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Huellas N.6, Junio 1999

PICCININI

La catolicidad de su experiencia y su apertura ecuménica

Publicamos algunos de los numerosos mensajes enviados a la familia de Enzo y a don Giussani, expresión de una verdadera fraternidad

Ésta es la carta que la hermana de Enzo, monja trapense en Venezuela, ha escrito a dos queridos amigos de su hermano

Queridísimos: Os escribo a vosotros porque compartíais estrechamente con Enzo su responsabilidad en Bolonia. El dolor es inmenso, no tengo palabras y sólo habla mi corazón lavado por las lágrimas de un amor infinito. Su muerte es el paradigma de su vida: una consumación total. Nada ante nuestros ojos, todo a los ojos de Dios. El vacío que deja en mi corazón y en el nuestro no se puede llenar, porque Enzo es insustituible. Podemos dar gracias por lo que se nos ha dado, por lo que de él nos pertenece gratuitamente. Tal vez así podamos recoger la herencia que nos ha dejado, como nos pide don Gius. En el Cuerpo entregado, en la Sangre derramada, os abrazo profundamente.
Sor Chiara

Querido don Giussani: Participo contigo y, a través de ti, con todos los amigos, en el dolor por la muerte de Enzo. Su entusiasmo por Jesucristo y la incansable amistad de la que era capaz han sido, también para mí, un don precioso y un testimonio impagable. No hay necesidad de añadir nada más a tu mensaje por su muerte. Que a través de la participación definitiva de Enzo en la "obra" de Nuestro Señor se realice cada vez más en mi vida y en las nuestras aquello a lo que nos has llamado. Un abrazo,
S.E. Mons. Angelo Scola
Pontificia Universidad Lateranense


Recibida noticia trágico incidente que causó muerte de dilecto amigo y valioso colaborador Enzo Piccinini nos unimos en la oración a su familia, a usted y a todo el movimiento de Comunión y Liberación.
S. E. Cardenal Francis Stafford S. E. Monseñor Stanislaw Rilko Profesor Guzmán Carriquiry Pontificio consejo para los laicos

Queridísimos amigos: En este momento especial deseo expresaros con renovada intensidad mi afecto de padre y de pastor. El doctor Enzo Piccinini, que he tenido la alegría de conocer hace poco aquí, en Pesaro, ha nacido para el Cielo: con su pequeña barca de hombre ha realizado su travesía y ha alcanzado "la otra orilla", la de la Vida plena, la del Día sin ocaso. El Señor de la vida le ha visitado a él, a su familia y al movimiento que ha amado y servido con entusiasmo y convicción. Podríamos decir que ha visitado también nuestra Diócesis, que todavía conserva en el alma el testimonio apasionado de su humanidad y de su fe. La experiencia del dolor de la que nos habló, resuena ahora como una preparación misteriosa a su encuentro definitivo con Jesús y representa para nosotros el viático para continuar nuestra peregrinación hacia la casa del Padre. Cada visita del Señor es para la vida. Esta es la fe que desciende de la Cruz gloriosa. Para nosotros ahora, para todos nosotros, significa acoger esta visita como María acogió al Ángel que le anunciaba el Misterio. De la visita de Dios saldremos todos confirmados y mejores. Enzo, desde el Cielo, sigue caminando con su familia y con nosotros en una comunión más intensa de mutua petición. Hacemos nuestras las luminosas palabras de San Jerónimo: "Te doy gracias, Dios, por haberlo tenido entre nosotros; es más, por tenerlo todavía, porque quien vuelve al Señor no sale de casa". Renuevo mi afecto por todos y os bendigo de corazón.
S.E. monseñor Angelo Bagnasco, obispo de Pesaro

Queridos amigos: Os pido que hagáis llegar a la familia de Enzo Piccinini mi participación en este gran dolor imprevisto. Celebraré por él la Santa Misa para que vea al Señor, al que ha servido con dedicación incansable entregándose a la construcción del carisma. Mirando a Enzo resulta claro lo que significa "dar la vida por la obra de Otro". Por su familia, por vosotros, por los amigos más cercanos que le han conocido, mi oración.
S. E. monseñor Filippo Santoro obispo auxiliar de Río de Janeiro

Querida Fiorisa: Nos hacemos a un lado en silencio para mirar a Jesús que te dice: "Mujer, ¡no llores!". Sólo su Presencia te puede consolar en la temporal separación. Queridos Chiara, Pietro, María y Annarita: El Señor os haga fuertes y libres en esta prueba como papá, y con su gracia os una en la caridad. Desde España nosotros le hemos amado como amigo y estimado como compañero ejemplar, porque en él Cristo ha sido lo humano. A vuestra ofrenda al Padre se une nuestra oración afectuosa por cada uno de vosotros.
La comunidad de CL desde España

