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Huellas N.06, Junio 2024

BREVE

Cartas

Una presencia ¡presente!
La llegada de Nicolle con sus hijos Berlín y Gianna Celeste mediante la asociación de Familias para la Acogida, que nos propuso acogerla un par de semanas en casa para que pudiera recuperarse del parto, fue un gran regalo. Su llegada fue bastante imprevista porque le dieron de alta un día antes de lo que estaba planeado. En general, nos gusta mucho vivir así porque el imprevisto es la posibilidad de reconocer de qué pasta está hecho el milagro, que es algo tangible y cotidiano, «la única esperanza». ¡Y es verdad! Por eso, la primera cena la pasamos con unos amigos y fue conmovedor. Fue el principio de una comunión, de una unidad. Solo esto sostiene, solo en esto queremos que nuestros corazones consistan.
Nos sorprendió mucho a ver a nuestras tres hijas jugar con Berlín como si se conocieran desde siempre. La mirada de los otros educa la nuestra. También nos hemos dado cuenta de que la presencia en casa de otras personas no nos ha obligado a estar más atentos a no equivocarnos, o a hablar mejor, o a comportarnos distintamente de lo que solemos hacer. Un día le pedí a Nicolle ayuda para doblar la ropa de mis niñas y le pregunté si tenía algún tipo de música que le gustara escuchar. Me contestó que no. Entonces puse la música que siempre escucho en casa ¡y empecé a cantar! Fue increíble ver la presencia de Nicolle como misterio que de repente te libera, ¡tú ya no eres un amigo desconocido! Tu presencia ocupa un espacio en mi casa y yo soy más libre que nunca. Nicolle y sus hijos han sido para nosotros el anuncio de que a algo dado no se puede añadir nada más que un sí. Este hecho cambió incluso la mirada entre nosotros como matrimonio. Una noche mi marido tuvo que llevar a Nicolle a urgencias y volvieron de madrugada, así que durante el día estaban muy cansados. Personalmente, siempre he podido hablar de mi marido como “misterio” en mi vida, como “algo que no puedo abrazar totalmente”, como si fuera él, pero con Algo detrás. Y ese día, por primera vez, miré a mi marido reconociendo que estaba cansado. Su cansancio siempre había significado para mí dejar algo para después, sin más, pero ese día su cansancio fue el motor de mi sí a Cristo. Por primera vez fregué el suelo de la cocina pensando: ¡fregar el suelo ahora es lo que más sentido tiene en mi vida! Porque reconocer el cansancio de mi marido me hace mirar de verdad a mi marido y entonces fregar el suelo ahora es lo que más me hace mirarte a Ti. El cansancio de mi marido me hizo mirar a Cristo ¡presente! Descubro que el misterio no se añade como algo más a lo que hay en mi vida, sino que es algo que se presenta ya dado y con todo.
Daniele e Ilaria, Barcelona

