Don Giussani tiene mucha razón cuando dice que la Iglesia ha abandonado a la humanidad al igual que la humanidad ha abandonado a la Iglesia. John Howard Yoder observó que la Buena Noticia no es tal mientras no es acogida.
Demasiado a menudo los cristianos hemos encarnado a Cristo olvidando la alegría que está en el corazón del Evangelio, mostrando de esta forma que no hemos acogido personalmente a Cristo.
Como no hemos acogido a Cristo con alegría, la humanidad ha sido privada del testimonio que necesita para poder recibir al Dios que en estos días adoramos en un pesebre.
Antes se decía que era tarea de la Iglesia adaptar el Evangelio al mundo. Con ese modo poco acertado de plantear la cuestión se ha perdido justamente aquello que el Evangelio aporta al mundo. Nuestra tarea no es adaptar el Evangelio al mundo, sino adaptar el mundo al Evangelio. De otro modo, ¿cómo podría el mundo aprender lo que necesita por la acción vivificante del Espíritu sobre la Iglesia? Don Giussani tiene razón de nuevo cuando dice que el mundo ha sido apartado del Evangelio en la medida en la que nosotros hemos dejado de ser la belleza con la que Dios ha dotado a la Iglesia a través del Espíritu.
Aprendamos a ser magníficos cantores del Evangelio.
(* Profesor de Ética Teológica en la Duke University School, Durham, North Carolina)
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