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Huellas N.3, Marzo 1999

BREVES

Cartas

BRASIL
«Cascadas de hombres verdaderos»

Querido don Gius: Eres el primero a quien escribo después de mi nombramiento como obispo de Parintins (Amazonas). A tu llamada, que me llenó de una alegría inmensa y de consolación, siguieron decenas de llamadas, fax y telegramas desde el mundo entero. Los amigos de los que te has hecho portavoz con tu telegrama han confirmado la misma gratitud y en ellos siento cuán verdadera y bella es la experiencia de esta nueva comunidad que ha nacido de tu corazón apasionado por la gloria de Cristo en la historia. Jessica - una niña de diez años - no había podido recibir la primera comunión porque estaba enferma; cuando le dije que podía recibir a Jesús el 19 de marzo, día de mi ordenación, me escribió una carta en la que, entre otras cosas, decía: «...espero que la vida, el tiempo y el mundo no te alejen de Cristo». ¡Qué cercano el deseo de esta niña a tu petición a la Virgen para que yo viva el profundo vínculo de amistad con nuestra experiencia! Siento mi desproporción ante la nueva tarea asignada. Nunca he deseado tanto poder hablar de Cristo como hiciste tú delante del Papa y de todos nosotros. Lo decía también durante las vacaciones de la Fraternidad de los sacerdotes en Argentina. Que la ternura de la Virgen y la humildad de san José me ayuden a seguir con inteligencia y con todo el corazón lo que la Misericordia del Padre me ha concedido encontrar, para que manen entre los ríos y lagos de Parintins «cascadas de hombres verdaderos».
Don Giuliano, Manaus

COLOMBIA
El rayo de la misericordia

Mi querido y amado don Gius: Hoy veo cómo se dilata tu presencia en los rostros de Patrizia, Cristina, Doris y don Carlo: son el rayo de la misericordia del Señor para mí, que desearía ver tu rostro. Estar frente al Misterio y probar a decir «sí» no es fácil para nadie, sobre todo cuando el Misterio tiene rostros precisos y no se queda en imágenes o ideas que alguien te ha transmitido. Cuando el Misterio es o comienza a ser cotidiano, los esquemas, los prejuicios se quebrantan y comienza el drama en la vida del hombre. Nunca hasta ahora había percibido el dolor gozoso de la conversión. Hoy, gracias a esta compañía que me has dado, comienzo a mirar mi vida sin censurar nada, tratando de vivir mi yo, lo que se me da, lo que soy. No comprendo mucho y me conmueve comprobar que el Señor me ama tal y como soy, con toda mi mezquindad y con todas las veces que en mi vida he negado su Presencia. Lo único que necesito es que el Señor venza mi resistencia y yo pueda pertenecerle. Cristo es el único que me salva; deseo entregarme a Él, aunque no sé cómo. Que Dios me permita esta vez decir «sí» realmente.
María Victoria, Santa Fe

