«Os invito a acompañarme en la profecía por la paz – ¡Cristo, Señor de la paz! El mundo cada vez más violento y guerrero me asusta realmente, lo digo de verdad: me asusta» (Francisco, Audiencia a Comunión y Liberación, 15 de octubre de 2022).
Deseamos sostener con vigor el esfuerzo que el papa Francisco está realizando para encontrar una vía que ponga fin al terrible conflicto en Ucrania, que es una parte de esa «tercera guerra mundial tan cruel» (13 de noviembre de 2022) por la que el Santo Padre está manifestando desde hace tiempo su preocupación sin escatimar esfuerzos.
LA BÚSQUEDA INCANSABLE DE LA PAZ
No hay nada más conforme a la aspiración profunda del corazón del hombre que la paz. Se trata de un ideal que nunca se puede dejar de perseguir y que no es ingenuo o abstracto: el Papa hace cuentas con la humanidad en su totalidad, con sus miserias y sus mentiras, su codicia y su pretensión de dominio; y al mismo tiempo, no se resigna a la guerra como consecuencia inevitable de las tensiones entre las personas, los pueblos y las naciones. Hay que hacer todo lo posible para que la guerra no sea la última palabra y la política no se transforme fatalmente en la prosecución de la guerra con otros medios. Europa, que ha sido durante mucho tiempo el lugar quizá más beligerante del planeta, ha mostrado en la última fase de su historia –aun con muchos límites y recaídas dramáticas– que ello es posible.
NO HAY PAZ SIN JUSTICIA
El trabajo por la paz se lleva siempre a cabo en el «aquí y ahora» y debe ir acompañado del conocimiento de los hechos y de las circunstancias que caracterizan la situación. En este sentido, no se pueden admitir dudas sobre la atribución de las responsabilidades de la guerra de agresión a Ucrania, así como sobre el hecho de que no puede existir verdadera paz sin justicia.
Vemos con preocupación cómo se perfilan dos riesgos contrapuestos: por una parte, que la confusión y el miedo producidos por una guerra cercana y cada vez más violenta no nos lleven a desear la paz, sino únicamente que nos dejen en paz; por otra, que el apoyo necesario al pueblo ucraniano pueda reducirse a instrumento de «imperialismos en conflicto» (Francisco, 15 de septiembre de 2022).
La guerra solo trae muerte y destrucción, elimina el reconocimiento fundamental de que el otro es un bien. ¿Existe un camino posible hacia la paz en las condiciones actuales? Sí, el diálogo. Es un camino que se puede emprender enseguida, incluso en medio de las tensiones que inevitablemente persisten. Cuando se rompe el hilo del diálogo, cuando los intereses propios se vuelven absolutos, se abre el abismo sin fondo de un enfrentamiento que por el camino solo deja vencidos y esparce las semillas de una violencia futura más feroz.
Si bien es justo que Ucrania defienda su propia soberanía, rechazando con firmeza y con las ayudas necesarias la invasión rusa, al mismo tiempo es decisivo que se active la responsabilidad de todos los países y de todas las potencias implicadas, directa o indirectamente, en el conflicto, con el fin de que se retome o se inicie lo más pronto posible un diálogo entre las partes, con vistas a una negociación de paz en la que pueda prevalecer el realismo de la justicia, yendo más allá de los esquemas consolidados.
«LA PALABRA CLAVE ES DIÁLOGO»
El diálogo no es una quimera, sino la única vía de salida razonable. En cualquier situación, incluso en la más oscura o gangrenada. El papa Francisco lo ha dicho con valentía: «Es difícil, pero no debemos descartarlo, dar a todos la oportunidad de dialogar, ¡a todos! Porque siempre existe la posibilidad de que en el diálogo puedan cambiar las cosas, incluso ofrecer otro punto de vista, otro punto de consideración. Yo no excluyo el diálogo con ninguna potencia que se halle en guerra, aunque se trate del agresor… A veces el diálogo hay que hacerlo así, pero hay que hacerlo; “apesta”, pero hay que hacerlo. ¡Siempre un paso adelante con la mano tendida, siempre! Porque en caso contrario cerramos la única puerta razonable para la paz. A veces no aceptan el diálogo, ¡es una lástima! Pero el diálogo hay que hacerlo siempre, por lo menos ofrecerlo, y esto hace bien también a quien lo ofrece, permite respirar» (15 de septiembre de 2022).
«LA PROFECÍA POR LA PAZ»
La del Papa es una posición profética y al mismo tiempo realista. Es una posición que llama a todos a la responsabilidad, tanto a aquellos que desempeñan tareas de gobierno como a aquellos que, como la mayoría de nosotros, afrontan día a día sus propios quehaceres cotidianos. Para poder estar con el Papa en la profecía por la paz deseamos madurar, educados por la Iglesia y por sus testigos, en la conciencia de que la paz es un bien para todos los hombres y en la disponibilidad para ser sus auténticos constructores a través de nuestra misma vida. Es lo que decía don Giussani después de la tragedia de Nassiriya de 2003: «Si hubiera una educación del pueblo, todos estarían mejor».
Por estas razones, nos comprometemos a promover gestos de oración y actos públicos de diálogo que puedan favorecer una profundización y una mayor comprensión del valor que encierra el juicio del papa Francisco sobre lo que está sucediendo. Una contribución que ofrecemos a todos para sostener la esperanza en esa paz verdadera que el mundo entero espera.
Milán, 15 de noviembre de 2022
COMUNIÓN Y LIBERACIÓN
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