Qué es la educación
Tras participar en el Primer Foro Interuniversitario en Puerto Rico, Camila escribe a un amigo contándole su experiencia.
Durante la asamblea final del foro lanzaste dos preguntas que se quedaron en el aire: ¿qué entendemos por educación? y ¿qué es amistad? Nunca me había planteado seriamente qué es la educación para mí. La verdad es que sólo puedo responder con mi experiencia. Cuando yo era pequeña, mi padre, profesor de matemáticas en la universidad, solía formular problemas para que yo los resolviera. No me daba clases, me disparaba problemas en el carro y luego iba poco a poco dándome pistas, datos, cortas explicaciones, para que yo los resolviera. Recuerdo su rostro cuando yo iba a pedir más información porque el problema no me salía, contento de ver en mí curiosidad y entusiasmo por lo que él me planteaba. Esto luego se convirtió en una fascinación por las matemáticas que me llevó a asistir a competiciones y otras actividades de tipo académico. Mientras todos practicaban las matemáticas estrictas de saber fórmulas y usarlas, mi padre siempre me decía que la fórmula era un resumen del proceso de pensamiento de alguien, por lo tanto, sin saber la fórmula se podía llegar al resultado: la formula era “descubrible”. Para mí era un juego de lógica y de creatividad, pues me hacía descubrir las soluciones a los problemas; pero, más que todo, era ésta la forma en la que él y yo nos comunicábamos. Tengo tantas y tantas memorias de conversaciones con mi padre sobre cómo resolver un problema, por qué resolverlo de esa manera, etc. Esto fue evolucionando, y hoy vamos hasta el fondo, hasta el fondo de la teoría matemática, por abstracta que sea. Hubo momentos en que ninguno de los dos podía resolver el problema, y hemos aprendido juntos. En este juego de despertar mi curiosidad, aprendí muchas cosas, me enseñó a no tener miedo a equivocarme, que un problema puede tener diferentes formas de resolverse, que no todo el mundo piensa igual ni a la misma velocidad, así que no saberlo rápido no implicaba nunca no entenderlo. Más adelante, todo esto se convirtió en lo que compartía con Felix y con Wadi. Largas conversaciones, discusiones incluso, descubrimientos... Y en este compartir, conocí a mi padre, conocí a Félix y conocí a Wadi, porque compartiendo las pasiones con tus amigos, conoces a tus amigos. Aprendí a ir al fondo de las cosas, de todo lo que me interesa. La literatura, la escritura, la ingeniería, todo. Y esto es educación para mí. Es la comunicación que se da entre aquellos que me aman y que amo yo, que haciéndome ir al fondo de las cosas me hace ir al fondo de mí misma y de lo que me interesa. De esta comunicación han nacido mis grandes amistades, y de mis grandes amistades esta comunicación. No sabría decir cuál se da primero, pero tú, Daniel, Wadi, Félix, Ricky, Fabrizio, Anne, Giuseppe, Diego, son tanto mis amigos como mis educadores, porque estas relaciones me llevan a descubrir la razón de todas las cosas y de todos los deseos, que es Cristo, y me empujan a vivir la vida todos los días con intensidad y pasión.
