CRISTOPHER DERRICK
Huid del escepticismo
Editorial ENCUENTRO
Una educación liberal como si la verdad contara para algo.
¿Qué es una educación liberal? En alguna ocasión habremos oído o leído que «educar es introducir a la realidad».
«¿Es un sueño la realidad? La «verdad», ¿es verdadera?». «Y esto, ¿tiene alguna importancia?».
«Después de todo, ¿qué es un pato?, ¿existe, es, o se trata simplemente de una apariencia momentánea en el flujo interminable del devenir?».
«¿Existe realmente una sabiduría objetiva y acabada, que sea distinta de la inmensa variedad de las opiniones humanas y que constituya un parámetro con el que puedan ser juzgadas?».
«¿Podemos conocer verdaderamente la realidad o alguna parte de la misma, como, por ejemplo, la naturaleza y el destino del hombre?». «¿Cuáles son los fines de la existencia humana?».
«¿La posibilidad de demostrar que el acto primero de reconocimiento de la realidad es real?».
Una respuesta escéptica a estas preguntas convierte en inútil el esfuerzo educativo, ¿para qué serviría? Aún más, lo hace peligroso, puesto que no conduciría más que a un juego mental sin final. «Dividid vuestro espíritu en dos, una mitad discursiva y la otra mitad práctica, dadles cosas radicalmente incompatibles en las que creer. El resultado será el conflicto y la tensión internas». Es decir, la esquizofrenia.
«Entonces, ¿no creéis realmente en vuestra filosofía escéptica como para que rija vuestras vidas?».
«Una afición por la búsqueda intelectual no es lo mismo que una sed de verdad». Christopher Derrick afirma que «el escepticismo sistemático es enemigo de la educación liberal, hace gente a merced de influjos subracionales; modas y tendencias del momento; esclavos de los 'mass-media'». En definitiva, produce individuos manejables por el poder, prevíctimas de «Hitlers» futuros.
Para Christopher Derrick, educación liberal quiere decir educación para la libertad, se apoya en la sentencia «la Verdad os hará libres», que se demuestra falsa en su formulación inversa. Por ello, la educación liberal, la no servil, la que no se limita a instruir «ciudadanos» eficaces, debe ser dogmática. El dogma es algo que debe ser probado y verificado en la experiencia; sin embargo, seguramente su demostración a priori se constata como un imposible.
Todas las ciencias consideradas exactas parten de hecho de axiomas, afirmaciones no demostrables que se asumen como verdaderas, sobre los que se basan teoremas y postulados posteriores.
En definitiva, se trata de acabar con la falacia de que dogma y libertad son términos antitéticos.
«Yo soy 'libre' de creer todo lo que me parezca bien sobre -digamos- la cirugía del cerebro o la economía de Nicaragüa. Por la misma razón soy incapaz de hacer nada en ninguno de esos dos importantes temas».
Sin embargo, ¿qué dogma asumir como hipótesis de verdad?
Para Christopher Derrick hay dos grandes dogmatismos universales, y ambos se proponen como «Verdad». ¿Cómo decidir entre uno y otro? ¿Comparándolos entre sí para ver cuál es mejor, haciendo acaso una síntesis que supere a ambos? ¿No será necesario un juicio desde el verdadero corazón del hombre?
De todos modos, «un cerdo es un cerdo». ¿No?
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