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Huellas N.03, Mayo 1996

CULTURA

Ecumenismo. Pensamientos de los judíos

Fabio Giovenzana

La presentación del libro del jesuita Katunarich ha ofrecido la posibilidad de un diálogo entre judíos y católicos. El jefe de los rabinos de Milán, Laras: «Jesús ha actuado y hablado en un marco judío. No se puede comprender a Jesús sin hacer referencia a esta realidad». El profesor De Benedetti: «Los primeros cristianos se sentían completamente judíos»

El jueves 15 de febrero, en la Librería Duomo de Milán, tuvo lugar un debate sobre la relación entre judaísmo y cristianismo, con ocasión de la presentación del libro del padre jesuita Sergio Katunarich, Cristianismo y judaísmo. Nuevas Convergencias (ed. Spirali/Vel). Estaban presentes, además del autor, los profesores Giuseppe Laras, jefe de los rabinos de Milán, Paolo De Benedetti, docente de judaísmo en la facultad teológica de Italia septentrional, Paolo Sorbi, de la revista Studi Cattolici, y monseñor Francesco Coccopalmeiro, obispo auxiliar de la diócesis de Milán.
Padre Katunarich, doctor en teología ecuménica por la Universidad Pontificia Gregoriana, se ocupa en particular del diálogo con el mundo judío. Autor de numerosos libros sobre el tema de la relación entre judaísmo y cristianismo, imparte cursos y seminarios de cultura judía en la Universidad Católica de Milán y promueve, junto al Grupo ecuménico cristiano-judío (Geexe), publicaciones, conferencias, cursos y visitas culturales.
El libro ha tenido una larga gestación, habiendo nacido hace cinco años para responder, ante todo, al interés creciente por el mundo judío por parte de cristianos. Padre Katunarich ha explicado que este texto quiere ayudar a conocer mejor al judaísmo, «hacia el que nos sentimos naturalmente atraídos porque en él podemos encontrar nuestras raíces». En una segunda fase de redacción del libro, el autor se dio cuenta de que las cosas que estaba escribiendo para un estrecho círculo de personas, en realidad tenían unas posibilidades mucho más amplias. Los temas que surgían en la confrontación entre el judaísmo y el cristianismo poseían una incidencia en el modo de juzgar aspectos importantes de la cultura contemporánea. «En un mundo dominado por fenómenos como la secularización, la laicización, la desacralización, el fecundo diálogo judeo-cristiano no puede no suscitar un despertar de la dimensión religiosa de la persona, del significado profundo del tiempo, del trabajo del hombre, de la naturaleza, de la solidaridad con los que sufren. Con sus costumbres, la cultura judía puede ayudarnos a recuperar una autenticidad en nuestra postura frente a la existencia».
El autor ha observado que está en marcha una especie de convergencia espontánea entre el mundo judío y el mundo cristiano, una convergencia «afectiva» que no desemboca en el sincretismo, porque no anula la diversidad: «Existe un fenómeno, aparentemente nuevo, extraño, difícil de explicar, entre aquellos que, profundizando y recuperando la propia identidad cristiana, se sienten cada vez más próximos a la judía». A esta observación hacen eco las palabras de Pietro Citati, publicadas en el libro: «Con el pasar de los años me siento cada vez más católico... Y me sucede, al mismo tiempo, que me hago cada vez más judío».
dando mayor fuerza a estas intuiciones, monseñor Coccopalmeiro, en el transcurso de su intervención, se ha dirigido a los judíos presentes en la sala llamándoles «hermanos mayores» y «amigos».
El jefe de los rabinos de Milán, Laras, reconociendo el proceso de acercamiento y de desdramatización actuales en las relaciones judeo-cristianas, ha subrayado la necesidad de volver a descubrir «puntos de convergencia que han sido olvidados en el curso del tiempo» y la urgencia de superar la actitud de desconfianza recíproca, acumulada como una «terrible incrustación» en el curso de dos mil años de historia: «Es importante superar toda sospecha recíproca y aprender a estar juntos, a hablarnos, a escucharnos, a conocernos y estimarnos mutuamente». Según el profesor Laras la raíz del interés cristiano por el judaísmo se encuentra en el redescubrimiento del ser judío de Jesús: «Jesús ha actuado y hablado en un marco judío. No se puede comprender a Jesús sin hacer referencia a esta realidad».
El profesor De Benedetti, subrayando a su vez la relación intrínseca entre cristianismo y judaísmo, ha afirmado: «Los primeros cristianos se sentían completamente judíos... La primera comunidad cristiana de Jerusalén, que se sitúa en una fase fundante de la vida de la Iglesia, vivía totalmente inserta en la cultura judía». La aportación que el judaísmo ha dado a la historia de la humanidad ha sido ineludible y fundamental: «El judaísmo ha dado al mundo el Dios único y la Palabra de Dios».
Hoy la gran tradición judía puede ayudar a nuestra sociedad a no naufragar en la superficialidad de un neo-paganismo que inevitablemente conduce al nihilismo.

(Traducido por Enrique Bicand)

EL PUEBLO DE LA ALIANZA
Escrutando el misterio de la Iglesia, este sagrado Concilio recuerda el vínculo con el que el pueblo del Nuevo Testamento está espiritualmente unido con la estirpe de Abrahán.
La Iglesia de Cristo reconoce de hecho que los comienzos de su fe y de su elección se encuentran ya, conforme al misterio divino de la salvación, en los patriarcas, en Moisés y en los profetas.
Ella confiesa que todos los fieles de Cristo, hijos de Abrahán según la fe, están incluidos en la vocación del mismo patriarca y que la salvación de la Iglesia está misteriosamente prefigurada en el éxodo del pueblo elegido de la tierra de la esclavitud. Por lo cual, la Iglesia no puede olvidar que ha recibido la revelación del Antiguo Testamento por medio de aquel pueblo con el que dios, por su inefable misericordia, se dignó establecer la Antigua Alianza.

(Declaración Conciliar Nostra Aetate, 28 de octubre de 1965)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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