El Líbano, con la derrota de Aoun, ha sido malvendido a Siria. La presencia cristiana ha sido reducida a ghettos en favor de la normalización.
El mundo, cuya prensa ha gritado el escándalo por la ocupación de Kuwait por parte de Satidam Hussein, está, en el fondo complacido. Unica voz de protesta: la Santa Sede.
Con la violencia propia sólo de la utopía se realiza así la paz que el poder, con la hoz y el martillo, con las barras y estrellas y con la media luna, unánimemente quiere.
En el nuevo imperio, como hace dos mil años, el testimonio de los cristianos.
P.S.: Enhorabuena a Gorbachov por el Nobel. Hasta el Este, en el fondo, forma parte de esta gran paz americana.
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