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Huellas N.1, Enero 2002

EDITORIAL

El reto a la libertad. Imposible evitarlo

«Aunque la salvación no llegue, quiero ser digno de ella en todo momento»
(F. Kafka)

Proponemos como editorial del primer número de Huellas de 2002 el texto que Pierluigi Battista, periodista de La Stampa de Turín, ha escrito con ocasión de la presentación del libro de don Giussani, En los orígenes de la pretensión cristiana (Encuentro, Madrid 2002), el pasado 18 de diciembre. Para nosotros, cada inicio se define por la renovación de la inexorable pretensión que el acontecimiento cristiano ha introducido en el mundo biseccionando el tiempo. Un reto que se plantea a lo largo de la historia a todos los hombres libres.

Para abordar el libro de don Luigi Giussani, no basta con debatir acerca de su contenido, sino también, y sobre todo, de las formas de argumentar extraordinariamente eficaces presentadas por un cristiano que sitúa al lector frente a una elección libre, precisamente ante la pregunta esencial que viene acuciando a la humanidad desde hace dos mil años: «¿Es verdad que Dios intervino en la historia?». Y también: «¿Verdaderamente ha sucedido?».

Giussani sitúa al interlocutor en una posición que no admite escapatorias, dejadez moral ni negligencia conceptual: «Existen determinadas afirmaciones que, por su radicalidad, cuando las percibe un hombre, si actúa como tal, no puede eliminarlas, censurarlas. El hombre está obligado a decir sí o no». Es una disyuntiva dramática que Giussani plantea según la formula de Kierkegaard: «La verdad es que se ha olvidado completamente el imperativo cristiano: tú debes. El hecho de que el cristianismo te haya sido anunciado significa que “tú debes” tomar posición frente a Cristo. Él, o que Él exista, o que haya existido es la decisión de toda la existencia».

Un “europeo de nuestros días” como yo (y como el que Giussani describe en el libro, citando a Dostoevski, con justificada severidad) se queda simplemente atónito ante preguntas tan radicales. Un hombre como yo, al que le cuesta tener certezas, inclinado a desmenuzar los problemas para ponerlos bajo la lente de la investigación racional y entorpecido por las complicaciones existenciales de la duda moderna, siente sin embargo que en el vértice de esos interrogantes se custodia un desafío, una llamada apremiante a no divagar, a no premiar la política que elude el problema ni la retórica de la indiferencia.

Giussani no nos impone creer. No nos induce a un absurdo y paradójico «debes creer que crees». Por el contrario, apela a la libertad de cada uno de nosotros para evitar que volvamos la mirada a otro lado eludiendo el carácter esencial de las preguntas originales. La ¡libertad!, ni más ni menos. La libertad frente a las sirenas y los chantajes morales de la utopía moderna, que pretende suplantar la religión ocupando simplemente su lugar, y se arroga la misión de renovar la sociedad y la humanidad, lo cual conduce directamente al infierno del despotismo y el poder ilimitado sobre el individuo y la colectividad. La libertad como el reverso de la pretensión de «hacer como si Dios no existiese». Demasiado fácil. El verdadero reto para quienes no creen es «hacer como si Dios existiese»: exigir, de uno mismo y de los demás, una seriedad y un rigor que son lo contrario a la superficialidad y la entrega sin reservas al «siglo», como habrían dicho los jesuitas, cuando los jesuitas eran genuinos.

El reto de la libertad: es el mensaje de don Giussani, al que un europeo atormentado de nuestros días no puede hacer oídos sordos, aunque sea para refutarlo y no amoldarse a sus imperativos, pero pudiendo decir que no ha ocultado su conciencia en un nicho protegido por la arrogancia desmesurada de la incredulidad.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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