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Huellas N.5, Mayo 1999

GS-BACHILLERES

Recorriendo el puente hacia el destino

Lorna Beretta

El tradicional Via Crucis sobre en puente de Brooklyn, promovido por CL y propuesto a la ciudad entera. La llegada a Manhattan


Más de 400 personas siguieron en silencio la Cruz a lo largo del puente de Brooklyn el Viernes Santo. Es ya el cuarto año que el movimiento en Nueva York recuerda la vía del Calvario a toda la ciudad recorriendo las estaciones sobre el puente de Brooklyn, partiendo desde la iglesia de St. James - la catedral de la diócesis de Brooklyn - y este año por primera vez llegando hasta Manhattan, ante el Palacio de Justicia en la base del puente. En cada estación la lectura del Evangelio que guiaba la meditación de la Pasión se acompañó con pasajes de textos de Péguy y don Giussani que el padre Ronald Marino comentaba.
En la última estación ante la catedral, el obispo de Brooklyn, S. E. Thomas Dely, recibió la procesión y nos bendijo, manifestando su agradecimiento sincero por el testimonio de fe en Cristo resucitado y presente entre nosotros ofrecido a toda la ciudad. El coro del movimiento de Nueva York que el maestro Chris Vath había preparado pacientemente, acompañó la meditación con cantos de nuestra tradición y algunas piezas inglesas.
El Miércoles Santo repartimos las invitaciones del Via Crucis en dos puntos cruciales de la ciudad: un centro comercial en los alrededores de St. James y otro en Manhattan, en la estación del metro cerca del Palacio de Justicia.

El mejor testimonio
En Nueva York el Viernes Santo es un simple viernes. Por lo tanto, ver a 400 personas desplazarse en silencio siguiendo la Cruz fue una sorpresa chocante y no exenta de episodios de irrisión e insulto. Un transeúnte escupió a los pies de la Cruz, pero otros han levantado la mirada al signo que se les presentaba: dos obreros que tuvieron que interrumpir su trabajo para dejarnos pasar, se quitaron el casco juntando las manos en oración. Algunos se han quedado completamente indiferentes. Un mendigo tumbado en un banco siguió durmiendo mientras nos parábamos a su lado para una estación, ignorando lo que estaba sucediendo. Los turistas se extrañaban del insospechado escenario sobre el puente famoso y sacaban muchas fotos captando la corona de los rascacielos que enmarcaba ese curioso signo de la Cruz. La cadena de televisión de la diócesis retransmitió buena parte del recorrido; otros periodistas se dedicaron a entorpecer el camino para sacar fotos extravagantes, muy probablemente sin interrogarse acerca de la Cruz y del pueblo que la seguía.
En una ciudad como esta cabe todo y todos; pero ésta no es una buena razón suficiente para explicar un Via Crucis que pasa por sus calles. La verdadera razón es que justamente porque cabe todo, el mejor testimonio que por gracia podemos ofrecer es que existe un Amigo que es todo en todos: sólo Él puede unir y amar todo lo que Nueva York contiene y a todos los que hospeda cada día.
Cuando a Jonathan se le ocurrió por primera vez la idea del Via Crucis público sobre el puente de Brooklyn, nuestra reacciones fueron de lo más diverso: a unos les parecía demasiado público, otros preferían un gesto más discreto en una parroquia del barrio, otros aceptaron la sugerencia inmediatamente. Ahora, sin duda, el Via Crucis es una referencia clara de la unidad que vive la comunidad de Nueva York; podemos ser signo para todo el mundo de lo que hace de nuestra vida frenética algo humano, de la novedad que la presencia de Cristo introduce. Dicha unidad, que la comunidad entera manifestaba siguiendo en silencio y con intensidad la Cruz que Jonathan llevó a lo largo del puente de Brooklyn, sostuvo la preparación del acto y sigue sosteniendo nuestro trabajo frenético y a la vez sosegado. Así está siendo el esfuerzo que estamos realizando para preparar el acto público que tendremos en mayo en la sede de la ONU con motivo de la presentación del segundo volumen del «Curso básico de cristianismo» de Giussani en inglés, At The Origin of the Christian Claim.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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