Tenerife, además de ser un paraíso fiscal, a nivel tecnológico es parecido a Japón; sin embargo, la calidad de la vida es diferente: existe todavía una vida de pueblo. Cuando llegas y estás con nuestros amigos de la comunidad, te sientes rápidamente en tu casa. Lo más bello que deseo subrayar es que la comunidad de Tenerife es el fruto de una comunión vivida entre ellos y nosotros, los de Madrid. Es un ensimismamiento, suyo y nuestro, con el carisma. Sorprende ver a dos personas totalmente diferentes el padre Joaquín y el padre Miguel Ángel son como el blanco y el negro -que, a partir del reconocimiento del encuentro hecho, viven una unidad, una amistad fecunda con los chicos y con los adultos. Estos dos sacerdotes, conscientes de su diversidad, hacen experiencia de la comunión: frente al carisma no ponen ninguna objeción para estar juntos. Han dado origen a una comunidad potente en todos los ámbitos -Gs, Clu, adultos-. Han comprendido que no es necesario inventar las cosas, no es necesario inventar las cosas, sino que es suficiente seguir, obedecer. Hay un compromiso de todos a todos los niveles. Impacta la disponibilidad y el deseo de aprender la vida del movimiento dentro de la normalidad de la vida. De este nuevo modo de vivir el cristianismo también se ha dado cuenta el Obispo, que les ha implicado en la responsabilidad diocesana.
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