Un Whassap: «Estamos organizando un concierto para el centenario de don Giussani en EM. Te propongo participar en el coro». No dudé ni un segundo: «Claro que sí». Era mi forma de agradecer a don Gius las maravillas que, a través de su carisma, el Señor ha hecho en mi vida.
Desde el 14 de septiembre, cada miércoles de 19:30h a 21:30h, setenta personas se reunían bajo la guía de Lourdes y Luis. Desde bachilleres hasta gente con hijos y nietos, procedentes de varios lugares de la comunidad de Madrid, se organizaban para acudir puntuales a los ensayos. Tres horas cada semana preparando cantos en latín, ruso, rumano y vasco. Aprendiendo no solo las notas, sino también la pronunciación porque las palabras tienen un valor, un significado; muestran el deseo que el hombre guarda en su corazón.
Aita Gurea y Tatal Nostru es el Padre Nuestro en vasco y en rumano. Luis nos ayudó a caer en la cuenta de todo el drama y deseo que expresa esta oración. Es increíble porque, aunque los idiomas son diferentes, los músicos a través de las notas expresan esta dramaticidad común.
Las notas, que corresponden a cada letra de las palabras, son las más agudas en el pentagrama para subrayar la intensidad del grito del ser humano cuando pide. Y este grito solo se puede solo dirigir a un Padre. A Nuestro Padre.
Tiziana
En noviembre de 1986 fui a unos ejercicios espirituales que predicaba don Giussani. Me invitó una amiga que apenas acababa de conocer en el primer curso de la universidad. Llevaba años en búsqueda y mi corazón gritaba, ansiaba lo que intuía pero no encontraba, así que le dije que sí. Desde el primer momento, reventaron todas las compuertas de las categorías que estructuraban mi mente hasta ese momento, y que a la vez anhelaban como tierra reseca su cumplimiento, su razón de ser, su porqué... Desde entonces cambió mi vida, hasta la rotura de la última compuerta, el afecto. El descubrimiento paulatino del origen de aquel pueblo, Cristo desbordó mi afecto hasta darme la vocación de Memor Domini. Los primeros pasos de este bellísimo camino coincidieron con los primeros pasos en la participación en el coro. Nunca había estado en ninguno. Ese camino llega hasta ahora. Un regalo inesperado.
Estoy en el coro por puro agradecimiento a esta vida tan bella que jamás habría imaginado y que este año, en el concierto para el centenario de don Gius en EncuentroMadrid, llegó para mí a un hito. Ha sido la posibilidad de agradecerle todo el bien que me ha hecho, en unidad con todo el movimiento a través de todo el coro y de mis amigos, mi familia, mis compañeros de trabajo que asistieron. El cumplimiento de antiguas promesas. Desde entonces canto para encauzar el desbordamiento de mi corazón.
Carmen
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