Con Takashi y Midori en Múnich
La exposición de Midori y Takashi Nagai se ha exhibido durante dos semanas en Múnich, la capital bávara. Desde el verano pasado hasta finales de año mi devoción por Takashi creció mucho al leer todos sus libros traducidos y no paraba de hablar de él. Pero cuando los acabé se apagó la llama japonesa y dejé de notar tan cerca ese deseo de vivir como él. Pasaron tres meses y se confirmó que la exposición llegaría a Múnich después de Pascua, así que lo tomé como un momento para volver a sumergirme en sus pensamientos y me ofrecí como voluntario para las visitas guiadas. Cuando estoy en el foco de atención, mi vanidad se hace siempre hueco con el deseo de ser protagonista en esta vida. Y esta vez no fue distinto. Por fin podría demostrar a la gente lo mucho que sé de la historia de Takashi y Midori. Durante los días previos me preparé repasando todos mis libros y notas para empaparme de sus pensamientos y, sobre todo, traducirlo al alemán. Empezó la exposición y con ella mis visitas guiadas, en las que ponía todos mis esfuerzos en decir las palabras justas en un idioma que no es el mío y buscaba una estrategia perfecta para captar la atención de los visitantes. Cuando acababan las primeras guías la gente aplaudía y mi pecho se hinchaba de orgullo porque pensaba que había dependido de mis esfuerzos. Aun así, daba igual cuántas guías hacía que mi nervioso corazón me latía con tremenda fuerza antes de empezar. Fue entonces cuando caí en el capítulo que Takashi escribe a su hijo, que quiere seguir los pasos de su padre como médico. Básicamente, le cuenta que él creía inicialmente tener el poder de decidir sobre la vida y la muerte de sus pacientes y que cuando los curaba se hinchaba de orgullo y cuando no, se sentía aplastado por el peso de la derrota. Pero con el paso del tiempo, Takashi se daba cuenta de que «un paciente, por el que me había resignado a no poder hacer nada, se recuperaba completamente, de forma bastante inesperada, o que un paciente al que estaba seguro de poder salvar moría de repente. [...] Cuando me di cuenta de que, en realidad, es la voluntad de Dios la que determina el destino de los enfermos, cuidar de ellos se transformó en oración. Poner una inyección se ha convertido en oración; hacer una fluoroscopia se ha convertido en oración para invocar la bendición de Dios sobre el enfermo». Y así empezó a ser para mí durante las guías. Entre panel y panel de la exposición dejaba un silencio que aprovechaba para pedir por “mis pacientes”, para que la historia de este santo matrimonio japonés les llegase como me ha llegado a mí, para que mi vanidad no saltara. El orgullo seguía estando allí, pero cada vez que surgía rezaba un rápido «ven Espíritu Santo, ven por María» para que no me devorara.
Takashi habla mucho de que el propósito de la vida es dar gloria a Dios y nunca he entendido bien qué significa exactamente esta afirmación para él, pero como me recordaba un amigo quizás en mi vida significa echarse a un lado durante las guías (o durante la vida) para que la gloria no sea para mí por mis capacidades, sino que deje a Otro obrar en sus corazones. Gracias a la exposición me ha vuelto el deseo de querer vivir como ellos, para lo que no muere nunca, para la santidad. Esto me viene como anillo al dedo porque en dos meses me caso y presiento que el Señor me ha puesto a mi prometida para recorrer un camino de humildad y así unirme más al Señor a través de ella. Porque, como se suele decir, sin Midori no existiría Takashi Nagai.
Carta firmada, Múnich

En busca de testigos
Doy clase de filosofía en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico. Les comparto lo que me ha escrito hace pocos días un joven estudiante, novicio de una orden religiosa, acerca de cómo le ha impactado lo poco que ha podido leer de don Giussani (utilizo fragmentos de El sentido religioso en mis clases de Antropología Filosófica y de Ética):
«Hay otra cosita que le quería mencionar y es que me llama muchísimo la atención la persona de don Luigi Giussani. Sus escritos y su manera de ver las cosas me parece que son un gran aporte para la Iglesia, en particular en este tiempo que vivimos. Me llama la atención cómo invita a la persona a ver la belleza de Jesús y de ese modo poder descubrir lo que realmente puede colmarnos de felicidad y darle verdaderamente sentido a nuestra vida, y todo a través de un encuentro. Y no es que haya sido distinto en el pasado, pero lo bonito es ver cómo él llega a esas conclusiones a través de la razón y, como método de esa finalidad, del testimonio. Personalmente pienso, y parafraseo las palabras de san Pablo VI: “El mundo de hoy no busca la verdad, por eso no va a los filósofos; el mundo de hoy busca la felicidad y por eso acude a los testigos”. El mundo está dividido porque, queriendo en su interior buscar la felicidad, no advierte que ella es inseparable de la verdad y ellas se encuentran en la persona de Jesucristo. Considero muy valioso el contenido de los libros de don Giussani (aunque solo he leído lo que usted nos ha aportado en los textos) porque, al reunir en sus escritos la verdad y la belleza, muestra cómo ellas son el camino para alcanzar la verdadera felicidad; y espero en el futuro poder alimentarme de su aporte y de esa manera también poder mostrar la belleza de Jesús a las personas que me encuentre en el camino de la vida, partiendo no solo del aspecto espiritual sino también de la razón. Gracias profesor porque si no fuera por usted no lo hubiera conocido. De todo corazón, gracias».
Giuseppe, Ponce (Puerto Rico)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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