El Meeting de Rímini es un acontecimiento cultural que, en su valerosa oposición a la mentalidad dominante, confirma en cada edición su carácter único. Ello quizás puede desagradar a la intelectualidad autodenominada "laica", que desde hace decenios pretende arrogarse la exclusiva de una cultura cuyo rasgo fundamental y cuya fuente de inspiración son la duda, el escepticismo y la negación. Como ha escrito el Papa en el mensaje inaugural del Meeting, «es sintomático que en el arte, en la literatura, en el teatro, donde la conciencia del siglo presente se expresa de forma más aguda y dramática, ha aflorado el sentimiento del absurdo, de la falta de sentido y de la condición "infernal" de la vida humana», campo abierto a alimentar la angustia, el extravío y el miedo que, ¡mira tú por dónde!, los intelectuales han imputado siempre a la Iglesia, especialmente en algunos momentos de la historia.
Nos encontramos en las postrimerías del segundo milenio y la tribulación parece manifestarse con más fuerza. Es la tribulación de quien niega a Dios. Ha sido precisamente el haber desterrado a Dios de la vida del hombre - concediéndole como mucho un papel carente de incidencia - lo que ha inspirado y favorecido el estado de angustia, extravío y miedo. Prosigue Juan Pablo II en su mensaje: «A los cristianos nos espera la tarea de anunciar con coraje al hombre contemporáneo la urgencia de retornar a la promesa», y la promesa, en su eficacia humana, es uno de los signos del Misterio cristiano. El Misterio no es una entidad abstracta que vaga impalpable por el aire. Es algo real, distinguido por un rostro bueno, de cuya evidencia estamos llamados todos a percatarnos; evidencia que se refleja en la propia vida, incluso cuando las cuentas parecen no cuadrarnos de un modo inmediato. Cada uno de nosotros está llamado a conocerlo con la conmoción y el estupor que el Misterio mismo genera en el hombre, conmoción y estupor que señalan la experiencia que tenemos al reconocer algo bello.
¡Nada que ver con la cultura de la nada, de la nada eterna! Lo que el Meeting ha celebrado, como queda recogido en el comunicado conclusivo, es «la gloria terrenal del Dios creador y amigo, "mendigo del corazón del hombre", a su vez mendigo de la amistad con Dios».
Sólo esta certeza alimenta la esperanza del futuro y mueve al hombre a una acción que construye y puede dar una aportación a la historia.
Por todo esto el Meeting 99 tendrá como título: «Lo desconocido engendra miedo, el Misterio genera estupor».
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón