Hemos emprendido ya el inicio de un nuevo curso. Atrás quedan las vacaciones (tiempo de aprendizaje y descanso). A través de este artículo, pretendemos dar testimonio de lo que han significado para nosotros aquellos diez días en Cangas de Onís.
En primer lugar, nos gustaría resaltar la claridad y la intensidad con la que nuestros amigos italianos han participado en todos los momentos de las vacaciones (diversión, reuniones, deportes, excursiones, juegos, ... ). En ellos hemos podido apreciar, el reflejo de aquello que nosotros queremos llegar a ser, y hemos visto claramente que siguiendo el camino que andamos juntos, podremos tener su mismo entusiasmo, el cuál nace de una razón que es la que nos une: un mismo Destino, Cristo.
Es difícil explicar el clima que había en aquellos días; era fascinante. En los diversos momentos que vivíamos juntos, después de la cena o de cualquier otro rato libre que teníamos, sentíamos la necesidad y el deseo de estar juntos, de conocernos mejor, siendo capaces de vencer la extraneidad inicial. La atención que se prestaba al hecho de cantar en la terraza de un bar, al organizar un juego, al ver una película o al preparar una asamblea, era algo tan poco frecuente que despertaba una pregunta: ¿y vosotros, quienes sois?
Pensando en ello, descubrimos que todo esto se consigue a través de la fidelidad a una experiencia, pero en ella también existen momentos difíciles que no pueden ser un obstáculo que te impida andar, sino un escalón que te permita subir más alto y, por lo tanto, tener una perspectiva cada vez más amplia.
Hemos podido comprobar que las vacaciones no deben ser un paréntesis en nuestra vida, sino que tienen que ser la culminación del esfuerzo por intentar vivir el movimiento. Han sido un momento de profundización en el encuentro realizado, de sacar razones de porqué estamos juntos, verificar el valor de nuestra amistad para vivir con más intensidad nuestra experiencia. Asimismo, hemos visto como nuestra relación con otras personas ha ido cambiando a medida que nos abríamos más a la gente y nos hemos dado cuenta de la necesidad de profundizar para seguir creciendo; como el árbol, que a medida que se va desarrollando, necesita que sus raíces sean más fuertes y profundas, porque de lo contrario muere.
Hemos caído en la cuenta de que la desilusión surge cuando se intenta eludir el esfuerzo que supone el construir nuestra amistad, la compañía. En ella es donde el rostro de Cristo se nos hace presente. Ella es la «tierra» en donde crecemos. Nuestra adhesión a ella es personal y no circunstancial. Cualquier objeción es absurda.
Nos hemos dado cuenta del abismo que separa el entender algo y el vivirlo. Por ejemplo, la autoridad entendida como algo que te hace crecer, como relación más estrecha con aquél que va delante de ti y al cual tú sigues porque en él ves lo que tú quieres ser. Esta relación con la autoridad se convierte en una amistad auténtica que te educa y que por tanto nos hace crecer; precisamente esta última frase fue la idea central de estas vacaciones. El educarse en la fidelidad a la autoridad y a la compañía. Hemos comprendido que una muestra fundamental de la amistad es el fiarse del otro y ver que ese otro te es necesario. En una de las charlas se habló de que tenemos que ser memoria entre nosotros. Este tema ha sido fundamental para la comprensión de las vacaciones, así como de cara a la continuidad de nuestra amistad. Pero para ser memoria necesitamos hacer memoria del motivo que nos une. Necesitamos saber que somos amados. Así mismo hemos visto la importancia de recordar cómo éramos antes de encontrar el Movimiento. Porque uno de los mayores errores que se pueden cometer es olvidar lo que el encuentro con el Movimiento supuso para nuestra vida. Queremos terminar esta artículo invitándote a vivir nuestra compañía, recordando lo que dijo un amigo nuestro al despedirse de nosotros «Nuestra amistad es la experiencia humana más grande que conocemos».
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón