Con motivo de las elecciones universitarias celebradas en Italia, el pasado mes de
febrero algunos responsables de la Asociación Cultural Atlántida se trasladaron a Milán donde estuvieron siguiendo de cerca la actividad de los «Cattolici Popolari», asociación cultural de fuerte incidencia en ámbitos universitarios italianos. En una brevísima entrevista queremos recoger una experiencia de gratuidad que ya es una realidad encontrable también dentro de la universidad española.
Nueva Tierra: ¿Qué es lo que os ha movido a ir a Italia y cuáles son vuestras relaciones con los Cattolici Populari?
Gema: La razón principal por la que hemos ido a Italia ha sido el Equipe del CLU: una reunión de los responsables de cada universidad de los Cattolici Populari que se celebraba entonces. Luego, decidimos ir unos cuantos días antes para ver el ambiente de la Universidad Católica, ya que estaban en elecciones. También porque queríamos estar un tiempo con los amigos que conocimos este verano: Faldi, Carrara, Sandro, Jolly... Ir a Italia, según mi experiencia, es como ir al origen, es ver presente, realizado, el ideal que yo quiero para mi vida y es, por tanto, la forma más fácil de crecer: siguiendo el ideal que es tan simple como comer con los de la Católica, cenar con ellos o jugar a las cartas, porque la amistad que viven entre ellos se transmite por ósmosis.
Javier O.: Nuestra relación con los C P es, ante todo, una relación de amistad, una amistad verdadera porque, si no, no podría resistir las dificultades del tiempo (tantos meses sin vernos) y del espacio (Italia, España, diferentes idiomas, circunstancias, etc.) y porque cada vez se hace más transparente su origen: Cristo.
N.T.: ¿Qué es lo que más os ha impactado de vuestra estancia en Milán?
Ramón: Para mí, ver y aprender de la gente de C P que es posible estar dentro de la universidad con una identidad, identidad que es la misma que la nuestra pero que se expresa de un modo más maduro. Esto es sin duda lo que más me ha impactado: que los C P son unos amigos conscientes de la novedad que viven; afrontan el ambiente y afrontando el ambiente aprenden el origen de esta novedad. Son gente que se interesa por todo (los nuevos de primero, las elecciones, la administración,... ) y para los que la universidad es como su casa. De hecho sus locales están siempre llenos de gente estudiando, jugando, haciendo carteles, revisando apuntes, comentando la prensa. Toda su actividad responde a las necesidades que su presencia constante les permite descubrir. No parten de un proyecto abstracto de universidad, sino de una respuesta a las necesidades concretas que hay en ella.
N.T.: Has dicho que la gente de C P es consciente de la novedad que vive, ¿a qué te refieres?, ¿qué ofrece de distinto una asociación como la vuestra?
Ramón: Ofrecemos la posibilidad de que la Universidad deje de ser un lugar de paso por el que hay que pasar para obtener un título. Cuando propongo Atlántida a mi compañero le estoy ofreciendo la posibilidad de que la universidad sea el lugar donde su vida cambie, donde encuentre algo por lo que realmente merezca la pena levantarse por la mañana ir a clase, estudiar, estar con los amigos o hablar con un profesor. Aunque parezca extraño, la novedad de lo que somos y hacemos en la universidad está en algo que nosotros no habíamos planeado, sino que nos ha acontecido, en un encuentro: un encuentro en el que por primera vez alguien nos ha mirado como ningún otro lo habrá hecho hasta entonces, como si dentro de nosotros hubiese un tesoro del que no éramos conscientes. Es la experiencia de comenzar a estar definido no por el estudio o los exámenes sino por esa mirada gratuita.
Atlántida no es otra cosa que la amistad que surge de este encuentro. Amistad que tiene como núcleo de acción la gratuidad: introducir en la universidad esa mirada gratuita, la mirada de Aquél que tenemos por más querido.
N. T.: Pero, ¿de dónde nace esa mirada gratuita?
Javier O.: El punto de partida es encontrar otra persona o un grupo de personas que son capaces de mirarte por lo que tú eres. Para una persona, lo más grande que le puede suceder es encontrar a otro que le acoja totalmente. Es allí donde uno intuye que es posible un significado distinto para su vida, para lo que él es y desea.