Camila, Puerto Rico
El amigo que se acerca
Don Giussani querido: Le escribo porque, desde aquí –del otro lado del mundo–, le quiero agradecer porque todo lo que nos dice en estos últimos tiempos me provoca, me corrige y me arranca literalmente de la nada. Tengo 28 años y desde hace tres estoy casada. Vivía en Santiago de Chile en una comunidad más o menos grande y sobre todo con una compañía estrecha, día a día, con Giuliana Contini en la universidad. ¡Qué espectáculo, qué intensidad he vivido en esa amistad! Y de un día a otro, a mi marido lo trasladaron a Valparaíso, hermoso puerto del país donde yo había empezado un doctorado. Al principio no fue fácil; pensé apresuradamente e injustamente que Cristo se había olvidado de mí, que me había “quitado” todo lo que más amaba. Pero, en medio de tanta confusión y dolor, me hizo encontrar a un grupo de jóvenes en la universidad. ¡Sí, todo es dado y es dado para una tarea! Sólo el acontecimiento me remece, me despierta, me hace ser. En este tiempo, me doy cuenta, con intensidad, con dramatismo, de que su “sí” es el “sí” que tenemos que dar cada uno, que lo que encontramos, que Cristo, es lo más razonable en la vida, es lo más correspondiente. Todo tiene un sentido. Mi marido y yo no hemos podido tener hijos, pero este dolor se ha transformado en ocasión de petición y así estas personas, hasta hace tres meses desconocidas, entraron en nuestra vida, irrumpieron en nuestra casa, en nuestro tiempo, en nuestra historia y son, de verdad, nuestros. Cómo cambia la vida así. Qué pequeños y ridículos son los proyectos que hacemos. Descubro que la verdadera alegría está en obedecer, en escuchar; no en tener la razón o en si las cosas van bien o si son injustas. Realmente, «todo está donde tiene que estar y va donde tiene que ir». Cada mañana cuando miro el mar infinito, me acuerdo de lo que nos enseña: el cristianismo no es el barco que se aleja, sino el amigo que se acerca, que viene al encuentro. No es una cuestión de temperamento, sino de la certeza de «que sólo teniendo presente a Dios, uno se percata de que lo que lleva dentro es una fuente inagotable». Agradecida le envía esta carta quien le debe todo.
Alejandra, Valparaíso (Chile)
Para mí
Una chica de Barcelona escribe a un amigo después de un fin de semana de convivencia con algunos universitarios del CLU.
Llevaba toda la semana antes de que vinierais a Barcelona muy agobiada por trabajos, exámenes, estudio. Cuando Nuria me dijo que venía Elena y que si podía acogerla en mi casa, se me cayó el mundo encima pensando que no podría soportar tanta cosa sobre mí. Sin embargo, y misteriosamente, dije que sí, en lugar de empezar a poner excusas como lo había hecho otras veces, porque he estado mucho tiempo también pensándolo y repensándolo, y mientras tanto se va el tren. Pasó el fin de semana y ya desde la asamblea del viernes se me ofreció algo infinitamente más grande. Nunca había preguntado en una asamblea, pero esta vez lo necesitaba. Sabía que, si no podía plantear aquí esa pregunta, no lo podría hacer en ningún otro sitio. La convivencia con Elena y con Juan Ramón ha sido genial, sin hacer grandes cosas, simplemente acompañándonos. Si no me ayudáis vosotros, mis amigos, con mi vida, yo me pierdo en ella porque soy incapaz de ver más allá de mis narices. Me he dado cuenta de que sólo siendo fiel a lo que me ha pasado puedo vivir al 100% todo. Para mí ha sido como un despertar para ver que la vida no es ir pasando días y más días, sino un regalo hecho a mi medida. Ha sido un respiro caer en la cuenta de que esto es para mí también, y encima en Barcelona y ¡en mi propia casa! Porque Cristo es realmente lo que me da la felicidad; porque, si por mí fuera, estaría colapsada el día entero. Muchas gracias por todo.
Ana, Barcelona
Per Mariam
Hace tres años, en la festividad de la Virgen del Carmen, me ocurrió una curación milagrosa.
Mi mujer decidió llevarme al hospital para ingresarme de urgencia porque la grave enfermedad que me aquejaba desde hacía meses se agravaba. La situación era muy seria. Yo ya no podía más. Era el final. Estando como “dormido” me dieron la unción de los enfermos y el viático. Recordé que el rezo del rosario siempre me ha ayudado en todo, desde que, cuando era pequeño, lo rezábamos en familia junto a la lumbre. Pude rezar dos misterios y encomendarme a San Josemaría. En la semiinconsciencia del aproximarse de la muerte, percibí cómo dos manos blancas, grandes, con agujeros y señales de haber sangrado, me llevaban de la noche negra a una noche clara, con estrellas y luceros. Había vuelto a la vida. Muchas personas de CL habían rezado intensamente por mí. Quería contar mi experiencia sobre la eficacia del santo rosario y la oración.
