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Huellas N.09, Octubre 2023

PRIMER PLANO

Irlanda. Como si algo ahí fuera me estuviera esperando

Paula*

Hace poco más de un año hice las maletas y me marché a Irlanda a pasar allí un año de Erasmus en la Universidad de Cork. Me fui sola, sin conocer a nadie, a una ciudad de la que no había oído hablar en mi vida, a un país en el que llueve más de trescientos días al año y yo no soporto la lluvia. Si ya la decisión parecía descabellada de por sí, hay que tener en cuenta que el año anterior había sido el año más feliz de mi vida. Tenía una relación cada vez más abierta con mi familia, unos amigos increíbles, estaba contentísima en la universidad implicándome cada vez más en el CLU y vivía de manera espectacular la relación con mi novio. De primeras no tenía ningún sentido que yo decidiese embarcarme en una aventura hacia lo desconocido teniéndolo todo en casa. Así que, ante la pregunta que a menudo se me planteaba sobre por qué me iba, yo solo podía responder que desde pequeña he tenido un deseo inmenso de ver el mundo, como si hubiese algo ahí fuera esperando que fuese para mí.
Y así ha sido. Si tuviese que resumir mi año en una frase diría que el Señor acontece donde menos te lo esperas, cuando menos te lo esperas y de la manera que menos esperas. Me ha roto absolutamente todos los esquemas. Jamás habría pensado que un lugar tan pequeño, frío y húmedo pudiese llegar a convertirse en uno de mis sitios preferidos en el mundo entero. Cuando te vas de Erasmus, la idea general es salir mucho y estudiar poco. Si tienes la suerte de que hay una comunidad del movimiento donde vives, quizá tomarte en serio la vida de la Iglesia y la relación con Dios. Si no, dejarla un poco en standby. A mí esta idea me parecía pobre y carente de profundidad: yo partía a Irlanda con el deseo de cuidar el estudio, hacer amistades verdaderas y buscarme la vida, ya que la comunidad más cercana de CL que yo tenía estaba a 250 kilómetros.
He tenido la inmensa suerte de poder vivir en una comunidad católica, en una residencia pequeñita para estudiantes y jóvenes trabajadores perteneciente a la orden de los dominicos. He hecho amistades con las que podía compartir el estudio, el trabajo, la fiesta, la diversión y también la fe. Gracias a esta compañía he podido comprobar una vez más que la vida no va por compartimentos, sino que, si tu vida está fundamentada en el Señor, puedes vivirlo todo con alegría. Desde el minuto en que llegué, nunca he estado sola. Me emociono profundamente cuando pienso que no es que yo me marchase de casa y el Señor se viniese conmigo, sino que Él ya estaba allí esperándome, esperando a que yo abriese la puerta, porque Él ya me había preparado una casa. Ha sido precioso poder ver cómo todo lo que yo he visto en el movimiento sucedía también en relaciones con personas que jamás habían oído hablar de Giussani; ver cómo todo lo que hemos trabajado en Escuela de comunidad sucedía incluso cuando allí no tenía a nadie de CL. Y las veces que pude pasar tiempo con la comunidad de Dublín, pude comprobar también que la realidad del movimiento sucede donde quiera que vayas. La gente de allí me abrió sus puertas de par en par, sin conocerme, como si hubiese un amor previo asegurado por una historia compartida. Pero lo increíble es que también sucedió así en Cork con mis amigos de la residencia y con los dominicos. Haber encontrado a Cristo, cada uno de una manera y con una vida completamente diferente, hacía de nuestra pequeña casa lejos de nuestra casa un verdadero hogar. Un hogar en el que entraba todo. Una compañía con la que contar para rezar un Rosario juntos o pasar las horas cantando y bailando en un pub.

* Estudios ingleses, Madrid

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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