UGANDA
Del Monte Koya a Kampala

Repetimos a menudo que el sentido religioso es la naturaleza de todo hombre y que el corazón del hombre es el mismo en cualquier parte del mundo, pero verlo es algo asombroso. Desde el 16 al 19 de febrero seis monjes del monte Koya acompañados por don Ambrogio Pisoni nos han visitado en Kampala. Su objetivo era conocer a las obras del movimiento en un país tan distinto del suyo. Cuando supe que vendrían, mi reacción fue: pero, ¿qué pueden entender en tres días y viniendo de una situación tan lejana? Yo vivo en África desde hace cuatro años y sólo ahora empiezo a entender un poco a este pueblo, empiezo ahora a poder hablar con alguien que tiene una historia, cultura, mentalidad tan distintas de la mía, y ellos ¿qué pretenden comprender? Llegaron el martes, día de la Escuela de comunidad de todo el movimiento en Kampala. En ella nos hablaron del encuentro entre su maestro Abukawa y don Giussani. Zensho dice que nuestra mirada indica que estamos buscando la verdad y que aunque por caminos distintos estamos yendo en la misma dirección, hacia el único destino, y que se acordará de nuestras miradas en los momentos de dificultad. Añade que ha venido para conocer más quiénes somos y cómo vivimos la enseñanza de don Giussani. Lleva doce años estudiando a Giussani y empieza a comprender ahora, pero quiere entender más. Yo nunca me había planteado esta pregunta: ¿de verdad, quiero entender más el carisma que he recibido? El miércoles y jueves visitaron nuestras obras en Kampala: el COWA con la escuela profesional para los chicos de la calle, nuestra actividad en la cárcel de menores, el Meeting Point con los niños huérfanos y los enfermos de SIDA, la caritativa en Kireka, un barrio de Kampala, donde les “asaltaron” un montón de niños alegres. Su mirada se llenó de maravilla y asombro frente a tanta pobreza y diversidad, pero observaron en el fondo de los ojos de cada persona el mismo deseo, el mismo corazón. Y nos lo repitieron después de cada encuentro. El
último día visitamos al embajador de Japón, y Yagi, el responsable del grupo, le dijo: «Las personas de AVSI que hemos conocido no están aquí para dar o hacer cosas, sino para dar la vida. Construyen obras que desarrollarán este país y le darán paz, porque parten de la enseñanza de don Giussani, un sacerdote que nuestro maestro conoció hace doce años y con el que ha empezado una amistad. Aquí hemos visto una pobreza muy grande y muy distinta de la que conocemos en Japón, pero hemos visto también que hay una respuesta, un modo de estar en esta situación que construye». Gracias Yagi, Kaori, Zensho, Wakako, Shoken, Ryusho por vuestra sencillez y apertura de corazón, por habernos demostrado un afecto a don Giussani y a la verdad que queremos aprender, y que nos llenará el corazón todas las veces que hagamos memoria de ello.
Lucia, Kampala

CUBA
Un mismo pueblo

Queridos amigos: Les escribo para felitarles por el número de la revista dedicado al encuentro del Santo Padre con los movimienmtos y nuevas comunidades eclesiales en Roma el pasado 30 de mayo. Este ha sido el único instrumento en nuestras manos para conocer lo que ahí sucedió. Lo que venimos a conocer a través de Huellas nos recuerda que somos parte de un mismo pueblo. Haber visto al Gius de rodillas delante del Papa fue para nosotros el signo de la grandeza de la gracia que Dios derrama en nuestras vidas. La fidelidad al camino de la Escuela de comunidad es nuestro modo de estar disponibles ante Otro para ser signo, aunque pobre, de «ese reino celeste que cumple toda la alegría que el corazón ha deseado». Muchos en Cuba han conocido a Cristo gracias a ustedes.
Un amigo, La Habana

Parte de una historia
Queridos amigos de Piccole Tracce: Como ya os ha contado Carmen, hace una par de años un grupo de padres comenzamos a darnos cuenta de la necesidad que teníamos de transmitir a nuestros hijos la historia que vivíamos. Por esta razón, unos cuantos nos juntamos para ayudarnos y, entre otras cosas, comenzamos a escribir pequeños artículos de interés educativo. Era una publicación muy sencilla, de las que yo llamo “de recorto y pego”, que fotocopiábamos y distribuíamos a mano. Casi al mismo tiempo apareció Piccole Tracce. Al principio nos parecía “demasiado” porque no podíamos sacar adelante algo parecido sólo con nuestras fuerzas. Además, hace dos años la mayoría de nuestros hijos casi no leían, mientras que ahora ya han empezado a hacerlo. De todas formas, ver Piccole Tracce era tener un ideal por delante. A lo largo de estos dos años hemos publicado seis números que han sido para nosotros muy importantes, ya que eran la punta del iceberg de un conjunto de pequeñas realidades sostenidas por la amistad cada vez más fuerte entre quienes desean comunicar lo más grande a sus hijos. A la vuelta del verano, decidimos lanzarnos a publicar en España una revista análoga a la italiana, con el simpático nombre de De Oca a Oca. La historia que nos precede nos brindaba la posibilidad de utilizar gratuitamente gran parte de vuestro material. Un grupo ha
tomado la iniciativa de trabajar de forma estable para sacar la revista tres veces al año, introduciendo, junto a los materiales dirigidos a los niños, un apartado con artículos para los padres. Y, así, salió el primer número en Navidad, y ya estamos preparando el segundo para Pascua. Os agradecemos mucho la posibilidad que nos dais de ofrecer a otras familias un instrumento que ayude a tener una mirada adecuada sobre la vida de sus hijos. Así mismo, nos brota un agradecimiento especial a don Giussani por haber tomado en serio nuestras vidas y las de nuestros pequeños.
Marta y el equipo
de De Oca a Oca,
Madrid


