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Huellas N.6, Diciembre 1984

NUESTROS DÍAS

Polonia no morirá, mientras nosotros vivamos

Javier Castaño

Esta verso del himno polaco no es algo vacío, no expresa sólo una esperanza vaga, sino que coge al corazón da la cuestión polaca, el corazón con el qua nosotros queramos compar nuestra experiencia y nuestro camino da comunidad cristiana en al mundo.

Porqué nos interesa Polonia
Polonia nos interesa por una razón. La experiencia qua se desarrolla desde hace cuatro años ha mostrado con claridad sin precedentes, por lo menos en la historia reciente, que el ideal cristiano es un ideal humano, que es para el hombre. Y que ser cristianos significa reco­nocer y afirmar una verdad de la qua se puede vivir y que tiene reper­cusiones sociales e históricas.
Muchos proyectos sociales y políticos han prometido una liberación y han producido, de hecho, nuevas y a menudo peores opresiones. Y no por equivocaciones históricas, sino como consecuencia de un error que contienen en si mismos. El anterior Primado polaco, cardenal Wyszynski, expresó muy bien este error hablando precisamente a una delegación de responsables da Solidarnosc: "Los hombres se arenan por separar el mundo da Dios del mundo del hombre, como afirmando que nosotros sabemos arreglárnoslas por nosotros mismos, y que no tenemos necesidad de su­persticiones, de religión; nosotros somos hombres progresistas; con nuestra técnica y nuestra ciencia somos dueños de la tierra. Mientras tanto, la experiencia enseña algo totalmente distinto." La experiencia demuestra que los proyectos concebidos a partir de la expulsión de la historia del problema da Dios y del Destino, acaban siempre en la disolución del hombre. Esto se ve, como en una farsa, en la ineptitud política, y como en una tragedia, en la violencia de los dictadores y de los terroristas. "Por el contrario, -son otras palabras del cardenal Wyszynskl- en todo esfuerzo, en toda tarea, en la organización da la vida social y económica, entra en juego al hombre vivo con su destino eterno".
En los hechos polacos hay más que una exigencia de justicia y un proyecto ideológico subsiguiente para lograr esa justicia. En la expe­riencia de Solidarnosc, que aún continúa, admiramos sobre todo la fuerza original y creadora que brota del intento de vivir en la verdad. Defender ese intento (que continúa todavía a pesar de la represión y de todas las coaccionas que pueda haber) es comprometerse a favor de to­dos los que sufren opresión o mueran por causa de la mentira.
Hay otra peculiaridad que distingue la revolución polaca de los demás movimientos revolucionarlos. En Polonia, por primera vez (a pesar de toda la teoría marxista), la conciencia ética y cultural del pueblo es la protagonista. Es esta conciencia y este empuja de todo el pueblo la que busca y elige dentro de sí mismo un liderazgo intelectual y po­lítico. Sin embargo otros procesos de cambio radical de regímenes y sistemas nacen de élites, que dicen ser las únicas intérpretes de le realidad y las poseedoras da la correcta estrategia política, y que buscan luego a las masas para convencerlas de la verdad de sus análi­sis.
La acción para la renovación de la sociedad polaca no es obra de un grupo de opositores políticos, no está motivada por una ideología, no se mueve por la postura negativa de estar en contra, sino que está basada en la afirmación positiva de una vida social, autónoma y distinta del poder, engendrada por la libre convicción cultural, ética y re­ligiosa da los hombres.
Así, después del horrando asesinato del Padre Popieluszko, la elec­ción de la paciencia y del autocontrol es la afirmación de un valor más grande que el propio proyecto: la vida del pueblo, la integridad de la nación, la exclusión de la guerra fratricida.
También, la prioridad dada por Solidarnosc a "hacer un trabajo constante y subterráneo de cambio de las conciencias, hablar en las familias de cristianismo y patriotismo, para estar preparados cuando llega el momento de encontrarse con la historia", ilustra lo que queremos decir cuando hablamos de una conciencia cultural, y de la necesidad de que, como dice a menudo este Papa, haya un previo cambio de las con­ciencias que permiten un cambio de las estructures sociales. Así lo a­firman también unas palabras de un responsable de Solidernosc, Bohdan Cywinski: "Con el compromiso de nuestra libertad nos hemos dado cuenta de que la fuerza moral puede cambiar la situación política". No es la política la que determine el comportamiento moral, sino el contrario.

La situación actual
Le situación en Polonia después del asesinato del Padre Popieluszko es muy grave. Pero dejemos explicar a Lech Walesa cuál es le situación actual, y cuáles sus objetivos: "Con este horrible homicidio, descono­cido en nuestra tradición, nuestro país ha entrado en una fase nueva de su historia, una fase que nos pide capacidad de autocontrol; yo prefiero llamarlo paciencia"(...) "Estoy seguro de vencer, aunque no sé cuando. Nuestro método es el de la paz, no importa, por tanto, cuando venceremos. Si nos metan, si matan a nuestros mejores hombres, esto es le prueba da que nos tienen miedo; si tienen miedo de nosotros y de nuestros métodos, significa que somos fuertes" (...). "Aunque harán falta más sacrificios, porque el camino mismo que hemos elegido es el camino del sacrificio. Del sacrificio y de los mártires. Es Cristo mismo quien nos lo dice" (...). "Yo creo, y por lo tanto no sé lo que es la desesperación" (...) "La situación hasta ayer era difícil para nosotros, ahora se ha hecho difícil también para el gobierno. Ha vuelto el momento de sentarse, nosotros y el gobierno, en le misma mesa y discu­tir" (...) "Veo que la confianza en le fuerza de los valores morales está creciendo".
Queda todavía una última cuestión ente el hecho del asesinato de este cura polaco, ante la tortura y al martirio de este hombre. Una observación ritual, y que se repite cada vez que la historia acaba en un charco de sangre. ¿Cómo son posibles las aberraciones de este tipo, que nos introducen en el camino de la humanidad más violenta y desesperada?. El grado da desesperación se ve en le excentricidad, en la di­versidad monstruosa del acto. ¿Cuánto tiempo reservamos a la medita­ción, a un esfuerzo, aunque sea mínimo, de interpretación?. Poquísimo. Los medios de comunicación lo cuenten todo en un día, y la histo­ria del padre polaco ya no es noticia al día siguiente.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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