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Huellas N.08, Septiembre 1998

ESPECIAL MEETING '98

Abrid las puertas a Cristo

Marco Berchi

Veinte años de Pontificado de Juan Pablo II. Los testimonios de algunos amigos del Papa. Sólo en el misterio del Verbo encarnado encuentra plena luz el misterio del hombre

El Meeting, como ya se sabe, está lleno de aplausos, pero lo que ha estallado con estruendo en la Sala 1, al comienzo del encuen­tro dedicado a los veinte años de pon­tificado de Juan Pablo II, era un aplauso particular. Guzman Carri­quiry, vicesecretario del Pontificio Consejo para los Laicos, moderador del encuentro, acababa de decir: «Juan Pablo II ha seguido, guiado y animado todas las ediciones del Mee­ting; recordamos su presencia aquí en el 82. Pero este año estamos aquí y hoy estamos aquí para celebrar sus veinte años de pontificado, llevando en los ojos y en el corazón la imagen del 30 de mayo, la imagen de don Giussani arrodillado ante el pastor universal de la Iglesia».
El aplauso ha mostrado dónde latía el corazón del pueblo del Mee­ting, permitiéndonos alterar un poco el orden del encuentro y entresacar aquí y allá en las tres intervenciones (que merece la pena leer en las actas del Meeting) los fragmentos que más han encendido ese corazón.

Rylko
Monseñor Stanislaw Rylko es secretario del Pontificio Con­sejo para los Laicos. También él no puede menos que recordar aquel día: «He encontrado la clave de lectura de este Pontificado cuando el 30 de mayo un cardenal, que contem­plaba la plaza de San Pedro y la vía de la Conciliación abarrotadas de gente alrededor del Papa, dijo: «Esta es la Iglesia del Tercer Milenio». En efecto, en la actitud del Papa hacia los movi­mientos y en su solicitud hacia los jó­venes, se ven las líneas maestras del pontificado de este Papa, y, por tanto, de la Iglesia del Tercer Milenio». Para Stanislaw Rylko, filósofo que en el Meeting está como en su casa, el secreto del ministerio de Karol Woytija está en dejarse plasmar por el amor. «Amando al hombre se con­vierte a los hombres concretos. Para ello necesita velar como Cristo en Getsemaní para poder dirigirse, todo él, hacia Cristo. Cada peregrinación del Papa es un grito para afirmar esta verdad y la verdad sobre el hombre».

Caffarra
Pero, ¿de dónde nace este amor? ¿Dónde encuentra un fundamento que no sea un débil sen­timiento genérico? Monseñor Carlo Caffarra, obispo de Ferrara, fundador del Instituto Juan Pablo II para los estudios sobre el Matrimonio y la Familia, da esta res­puesta: «He podido constatar que Juan Pablo II cita con una impresio­nante insistencia dos textos particula­res del Vaticano II. Uno dice que sólo
en el misterio del Verbo encarnado encuentra plena luz el misterio del hombre, y el otro afirma que el hom­bre no puede encontrarse si no se en­trega a sí mismo totalmente. Ésta es la llave de estos veinte años de minis­terio petrino: el hombre, constitutiva­mente, por gracia, no es extraño a Cristo».
«Aquellas palabras - «¡No tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo!» -han cerrado, de hecho, explica Caffarra, un tiempo extenuante de discu­siones eclesiales basadas en el presu­puesto ideológico de que Cristo y el hombre son dos grandezas extrañas la una para la otra, que a nosotros nos toca hacer "encontrarse" y "dialogar". El resultado era que la fe, antes de anunciarse, estaba obligada a justi­ficarse, usando como argumento fundamental que podía ser una gran ayuda para el mundo en lo que el mundo piensa que nece­sita: una Cruz Roja humanita­ria, una agencia moral».

Grygiel
Pero escuchemos a Grygiel: «El Papa nos ha enseñado que el hombre está necesitado de amor y de perdón, ¡no de tolerancia! Cómo no ver a Juan Pablo II como a Moisés que ante los Faraones repite aquellas palabras: "¡Deja partir a mi pueblo!". El Papa nos recuerda que Auschwitz y el Gulag enseñan lo que ya sabía Job: es necesario defender más al hombre que a Dios; Dios sabe defenderse solo». Los tres ponentes en verdad no han tenido dificultad para encontrar los puntos que conectasen el ministe­rio desarrollado en veinte años de Juan Pablo II y el tema del Meeting 1998. Grygiel: «Se ha hablado, a ve­ces, de una "política" del Papa. En realidad, consiste en su modo no político de presentarse a los hombres: el Papa saca a los hombres de los sueños y los conduce al mundo real. El Papa sabe que la Iglesia no tiene sitio en el mundo de los sueños».

Feliz cumpleaños
Caffarra: «El hombre concreto, de carne y hueso, experimenta la co­rrespondencia entre el deseo de su corazón y Cristo. En la Veritatis Splendor se lee: "Urge recuperar el verdadero rostro de la fe. No una simple serie de proposiciones sino un conocimiento vivido de Cristo, una memoria viviente de Él"».
Mientras monseñor Rylko su­brayaba así la belleza del desafío de afrontar la realidad: «Necesita­mos cristianos felices. ¡Y esta feli­cidad es visible también aquí en el Meeting!», monseñor Caffarra añadía que «no es casualidad que durante este periodo los movimien­tos hayan tenido un gran floreci­miento y un reconocimiento ecle­sial pleno. De hecho, ellos, más que cualquier otra realidad eclesial, se colocan en el punto en el que la vida de la Iglesia, que es el hom­bre, se cruza con la vida de la Igle­sia, que es Cristo».
Apenas tiempo para apagarse el eco de estas palabras y ya la misma Sala 1 del Meeting se preparaba para otro encuentro. El título "Libres para educar" se nos prometía (y se man­tuvo) chispeante. En resumen, las mismas manos y el mismo corazón que habían aplaudido, dispuestas a remangarse para una batalla de liber­tad y verdad. Es el modo que se usa aquí, en el Meeting, para desear un "feliz cumpleaños" al Papa.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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