Las cartas para Brasil
Somos un matrimonio mexicano que, respondiendo a una iniciativa del AVSI por dos años, ha venido a parar a República Dominicana. Cuando llegamos a esta isla del caribe, sabíamos que trabajaríamos para un proyecto de AVSI, además de entrar en la universidad como profesores. Lo que hemos encontrado ha rebasado completamente nuestras expectativas y lo que habíamos programado. La vida en la ciudad ha supuesto a veces un choque dramático con respecto a nuestras propias costumbres, así que nuestra adaptación ha sido lenta. El trabajo y la condición económica han resultado también muy diferentes a lo previsto. Una alumna, me decía: «Si todo es tan diferente a lo que esperaban, entonces, ¿por qué se quedan aquí?». Y es que lo que hemos encontrado ha significado una gracia para nosotros. Primero, nos recibió una comunidad que nos ha ayudado a vivir todas las dificultades. Y después, hemos experimentado la ayuda real del carisma que compartimos en la fraternidad. Fraternidad, no como organización y estructura, sino como amistad cercana, dramática y bella. Un cariño sin razones sería igual a nada. Sin embargo la ayuda más verdadera que nos podemos prodigar es acompañarnos seriamente para introducirnos en una mirada más grande que la nuestra. Quisiéramos agradecer la publicación de las cartas dirigidas a los primeros misioneros del Movimiento que fueron a Brasil. En un primer momento, mi esposa y yo nos sentimos identificados con Italo, Franca, Lidia y Giancarlo porque compartíamos la condición de estar de misión. Leyendo con los demás dichas cartas, nos descubrimos salvados, objetos de misericordia. «Lo importante es el amor esencial en el que os educáis. Y cuanto más desposeído de éxitos esté vuestro esfuerzo, será mejor para que crezca vuestra personalidad cristiana. Dios es el que hace que nos convirtamos en jefes de un pueblo como Moisés, o en solitarios como Cristo en la cruz. No habéis ido allí para cambiar Brasil. Habéis ido allí para comenzar un servicio. Estad profundamente arraigados en el amor al Reino de Dios, que acontece no por lo que hacéis, sino por el ofrecimiento del sacrificio. Solo la cruz salva el mundo». No saben cómo nos ha impresionado esto: el Reino de Dios acontece por el ofrecimiento del sacrificio, pues sólo la cruz salva el mundo. ¡Cómo debemos educarnos en esto! Pues los sacrificios que la vida impone los vivimos instintivamente, huyendo del dolor. Esos sacrificios ofrecidos ¡salvan el mundo!, ¡son útiles para nuestra felicidad! Perdonen esta emoción, pero es que descubrir esto es lo más grande (y a la vez revolucionario) que nos ha podido pasar. ¡Esta verdad nos abre de par en par!, es el inicio de una vida realmente libre porque uno sabe a Quién pertenece. Tal vez nuestra vida sea más dramática que antes, pero también incomparablemente más verdadera.
Rocío y Pablo,
Santo Domingo


Mentalidad nueva
Desde que mi marido ha cambiado de trabajo, está viajando mucho. El domingo pasado me asustaba la semana que tenía delante, sola con el trabajo y los niños. El martes leí el testimonio escalofriante de los misioneros de Sierra Leona y su actitud ante los niños-soldados. Sentí un dolor muy grande por aquellos niños. ¿Qué puedo hacer yo, Señor, por ellos? La respuesta me vino de inmediato a la memoria: ofrecer. «Te ofrezco las atenciones y los mimos que haga a mis hijos por aquellos niños que ni siquiera conozco y que son tuyos». La semana discurrió cargada de un afecto sorprendente: la mirada sobre mis hijos y los hijos de Sierra Leona estaba puesta en Cristo.
Chelo, Madrid

