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Huellas N.05, Mayo 2022

LA HISTORIA

Un imprevisto contra toda extrañeza

Necesitamos que alguien recoja a siete ucranianas en la estación de Sants y las lleve a la estación de Francia y las ayude a comprar billetes para llegar a Milán». Este fue el mensaje de whatsapp que llegó a mi móvil un martes por la tarde. La persona que nos lo pedía (desde Valladolid) les había encontrado trabajo en Vieste (Italia) y ellas tenían que llegar hasta allí. «Quizás este es el granito de arena que podemos aportar mi marido y yo en esta cruel guerra», pensé. Aceptamos sin saber lo que la semana nos iba a deparar.
Con toda la intención de no tener que hacer ese traslado de dos horas hasta Francia (imposible por ser días laborables) empecé a contactar con amigos italianos para que me dijeran cuál era el trayecto más sencillo desde Barcelona hasta Milán. Pareció ser el AVE hasta Lyon. Pero, ¿y hasta Vieste? Contacté con un amigo del movimiento que había vivido en Italia y que actualmente vive en Arabia Saudí. Él me informó del tren Milán-Foggia y del autobús Foggia-Vieste. Solo faltaba comprar billetes y coordinar el viaje.
Hablé con la persona de Valladolid. Me dijo que él se encargaba de comprar los billetes Madrid-Barcelona y de todos los gastos que hubiera hasta que llegaran a destino. Yo me ofrecí a tramitar la compra del resto de billetes. Me aconsejó no comprar con antelación el billete Barcelona-Lyon puesto que, al tratarse de refugiadas ucranianas, se podrían conseguir de manera gratuita cuando ellas presentaran sus pasaportes. Pero, ¿y si no quedaban asientos para entonces?, le pregunté. «Confía», me respondió.
Así que, con casi todos los billetes comprados, la familia llegaría el viernes por la tarde a Barcelona, saldría el sábado hacia Lyon y llegaría a Milán el sábado por la noche; el domingo partiría su tren hasta Foggia y, al ser domingo, no habría autobús para llevarlas a Vieste. ¿Dónde iban a dormir la noche del viernes y del sábado? ¿Cómo llegarían desde Foggia hasta Vieste?
Aquí es donde empecé a descubrir la grandeza de lo que significa pertenecer a la familia de Dios, que en nuestro caso se concreta en pertenecer al movimiento. ¡Con qué familiaridad me sorprendí pidiendo ayuda para acogerlas! De nuevo llamé a mi amigo italiano que me respondió: «dame dos horas». En ese tiempo encontró acogida para la noche del sábado en Milán y el viaje de dos horas hasta Vieste el domingo. ¡Qué grandeza la de acoger en tu propia casa a un extranjero, con la sola premisa de que te lo pide uno que pertenece al mismo hogar!
Ya solo faltaba que llegaran las ucranianas, y que el Señor nos ayudara para que todo fuera según lo previsto. Y llegaron. Tras las primeras presentaciones, rápidamente les pedí los pasaportes y me dirigí a la taquilla:
– Siete billetes para ir mañana a Lyon. Son ucranianas.
– Lo siento, no quedan billetes.
– No, no puede ser. Es imprescindible que suban a ese tren –y le cuento todo el periplo.
– Está completo.
– A ver, no lo está entendiendo. Estas mujeres tienen que estar mañana al mediodía en Lyon. ¡Que bastante tienen ya con la guerra!
– Voy a mirar una alternativa. A veces la compañía bloquea algunos asientos para gente que quiera subir desde Girona. Igual desde allí podríamos conseguirlo. ¡Cruce los dedos!
– De cruzar los dedos nada, ¡lo que hay que hacer es rezar!
– ¡Hay siete billetes Girona-Lyon para mañana!
– ¡Pues a Girona las llevamos!
– No, espere. Porque si hay siete asientos libres desde Girona, puede ser que esos asientos estén libres desde Barcelona.
Efectivamente, estaban libres. Viajarían con un billete hasta Girona y otro hasta Lyon. La chica fue tan amable que hasta pensó en hacerme un pase especial para poder entrar con ellas en el tren, ayudarlas a acomodarse en sus asientos y hablar con el revisor para que las ayudara con el cambio en Girona. Ahora están en Vieste, con trabajo, alojamiento y en compañía de amigos del movimiento.
Esa semana, monseñor Filippo Santoro nos decía: «La extrañeza nos instiga a vivir como si en nuestra vida no hubiera habido ningún encuentro, ningún hecho de salvación (…). ¿Cómo combatir esta extrañeza? Mediante la familiaridad con el Señor que hemos encontrado en nuestra historia». Doy las gracias a quien escribió ese mensaje de whatsapp pidiendo colaboración. Poco debía saber él al escribirlo de cómo el Señor nos iba a sacar de la extrañeza a todos cuantos hemos dicho sí a participar de esta historia.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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