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Huellas N.3 y 4, Mayo 1984

NUESTROS DÍAS

Sois la voz de los franceses

Card. Jean-Marie Lustiger

Aquí estamos, heos aquí por lo tanto, tras haber intervenido por cientos de miles en Burdeos, en Lion, en Renes, en Lille. Heos aquí, tan nume­rosos, que el observador titubea por reconoceros. ¿Quiénes sois?
Ni una Iglesia, ni un partido podría reivindicarnos. Ninguna organización habría podido movilizaros así. ¿Quiénes sois?
Sois la voz de los franceses.
La libertad no se puede dividir. Por eso la Declaración Universal de los derechos, del hombre de 1948, que está inscrita en el prólogo de la Constitución de nuestra República, menciona después de las otras libertades fundamentales "la libertad de los padres para escoger el tipo de educación que prefieren dar a sus propios hijos". No es un interés de clase el que voso­tros defendéis aquí con perjuicio de otros ciudadanos. Nosotros pedimos la aplicación de un derecho que vale para todos. Nosotros solicitamos al Esta­do que dé los medios a todos.
Este derecho de los padres, que en base a una libre elección vuestra las escuelas privadas os permiten ejercer legítimamente, no es ni un privi­legio ni un interés particular.
Ello pertenece al derecho de la nación misma que es su irrecusable garante (...).
Vosotros no sois toda Francia, pero esta tarde toda Francia puede re­conocerse en vosotros, porque tenéis el tono respetuoso de la tolerancia y del pluralismo No, ninguno en Francia puede querer una guerra escolar. La guerra escolar se nutre de ideología, cuya intolerancia, espero pertenece al pasado porque no tiene porvenir alguno. Hoy, gracias a nuestra diversi­dad debemos reconciliar a la misma nación en nombre de su bien común.
La libertad de enseñanza es un derecho y no se transige sobre un derecho. Sabemos, nosotros franceses, que tenemos el privilegio, todavía muy raro en el mundo, de vivir en un estado de derecho garante de nuestra liber­tad. La libertad no se puede negociar, es la que permite negociar. El derecho no se puede negociar, es lo que da los medios para negociar (...).
El Estado y los ciudadanos sabrán permitir poner en funcionamiento estos medios, ya que es necesaria una exclusión que parte de nuestro de­recho administrativo. De este modo, la escuela privada podrá mantener su personalidad recibiendo todos los medios del sistema educativo nacional de quien constractalmente son ya parte ( ... ).
Ahora me dirijo a vosotros jóvenes. Vuestro futuro, por una parte, está en nuestras manos. El mundo en que estáis, somos nosotros, quienes en un cierto modo, lo hemos construido. Vosotros juzgáis ya lo que recibís y lo que hacemos. Pero no olvidarlo: os hemos transmitido lo que no nos pertenece: la dignidad de los hombres y de las mujeres creados a imagen y semejanza de Dios, la libertad y la conciencia que hacen que todo al ser humano no tenga precio.
De esta libertad y esta conciencia a su vez sois vosotros los responsables, como al mismo modo sois responsables del mundo en que vivimos, y como seréis responsables de cara a la generación futura.
Me dirijo a los profesores. Tanto a los de la enseñanza pública, como a los de la enseñanza privada. Estáis al servicio de la misma generación. Fieles a la diversidad de la institución escolástica característica de nuestro país, queréis respetar las conciencias. Nosotros lo sabemos. Sabemos también la dificultad a menudo extraordinaria de vuestra profesión, que de­beríamos llamar todavía "vocación"(...).
Tanto en la escuela privada como en la pública vosotros profesores queréis poner de manifiesto el mismo desafío, transmitir a los jóvenes una cultura, el acceso a una conciencia moral y los cimientos de nuestra identidad nacional. Este desafío os obliga a adaptaros sin interrupción a pro­gresar, a inventar. Por eso ¿no son más necesarias que nunca la diversidad y todas las formas de pluralismo educativo?
Me dirijo al mismo tiempo a los responsables de la vida política, a los de todas las convicciones, de todos los partidos.
Se que intentáis actualizar el sistema educativo. No dejéis que se despierte una polémica demasiado estéril y demasiado vieja cuya víctima principal sería la juventud misma. La generación futura juzgará nuestra
época en base a las soluciones políticas que halláis sabido encontrar.
Abrid los ojos, reconoced el signo que os manda toda la nación reunida para tomar conciencia de su deber educativo. Sois vosotros quienes principalmente tenéis la responsabilidad de no llegar a una terrible división de la sociedad francesa.
Finalmente me dirijo a la comunidad educativa de las escuelas católicas. Padres, profesores, pedid la libertad y los mismos recursos para la escuela católica. ¡Haceros vosotros también cristianos!
Los católicos, no debéis equivocar el blanco: Nuestro único privilegio que nos fue dado en el Jueves Santo, consiste en servir en Cristo a los hombres nuestros hermanos.
Reivindicando la libertad de un proyecto colectivo católico, vosotros contribuís no solo al bien de la Iglesia sino también al de la nación entera.
Del discurso a los 800.000 manifestados en Versalles, 4 de Marzo de 1984


 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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