Pedro, Madrid
La paz es posible
El pasado tres de diciembre, en el salón de actos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial (UPC), tuvo lugar el acto de presentación de la JUC, Joventud Universitària Catalana, juntamente con la conferencia a cargo de Sobhy Makhoul, Secretario del Patriarcado Católico Maronita de Jerusalén, bajo el título: «¿Qué hace posible la paz?». Anna Souto, Presidenta de la JUC, explicó que «esta asociación nace de la necesidad de vivir la universidad no como un simple pasar créditos y conseguir un título, sino como el lugar donde, a través de una amistad, descubrimos la pasión por el estudio y la realidad que nos envuelve». Sobhy Makhoul –católico, árabe y de nacionalidad israelita– es el fundador de la cooperativa “Obras de la Fe”, que da trabajo a más de 400 familias católicas en el entorno de Belén. Años atrás, éstas vivían de la venta de piezas artesanales en madera de olivo a los turistas en Tierra Santa. Pero, desde el estallido de la segunda Intifada en el 2000, el turismo se ha reducido un 95 %. Por eso la distribución de sus productos necesita de una red internacional que no sería posible sin la mencionada cooperativa. El conferenciante, desde su experiencia vital, explicó cuál es la realidad de dos pueblos enfrentados y castigados por la guerra, acostumbrados a no llorar frente a las víctimas de los ataques kamikazes de los palestinos y los tanques de Sharon. Ante esta situación, tanto las propuestas de los políticos del lugar, como los diferentes intentos practicados desde Europa y EEUU mediante tratados y pactos, son vanas tentativas de construir una paz ficticia de la que el pueblo no participa, pues «las medidas adoptadas hasta el momento, como la construcción del muro en territorios ocupados o el establecimiento de controles militares, no han hecho más que avivar la violencia y el odio. Ante esto, ¿es posible la paz?». Él mismo se contestó: «Únicamente con una educación de los pueblos en la dignidad humana y el respeto mutuo se puede crear un clima de convivencia y diálogo. Para que éste pueda existir es preciso tener una identidad clara y bien definida. Mientras Occidente no la recupere, no podrá ofrecer una posibilidad real de paz... Para que exista el diálogo, es preciso que cada uno tenga algo que aportar al otro, mientras que, tal como se entiende hoy, el diálogo es renegar de tu modo de vivir». Sobhy Makhoul ofreció un testimonio de esperanza e identidad a través de la pertenencia a la minoría católica de Belén. «El modo de mantener unidos todos los factores que constituyen mi persona –árabe, de nacionalidad israelita, católico maronita– es la pertenencia a Jesucristo» que asegura una posibilidad real de perdón entre dos pueblos dolorosamente enfrentados.
Joan y Josep, Barcelona
La foto
En un momento de pausa en el trabajo, leyendo el periódico sin gran entusiasmo pues las noticias eran, como siempre, dramáticas y grises, sin un ápice de esperanza o alegría en su información, iba ojeando sus páginas: atentados en Irak, juicios de homicidas, etc. Me iba introduciendo en un atontamiento emocional, típico del que no encuentra sabor u olor en sus mensajes; casi a punto de tirar el diario a la papelera, me fijé en una pequeña foto de un acto social en Barcelona: en ella, en primer plano aparecía un Belén tallado en madera de olivo (como rezaba el texto). Ya ese instante de observarlo fue como una brisa de aire fresco en la conciencia, me llevó inmediatamente al misterio de la Navidad y al significado de alegría del acontecimiento y, cómo no, a la esperanza. Observando más atentamente la imagen, se divisaba al fondo un salón de actos: el Liceu de Barcelona, donde reconocí inmediatamente las figuras de dos amigos muy queridos; Tony y Diego, que por el ideal de la verdad y por amor a Cristo se implican en la presentación y venta de Belenes de Tierra Santa en solidaridad con los cristianos de Belén, para paliar los efectos económicos que esa guerra fratricida está produciendo… Esta foto alegró mi corazón, sabiendo que sí hay esperanza, y que hay personas que, con la luz de Cristo, la ofrecen a la humanidad. Ese instante llenó de significado toda mi actividad laboral del día.
Antonio, Barcelona
Domingos misioneros
En la Antigua ciudad de Antequera, hoy Oaxaca, la comunidad de CL vive sus “domingos misioneros” vendiendo Huellas en algunas parroquias. Citando a Giussani podríamos decir que «sólo una amistad, la belleza de ciertas relaciones, es capaz de entrar en el caparazón del hombre moderno, convirtiéndolo en sujeto generador de bien». A continuación, unos testimonios.
Cuando me invitaban a vender y proponer la revista al terminar la misa del domingo, yo tenía mil pretextos para no hacerlo porque me daba vergüenza que mis amigos me vieran; un día, platicando con Dora Luz, me dijo que entre vender la revista y mi trabajo, que consiste en vender productos de belleza, no había diferencia. Comencé a hacerlo de vez en cuando y ella, ante mis dudas y objeciones, un día me dijo: «este gesto tiene que ver con tu hijo». Ante esta respuesta nació en mí un gran deseo de unidad para mi persona y para mi vida, convirtiéndose la venta y la propuesta de Huellas en algo grande, ya que efectivamente tiene que ver con mi vida entera. Además, tuve la oportunidad de mirar a Lorenzo y descubrirlo cada vez con una alegría y un entusiasmo que me contagiaron. He vendido muchas revistas, pero lo más importante es que al vender cada una estoy diciendo: «ésta soy yo».
Bety
Don Gius, queridísimo padre: Ha pasado todo este tiempo y tu paciencia conmigo, tu compañía constante, tus palabras llenas de pasión por mi vida (a través de una compañía vocacional) me han hecho ver, vivir, darme cuenta, experimentar dentro de todos mis límites que pertenezco a este pueblo que es capaz de hacer una revista así de bella, verdadera, digna como Huellas, que me hace ver, conocer la Iglesia. Esta pertenencia ha transformado toda mi vida, todo mi yo; llega hasta el hilito más pequeño de mi día y así he llegado a reconocer que Huellas es mi revista. Y como es mía, ahora tengo un deseo grande de darla a conocer y una nueva creatividad que implica también mi trabajo concreto.
Dora Luz
Al principio fue un sacrificio la venta de la revista porque era algo que no me gustaba hacer. Hoy lo agradezco, porque gracias a este gesto he aprendido mucho: comprendo que Dios está en todo y que de Él finalmente depende todo. Empecé frustrándome por no vender muchas revistas, y con el paso del tiempo y con la compañía, aprendí que, cuando uno ofrece lo que hace a otro, es decir, a Dios, se genera mucho más de lo que imaginamos y además todo resulta más sencillo: yo simplemente ofrezco la revista con alegría y dejo que Él actúe.
Rocío
Comencé a vender la revista a la salida de la misa por una obediencia afectuosa hacia los amigos que me lo proponían. Hoy voy a la venta de Huellas porque me hace más consciente de mi pertenencia y me ayuda a decirlo al mundo. Proponer Huellas es como decir «estos son mis amigos, en esto creo, a estos sigo, a ellos pertenezco y ellos me pertenecen». Además, esto me educa en la postura que deseo tener de mendigo ante el Ser. Él me hace, sin importar la reacción que los demás tengan hacia la propuesta que les hacemos.
Cecilia
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón