Durante el seminario en Roma cae en mano del padre Joaquín 30 Giorni. Regresa a Tenerife y comienza la lectura de El sentido religioso con sus jóvenes, «aunque mantenía la distancia con CL». Los chicos encuentran a los miembros españoles de CL y le implican en una historia más grande. El espectáculo de la unidad con el padre Miguel Ángel se extiende de una isla a otra
Latitud +27, longitud +20; son las islas Canarias, el último lugar de Europa en el Atlántico, el archipiélago del que Colón zarpó definitivamente hacia el Occidente desconocido. Este archipiélago tropical es hoy el destino de frecuentes vuelos chárter, repletos de turistas ingleses y alemanes. Si no fuese por esta inyección de turismo noreuropeo, nos encontraríamos en una típica sociedad española de hace medio siglo. Todavía los crímenes y la droga tienen una incidencia mínima: aquí todo, también la deshumanización, llega con notable retraso. Nos encontramos en Tenerife, la isla más grande. En en centro de la isla, un imponente volcán de 3.700 metros, el Teide, es, por sus espectaculares formaciones de lava y la excepcional transparencia del aire que lo envuelve, la meta ambicionada por excursionistas y astrónomos de todo el mundo.
Joaquín vive en Tenerife desde hace mucho tiempo. Aquí ha crecido y estudiando la carrera de Medina, aunque es en Roma, donde, tras realizar los estudios de Teología, se ordena sacerdote. Una vez ya en Tenerife, es nombrado párroco de las Mercedes, uno de pueblos que circundan la ciudad de la Laguna.
Ahora son las diez y media de la noche y por fin he podido localizarle por teléfono para cenar, ¡aquí el horario es así! Nos sentamos siete u ocho en torno a la mesa de una pizzería y Joaquín nos cuenta.
«En Roma un día me cayó entre las manos un número de 30 Giorni. me fascinó: sus posiciones eran de absoluta fidelidad a la Iglesia, pero sin renunciar nunca a llamar al pan, pan y al vino, vino». Así pues, gracias a 30 Giorni, conoce algunas intervenciones de Giussani y también sus libros, lo que le lleva a implicar en poco tiempo, tras su regreso a Tenerife en el año 90, a una cincuentena de jóvenes estudiantes en un trabajo basado en El sentido religioso. «Yo, sin embargo, mantenía la distancia con CL, aunque estaba convencido de la verdad de la experiencia que el movimiento propone. El problema tenía un nombre: Miguel Ángel».
El padre Miguel Ángel estaba en otra isla, la Gomera. Él ya pertenecía al movimiento junto a un pequeño grupo de amigos, que se habían reunido en torno a él; pero, según parece, los dos no congeniaban demasiado. «Un día fueron mis chicos a la otra isla, la Gomera, a un retiro pascual de CL. Yo les había animado a ir, pensando que podía ser un enriquecimiento útil para ellos, pero dentro de nuestro camino. Sin embargo, volvieron con la más dura de las peticiones: querían ser del movimiento. Les dije que si consideraban que aquel era su camino, debían seguirlo: yo comenzaría de nuevo». Pero uno de los jóvenes respondió: «No, éste es también tu camino. Sin ti no queremos ir».
Los chicos obligaron a Joaquín a reconsiderar todo y así, en poco tiempo, se ha visto implicado en una historia más grande, la del movimiento en España y, por tanto, la de todo el movimiento. Es evidente, por el modo en que habla, que la relación con «los grandes amigos» de Madrid es vital par él y para todos los demás.
«El mayor milagro ha sido la unidad imprevista entre Miguel Ángel y yo. Desde luego, si hay algo que nadie logra explicarse en todo el archipiélago de las Canarias - y nosotros menos que nadie - es la vida que se genera por esta unidad inesperada». Desde la otra parte de la mesa Telesforo y Eva, dos jóvenes esposos, nos hablan de una nueva compañía teatral, «Zálata», con la que intentan representar Miguel Mañana en Tenerife y en otras islas. Rosi y Alicia, que estudian en la Universidad de la Laguna, cuentan su presencia sencilla y decidida en la universidad. «Ahora somos más de cien», dice incrédulo Joaquín. Los estudiantes que encuentran el movimiento en la universidad lo difunden rápidamente entre sus parientes y amigos del barrio: «¡Ahora también estamos en la isla de Las Palmas!».
Joaquín me da un libro de imágenes del Teide para don Giussani. Abre la primera página y escribe de una tirada: «Querido don Giussani: Toda la belleza y la grandeza del Teide no es comparable con la belleza y la grandeza de la compañía que Cristo, a través de ti, ha generado en Tenerife». Firmado: Miguel Ángel y Joaquín
(Traducido por Alfonso Lozano)
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