A partir de este encuentro tú lo que sientes es una gratitud por haber reconocido que en una amistad has encontrado algo que te sirve para la vida. La gratuidad es el reflejo de esa gratitud en tu relación con las personas y las cosas. Es expresar eso que has encontrado en la realidad que tienes a tu alrededor. La gratuidad no es un hacer cosas, es sobre todo una forma de relacionarse con la realidad, de suscitar en la realidad la pregunta sobre el significado de las cosas y esta pregunta es siempre algo previo a cualquier proyecto, a cualquier medida, a cualquier intento de modelar las cosas, es abrirse totalmente a ser verdaderos ante la realidad que tienes delante.
N.T.: Si no he entendido mal, habéis afirmado que lo que os mueve en la universidad no es un programa determinado sino una gratuidad. Pero, ¿no puede ser algo ingenuo pensar que este sentimiento de agradecimiento pueda cambiar el mundo? Resulta incluso difícil aceptar que ésta sea vuestra única motivación. ¿Es posible verdaderamente hacer algo gratis? ¿No será una forma como otra cualquiera de proselitismo o propaganda?
Magdalena: Yo entiendo perfectamente que resulte escandaloso hablar de gratuidad y entiendo, incluso, que se mire con recelo, como buscando razones ocultas que expliquen cuál es el verdadero fin que se está persiguiendo con ese gesto que a primera vista no busca ningún pago. La gente más benévola suele juzgar una postura como la nuestra de bella pero, como usted decía al principio, ingenua e imposible de mantener mucho tiempo. Es el arrebato generoso que surge en un momento de euforia pero que tarde o temprano se apaga o te lleva a exigir ciertas recompensas, ya sea reconocimiento, propaganda o éxito electoral. Sin embargo, yo no entiendo por gratuidad el impulso generoso que nace de un agradecimiento por lo que te ha sucedido, que te lleva a ser capaz de hacer una serie de iniciativas gratuitas. La gratuidad, en el sentido que nosotros hablamos va más allá. No se trata, como fin último, de realizar gestos «gratis». Es verdad que a través de Atlántida estoy aprendiendo a ser más sensible a las necesidades concretas de la gente (informar a los de primero, mejorar las condiciones del bar, ... ) pero esto surge por una razón previa, y es que a mí me importan esas personas por lo que ellas son, quiero decir que cuando yo informo a uno de primero no lo hago porque piense: pobrecito, voy a ayudarle porque está desorientado; yo en cambio, he tenido tanta suerte habiendo encontrado estos amigos... No, lo hago porque en ese momento comprendo que él también está llamado a vivir la vida tan plenamente como yo, a descubrir el significado de sí mismo, que es el mismo que el tuyo y que el mío. Es comprender, mirándole, que su necesidad va más allá de la información que le pueda dar. Soy gratuita con una persona, no solamente cuando soy capaz de hacerle favores sin pedir nada a cambio, sino cuando le reclamo a vivir para lo que realmente ha sido hecho que puede ser algo más grande de lo que él incluso me pide o se imagina. Pero esto sólo es posible, como decía Ramón, cuando tú primero te descubres así mirado. Cuando ves que la promesa que intuiste un día cambió tu vida, cuando con algunos tienes una relación completamente nueva. Entonces deseas esto para todo el mundo.
Y esto no tiene nada de ingenuo, al revés, verdaderamente cambia el mundo porque no son promesas ni discursos bonitos. Es algo que ya es realidad, algo de lo que tú mismo te sigues sorprendiendo, y que ofreces.
Ramón: Realmente, es revolucionario afirmar que toda nuestra acción nace del agradecimiento por haber encontrado algo que mantiene vivo y da respuesta a los deseos de felicidad y significado; sobre todo, cuando lo que predomina normalmente son los propios intereses. Es algo inexplicable para quien no lo ha experimentado. Por eso se tienen que inventar mentiras, decir que hacemos las cosas por motivos electorales, para sacar dinero o lo que sea. No entra en su esquema que podamos hacer las cosas por una pasión por el otro. Por este motivo, nuestra presencia en la universidad es necesaria y por eso nuestro único programa es hacer presente lo que hemos encontrado.
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