Con un horizonte
«Siervos inútiles somos; lo que teníamos que hacer eso hemos hecho». Los días 5 y 6 de febrero y en un Centro Comercial de Cáceres, a pesar de la resistencia y con el peso de nuestra timidez y respetos humanos, unimos nuestras fuerzas y procedimos a presentar la Campaña del CESAL “Manos a la obra”. Recogimos fondos para los niños de Perú, Albania y Uganda y a la vez pudimos dar testimonio de la razón de nuestra presencia allí. Con esta acción, ridículamente pequeña, efímera e intrascendente frente a las necesidades del mundo y los poderes que aparentemente rigen sus destinos, quisimos expresar la conciencia de que pertenecemos a Cristo y no a nosotros mismos. La fuerza de Otro se manifestó haciéndose verdad las palabras que Pablo escuchó del Señor: «Te basta mi gracia, mi mayor fuerza se manifiesta en la debilidad»; experimentamos la unidad de una compañía que nos hace ser verdaderamente hombres, y el fruto de esta unidad es una alegría desconocida para los demás.
Tomás, Cáceres

Un corazón sacerdotal
Queridos amigos: A comienzos de febrero se celebró en Barcelona un encuentro promovido por el grupo «Fe y cultura», sobre la experiencia de los movimientos. La conferencia corría a cargo de Javier Prades. Participaron más de doscientas personas y presidió el acto el cardenal Ricard María Carles. Javier testimonió una humanidad y sencillez extraordinarias, remitió al origen, a la pertenencia a Cristo, para recuperar el sentido de todas las distintas realidades eclesiales y de las relaciones entre ellas. No mencionó a CL, pero el carisma se veía, en una razón abierta, se percibía en un corazón grande, verdaderamente sacerdotal, y en un amor a toda la Iglesia. Nosotrosm pertenecemos a este mismo horizonte.
Giorgio, Barcelona

Grito a Dios
Querido don Giussani: Deseo expresarle mi agradecimiento personal, y el de toda La Asociación Saint Camille de Lellis a la que represento, por la oportunidad de participar en el Meeting del 98. Mi estupor fue grande al descubrir esta obra inmensa que el Señor, a través de su persona, ha hecho nacer en su Iglesia. Durante aquellos días me sentí en profunda comunión con todas las personas que conocí. Estoy especialmente agradecido al doctor Marco Bértoli y a nuestra azafata Valeria, nuestro ángel custodio, por facilitarme el encuentro con diversos amigos provenientes de todo el mundo haciendo que me sintiera siempre en familia. Todos los días pido a nuestros amigos enfermos que recen por usted y por el movimiento; ellos no tienen voz ante los hombres, pero son a los que Dios más escucha. Le doy las gracias en su nombre por este encuentro que ha permitido dar voz a aquellos que no la tienen y les deseo a usted y a sus amigos un 1999 lleno de gracia y bendición.
Ahongbonon Gregoire,
responsable de la Asociación San Camilo de Lellis, Bouaké


Un nuevo inicio
Enseño en un Instituto de Arte y este año había comenzado con una idea clara: descansar, ya que apenas comenzaba a respirar tras un periodo más bien atormentado. En noviembre, como siempre, se hace la autogestión y un alumno me pidió participar en un debate. Empezamos a hablar de la paridad educativa para pasar enseguida a razón, libertad y corazón. Más que un debate, salieron a flote numerosas preguntas. Al acabar Erica me dijo: «Profe, lo que nos has dicho es grande y verdadero, pero ¿para qué nos sirve si no hay un lugar donde vivirlo?». Sonó la campana y todos se fueron. Nunca, hasta entonces, había sentido tanto remordimiento por la forma preconcebida con la que había mirado a mis alumnos. Estábamos preparando con los chicos de Umbria las vacaciones-estudio de Navidad. Agarré el manifiesto e hice ciento cincuenta copias. Al día siguiente volví a la escuela y llamé a Erica. Le propuse ir a las vacaciones y aceptaron veinte. Se implicaron en seguida con una simpatía humana tal, que nosotros, los adultos, mirándolos, no nos podíamos creer la gracia y el reclamo que eran para nosotros. Al volver a casa la amistad continúa con todos (Todi, Terni, Gualdo). Me piden que haga también en Deruta eso que en esos días se llamaba Escuela de comunidad. Conté al director como fueron las vacaciones y le pedí un aula para la tarde. Y él dijo: «De acuerdo, buscaremos el modo de abrir el instituto, incluso podéis utilizar la biblioteca, que es independiente». Comenté a los chicos el diálogo que había tenido con el director y Leonardo dijo: «Si ese día tengo entrenamiento, dejo el balón; es demasiado verdadero lo que he encontrado». Y Erica añadió: «Pero debemos invitar a todo el instituto, porque los demás no saben lo que hemos encontrado». Ahora comenzamos.
Almerina, Perugia

