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Huellas N.03, Marzo 2023

PRIMER PLANO

¿Por qué vale la pena aventurar la vida?

Pilar Chiva y Gonzalo Izquierdo

Dos días de encuentros, aventuras y muchas preguntas. «Al acabar nos reconocemos más libres y más amigos». Así ha sido Encuentro Castellón 2023

«Por la libertad, se puede y debe aventurar la vida». Este ha sido el lema de la séptima edición de Encuentro Castellón (ENC), que tuvo lugar los pasados días 10 y 11 de febrero, y que se convirtió en el hilo conductor de todas las actividades que se celebraron en los elegantes salones del Casino Antiguo de Castellón.
El lema elegido proviene de un pasaje del Quijote dedicado a la libertad que nos pareció adecuado por cuanto nos pone delante del anhelo de libertad con el que todo ser humano nace y convive, y que resulta aparentemente imposible de satisfacer en nuestra vida. Asimismo, del propio lema surgen una multitud de preguntas vitales que nos parecían adecuadas y acuciantes en nuestros día a día: ¿por qué vale la pena aventurar la vida? Si la libertad lo vale, ¿qué es la libertad y para qué es? ¿qué nos permite identificar la verdadera libertad frente a reducciones que se puedan hacer de ella?
En esta edición se propuso la exposición «Primus circumdedisti me. La primera vuelta al mundo como expresión del ideal», que recoge la gesta de la primera vuelta al mundo, capitaneada en su inicio por Magallanes y en su regreso a España por Elcano, una de las mayores hazañas de la historia de la humanidad, por cuanto una vez la expedición hubo llegado a la isla de la Especiería, objetivo principal del viaje, y sin que nadie les pidiera más, tomaran la decisión de terminar de circundar la Tierra en su viaje de vuelta, por encima de los riesgos de perder la vida junto a su preciado botín.
Como dice Luigi Giussani en Los jóvenes y el ideal. El desafío de la realidad, «el corazón está hecho para el ideal. El sueño vacía la cabeza, después de haberla llenado de nubes. El ideal lo dicta la naturaleza y emerge con el paso del tiempo si se siguen las indicaciones que la naturaleza lleva consigo. [...] Hay que tratar de conocer cada vez más profundamente el ideal y no abandonarse a los sueños. El sueño deriva de nosotros mismos y es efímero; el tiempo lo convierte en cenizas. El ideal nace de la naturaleza de la que estamos hechos; nace de lo que nos ha hecho, y es una dirección siguiendo la cual, con el pasar del tiempo, se va volviendo cada vez más evidente y cierto aquello a lo que aspiramos. [...] Su viaje no nació de un sueño, sino de lo que hablaba su corazón, por eso se mantuvo en el tiempo y no se convirtió en cenizas. Entender así esta “gesta” es comprender mejor a los hombres que la llevaron a cabo; es comprender mejor nuestro pasado y, por ello, nuestro presente».
Los días previos al inicio de Encuentro Castellón pudieron visitarla alumnos de colegios de la ciudad y los seminaristas de la diócesis, que se sorprendían de cómo ese hecho histórico les permitía entender mejor la naturaleza de lo humano y, por lo tanto, sus propias vidas. De la misma manera, y durante el fin de semana, los visitantes se adentraron, ayudados de los guías, en los motivos que permiten explicar, más allá de los intereses económicos o políticos, cómo el ideal fue aquello que permite explicar semejante hazaña, situando al hombre como protagonista de la historia, de la misma manera que cada uno de nosotros necesitamos hacer para poder vivir.
Los encuentros de esta séptima edición de ENC arrancaron con un diálogo con Gabriel Lanzas, uno de los comisarios de la exposición de la primera vuelta al mundo, en un acto titulado «Su viaje no nació de un sueño sino de lo que habla su corazón, por eso se mantuvo en el tiempo y no se convirtió en cenizas». Gabriel comenzó relatando el interés que tiene para él poder estudiar los hechos históricos desde el sentido de la historia que ha aprendido de don Giussani: partiendo del hombre, sus exigencias y todo aquello que lo constituye. El hombre como verdadero protagonista de la historia, que nos permite entender la verdadera naturaleza de lo humano.
En el viaje de Elcano «el ideal, que está presente durante los más de tres años de travesía, no es un sueño ni una imagen idílica; y este ideal parte de la realidad, en un contexto determinado y unas condiciones que lo posibilitan. Por lo tanto, no es un salto al vacío».
A la pregunta de si el hombre de hoy puede caer en la tentación de pensar que una vida buena es solamente aquella que está exenta de dificultades importantes, Gabriel Lanzas respondía que «la felicidad no significa bienestar. Un padre quiere que su hijo sea feliz, no que viva evitando las circunstancias no deseadas». Asimismo, quiso recalcar que «la compañía, tal como se ve en la exposición, es condición necesaria para que el camino hacia el ideal se haga más llevadero y sencillo». También confirmó que desde su punto de vista «el ideal, como una parte del deseo de una vida grande, es constitutivo del hombre, y está relacionado con la libertad en la medida que esta es más real, más verdadera, en tanto que apunta a dicho ideal. El seguimiento del ideal es lo que nos hace realmente libres».
Tras algunas preguntas del público, la charla llegó a su fin, no sin antes concluir con la identificación del ideal como «búsqueda de la felicidad, en un camino; un camino que necesita de la experiencia, de un reconocer aquello que cumple los deseos más verdaderos».