"Hemos experimentado una liberación, pero esta liberación, ¿de dónde nace? La fuente de la libertad nos ha hecho ser más conscientes, estar más seguros, más agradecidos por la evidencia de este hecho: somos de Otro y por tanto pertenecemos a Otro, al misterio de Cristo" (Equipe del CLU 99). Infinitamente agradecidos al Señor por habernos dado a Enzo como padre y maestro le pedimos que colme el vacío de nuestro corazón, haciendo que nuestros rostros sean una evidencia luminosa de su misterioso amor.En comunión
Los chicos del Poli

Querido don Gius: Te escribo porque siempre he compartido contigo mis alegrías y mis penas más grandes. La muerte de Enzo es un gran dolor. La amistad con Enzo es un don tuyo y es lo que más me ha hecho madurar. Su sí decidido y lleno de certeza me ha ayudado a decir "sí" donde estuviera, como hacía él. He compartido con él la responsabilidad de guiar algunas comunidades y personas, y lo que me ha convencido al estar con Enzo durante estos tres años ha sido ver su cambio, su perfeccionamiento humano, despreocupado de sí mismo y orgulloso de lo que era porque lo importante era lo que seguía. Habíamos quedado mañana por la tarde para cenar con Cesana, que venía a Pesaro a presentar tu libro Generare Tracce. Ayer por la tarde en Pesaro recordamos a Enzo en la misa. Había más de 800 personas, los pacientes que tenía aquí y médicos que le apreciaban mucho. Leímos tu mensaje, que nos ha dado la certeza de que Dios es el que guía, y leímos un mensaje del obispo que, aunque lleva pocos meses aquí, ya le conocía y hace unos días le había pedido que participara con él en un congreso. Me llegó la noticia de la muerte de Enzo el miércoles por la mañana. Había ido al aeropuerto a recoger a Mariella, que volvía de Nueva York; volvía de visitar a nuestra hija Francesca que vive allí con Riro, y me estaba contando la presentación de tu libro en la ONU, la alegría de Giancarlo, Alberto y Vitta: sólo la certeza de que Dios guía a su pueblo como quiere puede consolarnos por la muerte de Enzo. El último pensamiento es para ti que, además del dolor por la pérdida de un amigo y de un hijo, tienes la tarea de guiarnos; sabes que me gusta mi trabajo, pero también sabes que es el movimiento el que me ha enseñado a amarlo. La finalidad de mi trabajo es construir el movimiento. Por eso mi vida, mi familia, mi trabajo y mi tiempo están a tu disposición, para el movimiento y para la Iglesia. Un fuerte abrazo,
Marco Montagna, Pesaro

Queridísimo don Giussani: Deseo enviarte mi más sentido pésame por la muerte de Enzo Piccinini. Su mensaje nos enseña a sufrir unidos entre nosotros y con María, como gesto de participación en el misterio de la Cruz y Resurrección de Jesucristo. Junto a este dolor común quiero expresar también mi felicitación por la gracia tan grande que ha supuesto para ti Enzo. Ya no podré mirar con estupor a Enzo como a una forma visible y evidente de obediencia y seguimiento del carisma y de amistad contigo en los encuentros Internacionales. Pero su rostro y su presencia siguen vivos en la memoria. Te encomiendo siempre y continuamente a la Virgen para que te acompañe en la gran aventura humana a la que el Señor te llama por todos nosotros. Esto que te escribo personalmente lo escribo también a toda la fraternidad en nombre de mis amigos. Con afecto y amistad infinita,
P. Pietro Tiboni, Kampala

Queridísimo don Giussani: Uno de nuestros manifiestos de Pascua decía: "En la compañía, lo más importante es mirar a las personas. Por eso la compañía es una gran fuente de amistad". Enzo era una de estas personas, era un amigo bueno. Ante este misterioso plan de Dios nos unimos profundamente en la oración y en la comunión a la familia Piccinini, a ti y a todo el movimiento.
Don Józef Adamowicz y la Diaconía polaca

Queridísimos amigos de la fraternidad de CL: Que en este momento de profundo dolor, en el ofrecimiento de nuestro querido amigo Enzo, nos acompañe la oración para que el Señor nos conceda la misma entrega por la Gloria humana de Cristo de la que él dio testimonio.
Giovanna Tagliabue y los amigos de CL de Paraguay

En este momento de gran dolor recordamos con gran afecto a Enzo, cuya presencia entre nosotros en Inglaterra hemos reconocido siempre como signo de fe, amistad y pasión por Cristo. Su sonrisa nos ha mostrado siempre la alegría que surge de la pertenencia al movimiento en el seguimiento fiel a don Giussani.
La comunidad de Inglaterra

