Va al contenido

Huellas N.10, Noviembre 2022

BREVE

Cartas

Para toda la humanidad

Publicamos la carta que Marc St-Hilaire y Chiara Cuneo, consejeros generales del movimiento de los focolares, enviaron a Davide Prosperi después de participar en la audiencia del Papa con CL.

Querido Davide, gracias de corazón por invitarnos a participar en la celebración del centenario de don Giussani en la plaza de San Pedro el sábado 15 de octubre. Para nosotros ha sido un “momento de Dios”, de Iglesia, donde la inmensa multitud congregada favorecía la unión con Él y la oración. La conmoción invadió nuestra alma varias veces al oír las palabras de don Giussani, fuertes y claras, convincentes y penetrantes. Un hombre de Dios que no es solo de CL, sino de toda la Iglesia y para toda la humanidad, ¡como mostró el Papa! Qué intenso tu discurso introductorio, y qué incisivos los testimonios. Luego el discurso del Papa, que será una piedra angular, no solo para vosotros sino para todos nuestros movimientos. Su vehemente llamamiento a la paz nos ha impactado profundamente. Tenéis nuestro apoyo en este compromiso y estamos con vosotros para llevarlo adelante. Gracias de nuevo, Davide, ¡estás en nuestras oraciones! Te enviamos también saludos de Margaret Karram y Jesús Morán.


Lo único necesario

Un corazón lleno de agradecimiento es el resultado de todas las experiencias vividas en el largo viaje desde Encarnación (Paraguay) hasta Roma para unirme a todos los que hemos tenido la gracia de que Cristo nos llamara a participar de este pueblo.
La noche anterior al gran encuentro nos hospedamos en una ciudad cercana. Cuando por la mañana temprano esperábamos el tren para viajar a Roma, con nosotros había una gran cantidad de gente con muchos niños felices, como si fueran de paseo, creíamos que solo nosotras éramos de CL. Mi sorpresa y primer estupor surgió cuando mi amiga me dice que toda esta gente va al mismo sitio que nosotras. Al llegar a la plaza de San Pedro nos topamos con una marea de gente haciendo fila para entrar. Nunca imagine que sería así. Ya ubicadas en la zona reservada para extranjeros, todas las personas se van dando la vuelta y muchos se suben a las sillas para sacar fotos y filmar. Yo también me doy la vuelta y veo un mundo de gente detrás, no puedo explicar con palabras lo que generó en mí ver ese gran pueblo al que pertenezco desde el 24 de agosto de 1985.
Cuando conocí el movimiento, el sacerdote que nos guiaba me dijo: «No te imaginas lo que has encontrado. Si tienes a Cristo, lo tienes todo». Los acontecimientos vividos estos años, siguiendo, por gracia, dentro de esta compañía me ayudan a darle la razón y hoy, con este encuentro festejando el centenario de don Giussani con todas estas personas, de una forma aún más poderosa crece en mí la certeza de haber encontrado lo único necesario para vivir, como le decía Jesús a Marta. Este “sí” a la unidad entre nosotros, acudiendo juntos a Pedro para manifestar nuestra pertenencia al gran pueblo que es la Iglesia me confirma que la garantía de nuestro carisma es Aquel que lo ha suscitado. Solo me queda agradecer y mendigar la gracia de poder responder con mi “sí” a lo que se me pide para mantener vivo este carisma y así poder ayudar a otros a descubrir la belleza de ser amados y poder vivir en este mundo el céntuplo prometido, encontrando lo único necesario.
Miriam, Encarnación (Paraguay)


El ciento por uno

En la audiencia con el Papa entendí un poco más el ciento por uno. Don Gius cumpliría cien años, pero todo el regalo de su humanidad lo recibiríamos nosotros, yo. En estrecha coincidencia con lo leído en la Escuela de comunidad, así me sentía yo: en el corazón del acontecimiento qué nos ha cautivado. «El carisma ha sabido comunicarnos el estupor conmovido qué él vivía delante del acontecimiento de Cristo».
Viví literalmente esa «gracia nos inunda como un bello día», en Roma, a 10.300 km de casa. El carisma del movimiento no existe en abstracto, se ha comunicado a través de la humanidad y este atractivo genera un pueblo, que cantaba allí los mismos cantos que me conmovieron desde el inicio.
Definitivamente las circunstancias por las que pasamos constituyen un factor esencial en nuestra vocación, padre, madre, la salud de mi esposo, mis hijos, todo lo vivido no es platónico, cada uno de esos instantes es por donde pasa esa conversión definitiva que pide el Papa para no reducir lo que sucede a conflicto, que anula, que me anulan, para descubrir que en la crisis es donde puedo crecer.
Laura, Asunción (Paraguay)