¿Puede la realidad convertirse en una aventura interesante? Esta pregunta era el título del primer acto del sábado, con la presencia del periodista José Luis Restán y del historiador y profesor Jordi Cabanes, que empezó su introducción haciendo un repaso histórico sobre la evolución del pensamiento occidental, desde Platón hasta nuestros días, poniendo de manifiesto aspectos sumamente importantes como que «el pensamiento no puede ser reactivo a otra idea, sino que para ser leal con la realidad tiene que ser original». Advirtió dos grandes enemigos del pensamiento: el ego y la ideología. Por lo tanto, la primera premisa de la que partir solo puede ser el realismo, que exige someter al ego y olvidarnos de la ideología. También hizo referencia al hecho de que la lengua expresa el pensamiento, y sus enemigos son la pretensión, la reducción en el juicio y la hipérbole en la descripción.
José Luis Restan utilizó una noticia de última hora para ayudarnos a entender qué es la libertad y si verdaderamente vale la pena aventurar la vida por ella. Denunció la detención, hacía 24 horas, del obispo nicaragüense Rolando Álvarez después de que decidiera no subir al avión que le habría de llevar a Estados Unidos, evitándole el acoso al que estaba siendo sometido por parte de las autoridades de Nicaragua. Tras esa decisión fue condenado a 26 años de cárcel. Ante dicha circunstancia, se preguntaba José Luis «¿qué es la libertad? ¿Qué permite a este hombre quedarse en Nicaragua? ¿Identificamos en esa decisión a un hombre libre?». A la luz de esta noticia se apuntaron algunas ideas como que «ninguna de las cosas decisivas, las que tienen que ver con el significado de la vida, son mecánicas: todas pasan a través del Misterio de la libertad y requieren una fatiga», o que «la libertad implica una elección, pero no solo, ni principalmente. No nos basta elegir, porque necesitamos saber para qué elegir», y que «la libertad implica un vínculo con la realidad y un vínculo con otros». Quedó apuntado, por lo tanto, que la libertad necesita de un “para qué” y “con quién”, por lo que es menester «una compañía de hombres libres que nos impida ceder a la mentira y a la comodidad, que nos invite a no contentarnos con nada que no satisfaga plenamente el deseo de nuestro corazón».
Ante la pregunta de la moderadora, Restán manifestó que «vivir en libertad significa acoger el significado de la vida y adherirnos a él». Jordi Cabanes apuntó en la misma línea: «¿Quién es más libre, aquel que consigue lo que quiere, o aquel que encuentra aquello que su corazón desea, aun no ajustándose a ningún plan elegido?».
También Jordi, a la hora de dar una opinión sobre una pregunta acerca de cómo el prejuicio impide conocer la realidad, comentó que «el prejuicio no es malo en sí mismo, porque es lo mejor que tenemos hasta ese momento. ¿Cuál es la tarea? Verificar, confirmar, porque si el prejuicio no se actualiza quedamos presos de él».