La pequeña comunidad de Hong Kong participa vivamente en el dolor y en la turbación por esta desaparición. Por favor enviad mi más sincero pésame a la familia, en especial un fuerte abrazó a Chiara que ha sido golpeada por esta noticia cuando estaba lejos. No sabemos qué decir pero estamos a vuestro lado.
Hermes, Hong Kong

Queridísimo don Gius: Acabo de recibir la noticia de la muerte de Enzo y estoy consternado. Participo con todo el corazón en el dolor de su familia porque después de conocerle, al verle vivir, hablar, al verle entregado a Cristo, a ti, a nuestra amistad, puedo decir verdaderamente que Enzo es de mi familia, es mi familia. Y participo de tu dolor porque sé como le quieres. El Evangelio del lunes decía: "Y Jesús, mirándolo, le amó ". Y le dijo: "Déjalo todo y sígueme". Enzo le ha seguido. Hace diez minutos que ha llegado aquí la noticia y ya han llamado para avisarme tres personas desde Italia y cuatro desde Argentina para quedar a rezar por él. Hemos empezado una cadena para avisar a todos para que recen por él y por su familia y en la próxima misa del movimiento lo haremos todos juntos. Me gustaría estar en el funeral, pero me es imposible. Deseo, como un familiar, contribuir a las necesidades económicas de los suyos y le he pedido a mi hermana que te de mi donativo para que lo uses como te parezca más oportuno. Querido don Giussani, te abrazo en el dolor y en la oración.
Don Mario Peretti, Buenos Aires

Querido don Gius: Perdona que no te haya mandado un fax nada más morir Enzo. He necesitado tiempo para empezar a asimilar la noticia. Durante estos tres días he pensado en ello continuamente. Estuvo en nuestra casa, en Buenos Aires, muchos días y después en casa de mis padres, en La Plata. Tu mensaje nos ha reconfortado a mí y a todos nuestros amigos de Argentina que han sentido mucho su muerte. Personalmente es la muerte que más he sentido después de la de mi abuelo. Pensé inmediatamente en ti y en tu dolor (todos mis amigos pensaron inmediatamente en ti), pero a través de tu mensaje nos enseñas a vivir como hombres de fe. Enzo vino a los encuentros de Buenos Aires y La Plata el año pasado y todos se acordaban de él. Los médicos que guían la Facultad de medicina de La Plata, con los que había hecho un acuerdo, están muy impresionados porque Enzo se hacía querer también a nivel profesional. En su viaje había llegado hasta Bolivia y Uruguay por motivos de trabajo y se había encontrado con los nuestros en los lugares más perdidos. Tenía un ímpetu misionero que nos lleva, como tú dices, a recordar el significado de la vida. Cristo ha resucitado. Un abrazo,
Martín, Buenos Aires

Queridísimos Fiorisa, Chiara, Pietro, María y Annarita: Queríamos comunicaros que estos días se han ofrecido misas en Nueva York, Washington, Boston, Chicago, Tampa, Houston, Minnesota, Los Angeles, San Francisco, Sacramento y Denver, para recordar a nuestro queridísimo amigo y "padre", Enzo Piccinini. En todas las misas hemos leído las palabras de don Giussani y seguimos pensando en ellas. Decimos "padre" porque hace unos 12 años Enzo vino a estar con nosotros y se hizo amigo de muchas personas de nuestra comunidad. Después, llegaron otros amigos de Enzo de Bolonia y algunos se han quedado y nos ayudan a mantener vivo su recuerdo y su paternidad. Algunos de nosotros nos acordamos de cuando vino hace diez años a nuestras vacaciones nacionales de Rhode Island. Enzo contó que, mientras daba una vuelta por Boston en bicicleta, miraba los rascacielos de la ciudad y se decía para sí "mirad, llevo en mí la respuesta a todo esto". Entonces ninguno de nosotros entendió la profundidad de su juicio ni que su pertenencia le daba una fe tan concreta que era capaz de afirmarla también en medio del corazón del "imperio" americano. Pero ahora, a tantos años de distancia, vemos que esta afirmación se ha hecho carne en la experiencia de nuestras vidas y en los acontecimientos maravillosos que han sucedido aquí. Seguiremos rezando siempre, pidiéndole a Enzo que nos ayude a vivir la pertenencia y la fe en Jesucristo que él vivía con tanta certeza y alegría. Le pedimos a la Virgen que nos ayude, a nosotros y a vosotros, a entender el misterio de la "Cruz y Resurrección", como decía Alberto, y, por favor, recordad que estamos con vosotros estos días.
Vuestros amigos de la comunidad de Estados Unidos


