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Huellas N.07, Julio/Agosto 2022

LA HISTORIA

«Tu vida es un navío, no una morada»

Julián de la Morena

Os escribo esta carta para despedirme de cada uno de vosotros, pues termina mi misión como responsable del movimiento en América Latina, pero también quiero compartir con vosotros brevemente lo que prevalece en mí en este momento de cambio. Vivir es cambiar y para ser perfecto, como decía Newman, hay que ser cambiado muchas veces.
Llegué a São Paulo el 13 de junio de 2008, procedente de Ciudad de México, para asumir la nueva responsabilidad que me pidieron. Durante 14 años he podido visitar frecuentemente, desde México a Tierra del Fuego, los 20 países donde está presente Comunión y Liberación. He visto conmovido cómo nuestras comunidades nacían, se desarrollaban y afrontaban las dificultades. De todos los lugares he recibido un testimonio de vida nueva que nacía de la fe en Cristo vivo y presente hoy, a la vez he ganado amigos del alma, verificando lo que dice San Bernando: «En nuestro corazón Dios inscribe un amor a nuestros amigos que ellos no pueden leer, pero que nosotros podemos manifestarles. De ello resulta un afecto, más a menudo un affectus, un apego profundo, inexpresable».
Respondiendo sintéticamente a la pregunta que algunos me habéis dirigido de cómo y por qué he vivido así esta larga década, respondo sin dudarlo que por amor a la Iglesia. Participando intensamente del movimiento de Comunión y Liberación he podido hacer experiencia de cómo se madura y se rejuvenece siguiendo y obedeciendo como un hombre adulto, pues muy pronto comprobé lo que dice Don Giussani: «la obediencia... es también la virtud de la amistad con el Ser, el punto más alto de la comunión con el Misterio…». Al final nuestro pequeño "sí" es una gran revolución que nos cambia y cambia el mundo como ocurrió como decía un gran teólogo «El cumplimiento de la voluntad de Dios no es ni el seguimiento de una ley general y anónima que fuera igual para todos, ni por otra parte la copia servil de un modelo individual, sino la realización libre de un designio amoroso de Dios que cuenta con la libertad».
Quiero agradecer especialmente a don Giussani por el pueblo y las palabras que con la gracia de Dios nos dejó, a la vez que por las semillas potentes que plantó en América Latina en sus 22 viajes a nuestro continente; también agradezco de corazón a los responsables de la San Carlos Borromeo que generosamente me permitieron estar disponible totalmente a la misión que el movimiento me pidió, y al padre Carrón le agradezco su confianza, compañía y magisterio. Por último, agradezco a Davide Prosperi su confianza en estos últimos meses que he podido colaborar con él.
Tenemos ahora una gran responsabilidad porque la Iglesia puede vivir sin el movimiento pero el movimiento no puede vivir sin la Iglesia, y esto nos obliga también a testimoniar y dar razones con coraje de la experiencia de Cristo que hemos encontrado en el carisma de don Giussani.
Por último os pido perdón a todos, por todas las veces que con mis palabras y acciones no os he ayudado a mirar a Cristo.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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