Tú estás en medio de nosotros...
Queridos amigos: Me ha ayudado mucho el manifiesto de Navidad. Estas palabras de la encíclica del Papa sobre fe y razón se han convertido en el programa de mi vida cotidiana. Desde el comienzo de la mañana y durante toda la jornada, en la medida en la que la distracción no me aparta de ello, esta imagen mantiene viva la conciencia de lo que soy. Es así de simple precisamente porque es verdad. Por tanto, todo momento y circunstancia está lleno de la Presencia del Verbo que se hizo carne y habita entre nosotros. Él habita en cada instante de mi historia humana y de la historia de cada persona. Se ha convertido en compañía humana de cada hombre y cada mujer. Él está conmigo, siempre presente ante mí más “yo” que yo mismo. A menudo me olvido de que existo, pero él no se olvida de mí ni siquiera un segundo. Existo porque él me quiere y me ama. Es sencillo; sin embargo, lo encuentro muy difícil. Me olvido de existir, de que Él existe y de que existen a mi alrededor personas y cosas. En efecto, yo no puedo dudar de todo esto, pero lo olvido continuamente y cualquier esfuerzo por mi parte no produce buenos resultados. «Tú estás en medio de nosotros, Señor. Todos los compromisos, sacrificios o satisfacciones que vivimos parten de la conciencia de esta misteriosa Presencia. Por tanto, cualquier juicio que hagamos sobre el valor humano de los poderes y las agrupaciones humanas tiene como fin la gloria del hombre Jesús de Nazaret en el tiempo y en el espacio» (Luigi Giussani, Apertura de curso 1998-99). Para tener conciencia de esta misteriosa presencia, debo volver a empezar siempre desde donde Cristo me ha puesto, me ha encontrado y ha tocado mi vida. Él está. Está presente y por eso cambia la vida a través de esa parte de Su cuerpo que es la compañía en la que me ha introducido. Yo no puedo cambiarme a mí mismo porque estoy ausente de mí, estoy siempre fuera, lejos y no tengo fuerzas. En el movimiento, por gracia, Cristo es el protagonista para mí. Últimamente estoy impresionado de cómo la Escuela de comunidad y las diversas intervenciones de don Giussani se han ido convirtiendo cada vez más en las trompetas del juicio que despiertan a los muertos. Vuelven más fácil y real el deseo de vivir la conciencia de aquella misteriosa presencia. Tengo la posibilidad de hojear estos textos, verlos, meditarlos o mejor dicho memorizarlos. La necesidad de leer y explicar a los demás estos textos, bien sea en público o en privado, supera constantemente mi pereza natural. Puesto que ahora tengo la gracia de vivir en casa con el padre Daniele, aprovechamos para leer juntos cada tarde un fragmento del libro de Giussani Vivendo nella carne. Daniele está cargado de trabajo y de preocupaciones, pero no puede dejar de hacer este trabajo que da sentido y significado a todos los demás. También por la mañana Su presencia renueva la conciencia de nuestra pertenencia, cuando nos encontramos y cuando recitamos laudes junto a los otros miembros de la comunidad comboniana. Guardo y mantengo vivos en mi memoria vuestros rostros, pidiendo siempre a María que sea madre y compañera en esta maravillosa aventura humana a la que el Señor nos llama.
Padre Pietro Tiboni,
Kampala

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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