A Widmer y a los amigos del CLU de Bolonia. Un gran dolor atraviesa nuestra alma por lo sucedido y nos acerca a Fiorisa, Chiara, Pietro, María, Annarita y a vosotros. Y, a la vez, la conmoción y el agradecimiento por el testimonio imponente que Enzo nos ha dado mediante una vida infatigablemente entregada por la gloria humana de Cristo. También nosotros le conocimos; nos llenó con la desbordante humanidad de su "sí" a Cristo con abandono filial, sencillo y radical, a don Giussani; su entrega impetuosa, inteligente y cordial que conseguía hacer mella en todas partes y construir, también nos ha arrollado a nosotros. Pedimos juntos a Dios que nos haga herederos de su misma fe; que insinúe también en nosotros ese "sí" sin medida a Cristo en el que consiste nuestra libertad de hombres. Su presencia está viva entre nosotros; estamos y nos sentimos unidos a él para siempre. Le pedimos que nuestra amistad crezca y se convierta en responsabilidad compartida y en comunión, para generar, con la ayuda de Dios y la suya, esa historia de la que forma parte nuestra vida.
Los amigos del CLU de Milán

Estoy con vosotros y con su familia al recordar a Enzo y recordarlo como hombre, como profesor y como investigador. Quiero recoger una expresión de la preciosa carta de Giussani: una persona verdadera. Verdadera en la fe, en el compromiso universitario, en su ser padre y hombre comprometido en hacer el bien, verdadero también cuando se enfadaba, de repente, ante las injusticias o comportamientos superficiales o vulgares. Falta justo en el momento en el que estaba a punto de conseguir los legítimos resultados de su trabajo, pero su vida ha estado llena y esto servirá para serenar el dolor de su mujer, de sus hijos y de los numerosos amigos que hoy le acompañan y le saludan en esta vida por última vez.
Fabio Roversi Monaco, Rector de la Universidad de Bolonia

A Fiorisa Me uno a los muchísimos amigos que desde todas las partes de Italia y del mundo se acercan afectuosamente a ti y a tus hijos para tratar de aliviar el inmenso dolor por la trágica desaparición de Enzo. Al Señor que os prueba tan duramente le pedimos juntos el sostén y el consuelo de la fe. Que os conforte el recuerdo del gran corazón de Enzo que muchos hemos podido conocer y experimentar directamente junto con la pasión y la energía con la que trabajó por la gloria de Cristo. Con sincero afecto
Roberto Formigoni

Le conocimos hace cuatro años en la Politécnica cuando vino a presentar El rostro del hombre, el entonces nuevo libro de su gran amigo don Giussani; la otra noche, Enzo Piccinini murió en un accidente de trafico cuando volvía a casa después de un encuentro del movimiento de CL en Milán. Enzo murió por amor; tal vez como le habría gustado: dándolo todo por seguir la gran pasión de su vida. Lo explicó en aquel encuentro en la Politécnica, el primero de los muchos gestos de amistad que tuvo hacia Bari y hacia toda Puglia: "¿Qué es lo que identifica mi humanidad? Ciertamente, no mi cambiante rostro físico. Para poder experimentarlo, el destino tiene que ser un hombre, como en el cristianismo". Él lo había encontrado en la paternidad del fundador de CL; se había enamorado de tal forma que toda su vida estaba determinada por esto. (...) Piccinini fascinaba irresistiblemente a todos los que le conocían porque era un ejemplo espectacular de hombre: amaba su trabajo, a sus pacientes, a sus amigos; viajaba por el mundo para echar una mano al movimiento y para aprender su oficio; le gustaba el buen whisky y los buenos puros; le interesaba la política, jugaba al fútbol. Nos enseñó una canción española que le gustaba mucho que dice "Danos un corazón grande para amar, danos un corazón fuerte para luchar": él era así, con la razón y el afecto constante y poderosamente dirigidos a afirmar lo que había reconocido como verdadero, sin cansarse nunca. Ha hecho un gran regalo a nuestra razón, ha generado una historia de hombres apasionados por la vida y el destino de todos, cuyos frutos de novedad, las obras y la inteligencia para afrontar la realidad, ya se veían.
Le vimos el miércoles pasado, siempre con sus amigos universitarios, en ingeniería: "La verdad hay que pedirla" - nos recordó - "Hay que ser fieles a la corriente que nos ha traído aquí esta tarde y que ha despertado en nosotros el interés por nuestra humanidad". Es verdad, Enzo: nos has hecho ver que es la única posibilidad para nuestra vida. Es el único contenido verdadero de la amistad.
Comunión y Liberación de Puglia

Querido don Gius: El Espíritu Santo te conceda "in fletu solatium". La imagen de Enzo entrando por la noche en el cuarto de sus hijos habita en nuestra memoria para siempre. Hijo tuyo en la pasión inteligente, el atrevimiento y el ofrecimiento de la vida, compañero inolvidable en el fatigoso camino hacia Aquello que el corazón ha deseado. Su sacrificio nos une a Cristo en la Cruz para una fecundidad misteriosa.
Tus amigos desde España

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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