En la distancia

No pude ir a la audiencia del 15 de octubre en la plaza de San Pedro pero viví intensamente ese gesto, compartiéndolo con mis amigos peregrinos en nuestro chat. Quedé profundamente conmovida cuando una amiga me envió la foto de la tumba de don Giussani diciéndome que mi hijo y yo también estábamos allí, con ellos.
El día de la audiencia estaba tan entusiasmada que me desperté a las cuatro de la madrugada, una hora antes de que comenzara la retransmisión en directo. Seguí el gesto completo con mucha devoción. Por la tarde fui a la sede para ver con mis amigos el resumen.
Solo me queda compartir lo que escribí a mis amigos que fueron a la audiencia: «Ha sido conmovedor reconocerme como parte de ese pueblo congregado en la plaza de San Pedro. Gracias».
Celia, Asunción (Paraguay)


No estoy huérfana

En diciembre de 2021 falleció mi mamá y este iba a ser el primer día de la madre sin ella. El sábado recibí la invitación de mi cuñada para celebrarlo en su casa y ya tenía en mente dos o tres muy buenas razones (excusas) para quedarme sola en casa. La comunidad se reunió para compartir el gesto en la plaza de San Pedro por el centenario de Giussani y cuando nos estábamos yendo, mi amiga Lita me preguntó: ¿qué haces mañana? «Me quedo en casa», respondí. Me miró a los ojos y con voz firme me dijo: «Si no vas con tu hermano te vienes conmigo».
Subí al auto y escribí a mi cuñada aceptando la invitación. El domingo compartí el almuerzo familiar y desperté el lunes con una profunda alegría que desbordaba mi corazón. Agradecida a Dios por el regalo de esta compañía donde se me educa y acompaña, donde siempre hay un amigo que mira mi destino y me reorienta en el camino.
Liliana, Campana (Argentina)


Con sesenta mil amigos

A medida que nos incorporábamos al flujo humano para ingresar a la plaza de San Pedro por la Via di Porta Angelica la experiencia de gozo y correspondencia crecía. Voces, fisonomías, rostros, procedencias distintas, pero nadie extraño: todos nos reconocíamos, aunque nos viéramos por vez primera y alguno no tuviera ni la más remota idea de en qué punto geográfico está el Paraguay. Nos dirigíamos al mismo sitio porque todos pertenecíamos al mismo camino.
En la plaza esperaba la multitud de amigos que Él me ha donado sin merecerlo. Imposible no conmoverse por el número, el orden, la belleza y la alegría que lo llenaban todo. ¡Rezando laudes con 60.000 amigos al lado! Mendigando lo mismo y agradeciendo el encuentro con Cristo, a través del encuentro con don Giussani. En casa, cobijados por nuestra Madre y Maestra, entre “los muros” de su Iglesia.
Una multitud de vidas cuya inexplicable unidad daba cuenta de una sola cosa: su Presencia.
Mi corazón peregrinó a Roma pidiendo la gracia de “volverlo a ver” y no solo me desveló Su rostro, sino que me miró a la cara y pronunció mi nombre. Volví a casa con las alforjas llenas de innumerables gracias donadas en modalidades diversas (imposible citarlas todas) pero sobre todo cierta de dos cosas esenciales para este tramo de mi camino en la fe: que toda crisis es ocasión para mi crecimiento y que espera «mucho más» de mí porque antes ya me lo ha dado todo, algo que tal vez olvido con demasiada facilidad. Pero nunca falta su gracia que, así como me condujo a la tumba de San Pedro, volvió a casa conmigo y camina a mi lado en este lugar, en esta historia cada vez más mía.
Nora, Asunción (Paraguay)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página