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Huellas N.20, Noviembre 1990

TESTIMONIOS

Cartas al Director

UN ALEMAN FELIZ
Desde hace dos días estoy en la casa de mis padres y descanso un poco. El tiempo con mis ami­gos en el País Vasco francés pasó muy rápido; hicimos unas mar­chas maravillosas en la montaña. Tengo que decirte que los días en Madrid y Salamanca fueron una verdadera gozada. Creo que nun­ca fui más feliz. Lo que me impresionó fue sobre todo la alegría y la comunidad que tiene su base en el hecho de que Cristo está entre nosotros y que por eso cada momento concreto que vivi­mos tiene su sentido en Él. ¡Aho­ra mismo tengo ganas de bailar y cantar!
Cuando cogí el autobús para Irún estaba muy triste, pero me sentía también mucho más rico que antes. En Palencia hicimos una parada para comer. Encontré a Juan, cura y profesor de Bilbao, que estaba en otro autobús hacia Bilbao, y él me invitó a comer. No sé si le conoces, es muy simpático; hablamos mucho del
encuentro, de la filosofía francesa (enseña filosofía de la religión) y un poco de todo.
Un abrazo,
Philipp Cremer, Kleeve, Alemania

OTRO TRAZA MI VIDA
Las cinco semanas que he estado con las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa en Calcuta han sido para mí un derroche de gracia continuo. Lo primero que me impactó, y me sigue maravillando, es la alegría de las hermanas ante tanta mise­ria. ¿Cómo viven ellas? ¿Cómo es posible esta continua alegría entre ellas en la comunidad y en el trato con los pobres?
Su vida se fundamenta en una intensa oración diaria (Eucaristía, Adoración del Santísimo, Rosario, etc ... ) y es desde esta unión con Dios como luego salen a la calle: son contemplativas en el corazón del mundo. Desde aquí responden a las necesidades que en el mun­do de los más pobres entre los pobres, su carisma, se les presen­tan. Así, se dedican a lo que va surgiendo: primero fue el hogar de los moribundos, luego los niños abandonados, leproserías, dispensarios, clases, etc ...
Viven en presencia de Cristo las veinticuatro horas del día. Todo es igual de importante para ellas porque todo es respuesta a Cristo que se manifiesta de distin­tas formas (en las hermanas, en los pobres... ). Todo lo hacen por Cristo y, viviendo así, con una vida muy sencilla y en total obe­diencia a la Iglesia, su vida es transformada. Y de aquí su alegría.
Para mí, el participar de esta alegría profunda, de esta plenitud de vida donde todo se convierte en don, ha sido una pura gracia. Vivir este mes en ese abandono al Señor, en esa obediencia a esta vida, me ha hecho experimentar cómo es Otro el que me hace, me cuida con amor inconmensu­rables y traza mi vida en cada instante.
Esther Cuesta, Madrid

EL AGRADECIMIENTO DE UNA FAMILIA
Nos dirigimos al grupo de monitores que, durante el mes de julio, han estado en Vinuesa dando el curso de inglés a nues­tros hijos, bien durante todo el mes o bien en días alternativos.
El motivo de esta carta es intentar agradecer, así como reco­nocer públicamente, el buen hacer de este grupo de jóvenes durante todo el mes; ya que es maravillo­so escuchar lo que nuestros hijos cuentan, pues no se cansan de hablar de lo bien que les educa­ban.
Ha sido la primera vez que nuestros hijos se alejaban de nosotros, lo que representaba una gran responsabilidad, máxime cuando los enviábamos forzados, ya que ellos no querían ir. Y nos hacían comentarios como el de María Eugenia: «Esto es una venganza porque he suspendido las matemáticas, y es el peor castigo que podíais darme»; o el de su hermano Edelmiro: «Luego decís que nos queréis mucho, pues si nos quisierais un poco, no permitiríais que nos fuéramos un mes tan lejos». A pesar de nues­tros consejos y explicaciones, ellos iban en guardia sobre voso­tros; pero debió de durar muy poco, porque ya en la primera carta que escribieron, al tercer día de estar en Vinuesa, la opinión había cambiado totalmente. Y, cuando mediado el curso fuimos a verlos, ya contaban y no termi­naban de lo bien que se lo esta­ban pasando, así como de los juegos que les enseñabais. Esto nos llenó de satisfacción.
Por esto repetimos nuestro agradecimiento, que os rogamos transmitáis a todos los monitores. Y pedimos para que Jesús, que ha hecho posible este encuentro, siga iluminando vuestra mente para que consigáis hacer comprender a los alumnos que Él es la única meta importante; y vuestro comportamiento diario, que enseña más que todas las lecciones, siga siendo el ejemplo de modo de vida que esta sociedad necesita.
Con nuestro más sincero agra­decimiento, reconocimiento y apoyo, ¡ánimo, valientes! Que vosotros sois los sembradores. Y pedimos que la semilla que ha­béis depositado sobre estos alum­nos, así como la anterior y la futura, ya que esperarnos que esta labor continúe, fructifique de tal
manera que recuerden siempre la forma de vida que en Vinuesa han aprendido, y sepan anteponer compañerismo a egoísmo.
Lo escrito representa una pequeña parte de las muchas cosas que tenemos que deciros; pero nos ha costado un gran esfuerzo poder redactarla, ya que nuestra poca cultura no nos per­mite expresar bien todos nuestros pensamientos, si bien os podemos asegurar que no los hay mas sinceros.
¡Besos para todos!
Familia García Bermejo, Parla, Madrid.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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