El cardenal Norberto Rivera Carrera, Primado de México, presentó el libro de Giussani en la capital mexicana, junto con p. Fidel González, Jesús Carrascosa y Pablo García. «Esta obra entra de lleno en la literatura clásica sobre la Iglesia»
La velada se abrió con el canto Povera voce que resonó en el Aula Magna del Centro universitario Encuentro (CUM) en el centro de Ciudad de México ante más de 350 asistentes. Toda la comunidad mexicana de CL trabajó para preparar este acto misionero, para ofrecer a todos la riqueza que el carisma de don Giussani supone para cada uno y para la Iglesia entera.
La presentación del libro corrió a cargo del cardenal Norberto Rivera Carrera, Primado de México.
«Estamos aquí para festejar una Presencia», estas fueron las primeras palabras del cardenal Rivera que alertó en seguida a no reducir el homenaje a un simple acto social o cultural.
El núcleo de la experiencia cristiana
A continuación el ponente retomó las palabras del Santo Padre en su reciente carta a don Giussani con motivo del 50 aniversario de CL indicando como todo el esfuerzo educativo del sacerdote Luigi Giussani se dirige precisamente a «llevar a la gente a descubrir –o a ver de manera más fácil– cómo Cristo está presente, a reconocer ese núcleo inefable y decisivo de la experiencia cristiana en el que muchos no reparan, dándolo por supuesto, como una premisa obvia».
A partir de esta convicción se ha lanzado en la Arquidiócesis de México la “Misión Permanente”, «pues no debemos dar por supuesto, que por el hecho de que son bautizados la mayoría de los habitantes de esta gran ciudad o porque tienen algunas prácticas religiosas, ya por eso se han encontrado con Jesucristo vivo».
«Este libro de don Giussani –afirmó el cardenal Primado– representa un gran don para la Iglesia y no sólo para el Movimiento eclesial por él comenzado. Entra de lleno en la literatura clásica sobre la Iglesia y pertenece ya a su tesoro teológico con pleno derecho». No se trata de un libro árido y escolástico, sino que «tenemos la impresión viva de encontrarnos delante de una obra personalísima, que nos hace entrever que no es fruto de un trabajo intelectual detrás de una mesa, sino de una experiencia cristiana, de gracia, del autor». Con este libro, enfatiza el cardenal Rivera, don Giussani «no nos ofrece un tratado doctrinal esquemático, sino una carta viva de su experiencia eclesial, una especie de “evangelio” vivido donde el corazón del cristiano, el corazón de un sacerdote que es guía, pastor y padre de muchos creyentes, se abre y se descubre a sus lectores, sin renunciar a la profundidad del pensamiento y de la precisión teológica».
A continuación, mons. Rivera fue señalando los pasos esenciales del libro y profundizando en su contenido. Ante el peligro que corre la Iglesia de verse reducida a clericalismo o a espiritualismo dualista que separa la fe y la vida, hizo suyas las palabras de Giussani: «el cristianismo, antes de ser un conjunto de doctrinas o una regla para la salvación, es el acontecimiento de un encuentro», de un encuentro excepcional.
Un hecho, no una ideología
El cardenal se hace eco de las palabras de Giussani al Santo Padre: «El problema capital del cristianismo hoy es que el cristianismo se identifica con un Hecho –Acontecimiento de Cristo– y no con una ideología».
En la mesa, junto al cardenal, están Pablo García del Centro Nacional de CL en México, el padre Fidel González y Jesús Carrascosa. El P. Fidel destaca la preocupación metodológica que caracteriza la obra de don Giussani. No basta con comunicar la verdad, hace falta un camino para llegar a ella. Por ello Jesucristo dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». La Iglesia es el método para conocer a Cristo hoy.
Jesús Carrascosa habla de manera directa de su experiencia y relata su encuentro con don Giussani en unos tiempos en los que el cristianismo se concebía como algo doctrinal o piadoso pero ajeno a la vida real. Lo confirma con una cita León Felipe, que al hablar de Cristo dice: «Él vino, nos indicó nuestra tarea y se fue». Eran los tiempos de los ideales fuertes pero que no parecían tener nada que ver con Cristo y con la plenitud de nuestra vida. «Desde que conocí a Giussani amé la vida», dice Carras, reflejando la experiencia de muchos de los asistentes. «Giussani –concluye Carras– describe lo que vive, no una teoría; no inventa nada, sino que vive la fe y nos enseña cómo transmitirla al hombre de hoy».
Una Presencia buena
El cardenal cierra su intervención con un agradecimiento: «Hemos dicho al principio que estamos aquí para festejar una Presencia buena, por eso la última palabra no puede menos que ser de agradecimiento: agradecimiento a Dios Nuestro Señor por su gracia; agradecimiento a Nuestra Santa Madre la Virgen María de Guadalupe que nos ha dado a su Hijo; agradecimiento a quiénes con una palabra y una experiencia cristiana, como la del sacerdote don Luigi Giussani, son en la historia de la Iglesia, en el pasado como en el presente, un despliegue de la actuación de Dios en la historia a través de sus gracias. La palabra final de agradecimiento la podemos también tomar prestada a D. Quijote: “Porque por la mayor parte, los que reciben son inferiores a los que dan, y así, es Dios sobre todos, porque es dador sobre todos, y no pueden corresponder las dádivas del hombre a las de Dios con igualdad, por infinita distancia; y esta estrechez y cortedad, en cierto modo, la suple el agradecimiento” (M. Cervantes, Don Quijote, II, 58)».
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón