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Huellas N.11, Octubre 1985

CINEFORUM

Rambo Superstar

Javier Ortega

No parece una casualidad que diez años después de que los EE.UU. perdieran la guerra de Vietnam en la selva, se empeñen ahora en ganarla en el cine. Porque la actitud del hombre moderno pasa por la ne­cesidad de intervenir en la rea­lidad hasta el punto de mane­jarla según su criterio, de con­vertirla en un espejismo; y así, el capricho se convierte en jus­tificación ética. Por eso mismo, es necesario que alguien vuelva a las selvas del Vietnam para res­catar a las víctimas de una gue­rra que no fue justa, sino «mal conducida».
El argumento es sencillo. La guerra del sureste asiático termi­nó en 1975 con los acuerdos de París. Aproximadamente, 60. 000 soldados norteamerica­nos murieron en ella, y 2.464 fueron dados como desapareci­dos (MIA -missing in action).
En nuestros días, el gobierno de Hanoi y la Administración Rea­gan están negociando la devolu­ción de cadáveres y pertenencias de una parte de ellos. La tesis de Stallone, que encarna a Rambo en la película, es que parte de los MIA están todavía vivos. La alta jerarquía política no quiere revolver la cuestión de los desa­parecidos en acción y Rambo -ex miembro de los boinas ver­des- se va solo a Vietnam. Con la ayuda de sus músculos, arcos y flechas, ametralladoras y una mujer vietnamita, encuentra a los MIA en un gulag, custodiado por soldados soviéticos.
Es necesario, urge, el arreglo de cuentas con la historia. Sur­ge pues (no podía no surgir), el héroe capaz de la redención de todo un pueblo. Es necesario Rambo: héroe solitario y amar­gado. Hombre-sin-piedad capaz de volver a ganar la guerra.
El desarrollo lógico de la pe­lícula nos hace entender que no es posible el héroe estrictamen­te humano. El redentor del pue­blo norteamericano ha de ser al­go más que humano: ha nacido el Superman-Rambo. El es po­tencia y poder, sin complejos ni culpabilidades. El sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Por eso le bastan su arco y sus fle­chas para realizar cualquier co­sa, en cualquier momento, en cualquier lugar y de cualquier forma. El Superman-Rambo de­ja paso a la bestia-Rambo. Lo que en un principio era justifi­cación ética pasa ahora a ser pu­ra instintividad, puro odio ha­cia todos: hacia los vietnamitas, hacia los soviéticos, hacia los mi­litares estadounidenses, hacia el Gobierno, y hacia todos los nor­teamericanos que no quieren a los ex-combatientes.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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