Huellas N.1, Enero 2009

ACTUALIDAD - Gaza

«¿La paz? Empecemos desde el sentido religioso»

Fabrizio Rossi

Las razias de Hamas, la reacción israelí y la guerra en Gaza. ¿Existe algo que pueda ayudar a superar las divisiones? «Un camino juntos hacia la verdad», responde el escritor AHARON APPELFELD, y la ayuda de auténticos «hombres de fe», empezando por el Papa

«En ciertos casos, el diálogo lo es todo». Aharon Appelfeld, nacido en 1932, no es un político, y se apresura a subrayarlo, casi como defendiéndose ante las preguntas sobre ciertos temas. Conoce bien la guerra. Superviviente del horror de los campos de exterminio en Ucrania, ha peregrinado por media Europa antes de llegar a Israel y convertirse en uno de los escritores más importantes en lengua hebrea (v. Huellas n. 5/2008).
A este intelectual, que precisamente para oponerse a cualquier enfrentamiento y división ha «centrado todas sus obras en el diálogo entre culturas», le hemos preguntado cómo ve el conflicto que inflama la Franja de Gaza. Actualmente jubilado, Appelfeld ha pasado sus últimos años enseñando literatura hebrea en la Universidad Ben Gurion del Neguev, con la que colabora todavía. Precisamente allí ha podido ver que «unir a judíos, musulmanes y cristianos es posible: cada día alrededor de setenta estudiantes judíos, drusos y americanos se sientan juntos y me escuchan leer el Qohelet, a Primo Levi, a Vasilij Grossman… Procuro que se entiendan entre ellos. Esta es nuestra tarea: abrir las mentes y los ojos, educar en la escucha de los demás».

Un buen vocabulario. Una escucha que esta guerra está volviendo imposible. «En este momento podríamos estar cerca de un acuerdo con los palestinos, pero los extremistas de Hamas se oponen completamente». Appelfeld dice que «la guerra supone un precio y un dolor» (en los doce primeros días la contraofensiva israelí habría causado más de 600 víctimas, de ellas una cuarta parte son civiles) y «hay que hacer todo lo posible para evitarla». Habla de «compromisos, paz, diálogo: este debería ser nuestro vocabulario». Pero, ¿qué es el diálogo? «Un camino juntos hacia la verdad». ¿Más allá de las divisiones y de las distintas religiones? «En el islam, en el judaísmo y en el cristianismo Dios habla un idioma dulce y humano. La religión debería ser una fuerza de amistad, de amor por los hombres y por el mundo. Pero hay quien siembra la muerte en nombre de Dios. Esta es la tragedia del extremismo». Por eso Appelfeld define esta guerra como “existencial”. «Los ataques de Israel no están dirigidos contra Palestina o contra cualquier otro país, sino contra Hamas, una fuerza que amenaza nuestra misma existencia. Es una batalla contra el extremismo, un peligro que se extiende mucho más allá de nuestras fronteras». ¿Por qué? «Hamas es un brazo de Irán, un país que pronto tendrá la bomba atómica y que ya ha declarado que quiere usarla. Es una amenaza para toda la civilización occidental». ¿Qué piensa de la posición de Europa? «A menudo finge no oír. Si continúa así, será una tragedia para todos».

De hombre a hombre. Cada uno tiene una responsabilidad ante esta situación, aunque no esté directamente implicado en política. «Con mi trabajo como intelectual, yo también puedo contribuir a la paz. Todo ciudadano tiene unos deberes. Y yo me siento ciudadano no sólo de Israel, sino de todo el mundo». ¿En qué sentido? «En mis obras hablo de gente que sufre, unas veces son judíos, otras no. Trato de hablar como un hombre a otros hombres. La guerra terminaría si las personas se entendieran». Antes de que se encendiera de nuevo el conflicto se había anunciado una visita del Papa a Tierra Santa en mayo. ¿Qué esperanzas alberga con respecto a este evento, en caso de que finalmente se lleve a cabo? «Todavía no consigo imaginar cómo, pero estoy convencido de que será una etapa importante hacia el diálogo». Porque «todo hombre auténticamente religioso es un hombre de paz, y en esto consiste su misión en el mundo. En estos días de lucha estoy leyendo El sentido religioso. Don Giussani era un hombre así. Y estoy seguro de que podrá ayudar al proceso de paz».