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Huellas N.03, Marzo 2022

PRIMER PLANO

El colibrí

En un pueblecito de Sicilia, un profesor cuenta la experiencia que vive con los juveniles

Doy clase en Centuripe, un pueblecito de cinco mil habitantes en Sicilia. En 2014 empecé a caminar con los juveniles (chavales de entre diez y catorce años, ndr) junto a mi compañera María y mis amigos Marcelo y Gloria. Nuestros encuentros son muy sencillos. Cada semana nos juntamos en la plaza del pueblo para jugar un rato, luego hacemos una breve lectura de un libro y terminamos con una oración. Antes del Covid, hacíamos muchas excursiones a la montaña. No tenemos otra cosa que proponer que una amistad y los chavales se pegan de corazón, con una sencillez que siempre me sorprende. Los padres los ven tan contentos que a menudo me dicen: «¡Tienes que llevarnos de excursión a nosotros también!». Una neuropsiquiatra que sabía que yo hacía estas actividades extraescolares se me acercó un día para preguntarme si podía invitar a una chica que había perdido a su madre y que vive con sus abuelos. Al cabo de unos meses volví a verla y me acerqué a ella para contarle que la niña venía siempre y que parecía contenta, pero ella me interrumpió: «Lo sé todo, por eso quería pedirte si puedo invitar a otro chico».

Actualmente hay cincuenta chavales. Durante la pandemia, cuando las normas lo permitían, nos veíamos por grupos-burbuja y buscamos un lugar menos expuesto que la plaza. El párroco nos ofreció una sala y el alcalde, un patio. Después surgió la idea de hacer un periódico. Fue durante el primer confinamiento, los colegios estaban cerrados y no había manera de verse, así que apoyé la idea porque me parecía que podía ser una ocasión que les hiciera ser protagonistas.
Así fue desde la primera reunión, en la que uno de ellos ya propuso el nombre. «Me gustaría llamarlo El colibrí, como el protagonista de la fábula africana que intenta apagar las llamas de un gran incendio en la sabana llevando agua del lago en su pico y cuando el león le pregunta qué está haciendo, responde: “Mi parte”». Desde aquella primera reunión, me quedó claro que mi tarea sería la de corrector. Los chavales son muy fieles a las tareas que se proponen. Escriben, buscan fotos y titulares. Pero sobre todo, cada mes llegan con nuevas ideas. Un número lo dedicaron por entero a la belleza. «¿Qué es la belleza para usted?». A partir de esta pregunta, entrevistaron a varias autoridades del pueblo, pero su horizonte enseguida empezó a ensancharse. Con esa pregunta llegaron hasta África, se la mandaron a varios chicos de la Luigi Giussani School de Kampala (Uganda) y al monasterio cisterciense de la Cascinazza en Lombardía. Ya llevamos quince números. Sale todos los meses y circula por WhatsApp. Se lo envían a amigos, profesores y familiares. Incluso han hablado de ellos en la emisora local Radio Estudio 2, que nos llama todos los meses para que presenten los contenidos del número.

Para mí ha sido una gran sorpresa la manera en que los chavales se han implicado. Me ha impactado especialmente una chica de trece años que sufre mucho por su situación familiar. Escribió un artículo sobre el discurso de fin de año del presidente de la República. Yo la miraba mientras lo presentaba y me preguntaba: «Pero esta chica, que parece tan frágil, que parece que un soplo de aire se la va a llevar, ¿de dónde saca la fuerza para hablar así, con tanta seguridad?». Solo puede ser por una mirada con la que nos encontramos y que nos hace sentir que estamos hechos para algo grande. Una mirada que yo también recibo estando con estos chavales.
Gaetano

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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