 23 años.
Tengo mil preguntas, ya que recién conozco el movimiento que usted fundó. En lo personal, creo en Cristo y todo lo que eso conlleva, a pesar de mi conducta que es variable como el tiempo. El motivo de mi carta es para preguntar si yo, a través de esta búsqueda, aprenderé a controlar mis malos impulsos, mi impetuosidad, mi desgana ante la vida o mi pereza en el momento de despertar por las mañanas sin saber y no tener norte ni control. Estoy trabajando. Es algo sencillo para el común de la gente, pero no me pesan las manos por el trabajo, sino la mente. El movimiento al que pertenezco me da ánimo. Sé que somos un grupo de personas que buscamos algo, pero no sé qué es. Mas sé espiritualmente, o sea, por esa fuerza que me doblega internamente, que algo encontraré. Respetuosamente,
Roberto José Martínez V.

Con todo respeto me dirijo a usted, señor Giussani. Después de saludarle le contaré que esta experiencia que estoy viviendo hace más de un año es muy hermosa y muy importante para mi vida espiritual, ya que he encontrado la paz, la felicidad. No importa que esté preso porque esta paz y esta felicidad que me ha dado el Señor es algo más que todo lo que hay en el mundo, es mucho más que todas las cosas materiales a que uno tiene derecho. Yo creo firmemente que Dios es mi Salvador.
Por eso, señor Giussani, le escribo esta carta para que usted sepa que siempre nos estamos acordando de usted y de sus mensajes.
Con esto me despido atentamente.
José Balboa Solano

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página