Arrancó la tarde con un acto sobre educación: «Educar la libertad: una verdadera aventura». Siempre hay un lugar para la educación en Encuentro Castellón porque el desafío es grande. Ante la deriva social en la que nos encontramos, la que sufren nuestros jóvenes y la parálisis y/o desesperación que se sufren en la mayoría de las salas de profesores de nuestros colegios, ¿hay razones para dar la vida como educador?, ¿por qué seguir empeñándonos en la tarea educativa cuando parece que nada incide? Y todavía más desafiante, ¿cómo educar la libertad?
José Rodelgo y José María Blanco, en diálogo, trasladaron algunas ideas que permitieron aclarar aspectos fundamentales relativos a la tarea que tienen los profesores con sus alumnos. Ambos ponentes coincidían en que «no se puede educar sin esperanza; desde el miedo o la resignación es imposible educar. La clave es la consistencia del educador, la búsqueda personal de sentido. Es lo que te permite arriesgar en lugar de tener una posición de protegerse por el miedo». También se puso de manifiesto entre ambos que «estamos educando seres humanos, y cada uno de esos seres humanos tiene en su interior un misterio. Ese misterio que nos hace diferentes a cada uno de nosotros y de donde emana la libertad para acoger la mirada de amor por parte del profesor y decidir no acogerla». En la conclusión de esta mesa quedó claro que «para educar la libertad es necesario comunicar el sentido de la vida. Solo una persona libre, en tanto que consciente del sentido de la vida, puede educar la libertad. Por lo tanto, es condición necesaria que el educador, para educar hombres, libres sea capaz de comunicar al alumno dicho sentido».
El cuarto y último de los actos de esta edición de Encuentro Castellón, bajo el título «El Quijote o el amor por lo real», consistió en un diálogo entre Alfonso Calavia y Javier Andreo, profesores de Literatura y Filosofía del Colegio San Ignacio de Loyola (Torrelodones, Madrid) que buscaba adentrarnos en la misteriosa relación entre el uso del lenguaje y la realidad, para comprobar en acto si es verdad o no que las palabras pueden ayudarnos a comprender mejor la realidad. Para ello se partió de algunos fragmentos del Quijote, que permitieron evidenciar que el uso de las palabras más adecuadas y certeras para describir un estado de ánimo o un hecho, o una reflexión, posibilitaba entendernos mejor. En este acto, la humanidad de Don Quijote y Sancho, presentes a través de la lectura de fragmentos de esta obra, y la de Fernando, alumno de segundo de bachillerato de ambos ponentes, fascinado por lo que había supuesto para él su lectura en clase, fue una demostración de tantas cosas que se habían esbozado durante las charlas. Que la libertad implica un vínculo era evidente ante lo que allí sucedía: la libertad del alumno invitado por sus profesores a participar en el encuentro y la de los profesores para pedírselo. Una libertad en camino, en el que todos reconocemos la necesidad de “maestros” a quien seguir. Maestros como don Giussani a quienes todos los que formamos parte de esta preciosa aventura que es ENC damos gracias por habernos sacado de la comodidad y ponernos delante del sentido de la vida, reconociendo en la realidad el signo que permite vivir el “con Quién”. Y, finalmente, la prueba de que lo vivido era real: que al acabar esta séptima edición de Encuentro Castellón nos reconocemos más libres y más amigos.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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