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Huellas N.02, Febrero 2022

RUTAS

El desafío de construir juntos

Javier de Haro Requena

Tres encuentros a lo largo del año han marcado el ritmo de la séptima edición de Encuentro Asunción, bajo el lema “Yo, tú, nosotros: el desafío de construir”. Generando así «el lugar donde quiero estar»

«¿Quiénes son ustedes? Yo veo que son personas normales, que hacen cosas interesantes y que, además, son amigos». Son palabras de Cristian, profesional dedicado a la imagen y el sonido y que, por tercer año consecutivo, se encarga de las transmisiones de Encuentro Asunción. Gente ajena a nuestra experiencia, lejana a la fe, pero que conserva un hilo de humanidad que les permite sorprenderse. Una sorpresa que sucede también entre nosotros, los amigos de Encuentro Asunción, con un recorrido ya de siete años. «Aprendo que cuando digo “sí”, esto se vuelve irreversible», comenta Claudia, quien ha sabido imantar a sus hijos para trabajar con ella en la decoración. O Gustavo, nuestro presentador oficial: «siempre hay un juicio afectivo que te sostiene. Este es el lugar donde quiero estar». Una novedad que pasa por la disponibilidad de quien quiere ser voluntario, más de treinta en esta edición.
Sin darnos cuenta, sucedía el lema que escogimos este año, “Yo, tú, nosotros: el desafío de construir”. En el mes de mayo, cuando la pandemia azotaba como un temporal a las instituciones, al gobierno, a la economía, a las familias, a los profesionales de la salud y hasta a la vida misma, nos hicimos la siguiente pregunta: «Y yo, ¿cómo reacciono ante estas situaciones? Ni la rabia ni la huida son solución porque no cambian nada», palabras que tomábamos del papa Francisco en su visita a Iraq en el mes de marzo. En el manifiesto que difundimos, respondíamos que solamente en quien escucha su corazón, dejándose provocar por la realidad, algo se mueve, se despierta un interés, actúa. Y en la acción descubre que ese “yo” se ha vuelto “tú” en otro y que, caminando juntos, nos volvemos “tú-yo”, “tuyo”, “nosotros”.
¡Es cierto! Lo vimos y aprendimos en nuestro primer evento en el mes de junio, con Nacho Masulli, un joven universitario provocado por las noticias de familiares que pasaban día y noche a la puerta de los hospitales. El hambre se siente y el frío del invierno húmedo paraguayo se sufre. Nacho habla con su madre y amigos, y organiza mediante las redes sociales cómo dar de desayunar y comer a toda esa gente. «Es el ejemplo lo que rompe el prejuicio de que no se puede hacer nada. Y así, poco a poco, puede ir cambiando el país», comenta Nacho, quien no renuncia a su mayor deseo: ser futbolista. Son Protagonistas con una mirada de esperanza, título del primer evento, al igual que Nancy Fleitas, médico en la ciudad de Villarrica, que atiende a sus pacientes, organiza el hospital y ve cómo el Covid contagia a su abuela, a su esposo, a su hija y, por último, a ella misma. Respondiendo a las necesidades, descubre que «la realidad no hay que mirarla de forma negativa sino educativa en el camino a la verdad. Porque la realidad es dramática, nos pide “actuar” haciéndonos verdaderos protagonistas».

En medio de toda esta incertidumbre, ¿cuál es la mejor forma de construir? Educar, nos decíamos los amigos de Encuentro Asunción. Y así nació el segundo evento: Educar, la mejor forma de construir, que tuvo lugar en el mes de septiembre. Luis Ramírez, presidente de las Asociaciones Educativas del Paraguay, provocado por el título y el contenido del libro de Julián Carrón, Educación, comunicación de uno mismo, apuntó alto al afirmar que «educar es para dar sentido a la vida, mediante las experiencias del maestro que dan identidad». El padre José Medina, que ha sido director del colegio Cristo Rey en Boston, desconcertó a todos con su propuesta: «Amar el error como deseo de aprender y cambiar, tanto en los alumnos como en los profesores». Federico Mora, coordinador del programa Becal –becas para paraguayos en el exterior–, planteó la necesidad de abrir los espacios del aula de modo que se facilite una mayor convivencia entre padres, hijos y escuela. Los tres coincidieron en que sin vida de comunidad, difícilmente se puede educar y, menos aún, construir.
Nuestro último evento en el mes de noviembre pudo realizarse de forma presencial en el Centro Cultural Manzana de la Rivera, en el corazón de la ciudad, respirando el aire fresco de la noche asuncena. A la entrada éramos recibidos por el rostro de Vaclav Havel –dramaturgo, escritor y político de origen checo–, anunciando la exposición El poder de los sin poder. Los guías iban deteniéndose en cada fotografía y panel para mostrar que lo que vence el miedo del totalitarismo y la mentira de la ideología es un «yo que vive en verdad» y que comienza a despertarse en su compromiso con lo pequeño y lo grande porque sabe que «la primera política es vivir». Muchos de los oyentes traían a la memoria el pasado de la dictadura que Paraguay sufrió entre los años cincuenta y ochenta.
Y de los pasillos al pequeño auditorio, donde aparecían en el escenario las fotografías de Havel y de José Asunción Flores –músico, compositor, director y padre de la guarania, género musical propio del Paraguay–. Dos personajes del pasado, junto a dos hombres del presente, José Luis Ardissone y Antonio Pecci, teniendo las artes, la escritura y el teatro como pasiones comunes. «El teatro tiene la función de emocionar y divertir para que el público razone y piense», algo que sucedió al inicio con Ardissone al sorprendernos con un monólogo personal. Por su parte, Pecci descubre en el escenario el espacio más puro de la libertad, que lo sostiene junto con su familia y los caramelos que recibe, estando en prisión durante un año en la época de la dictadura. «El teatro y las artes liberales encienden una chispa de libertad y esperanza. Y esa musiqueada de guaranias por las calles de Asunción creaba un sentido de comunidad». No eran solo palabras sino hechos cuando pudimos escuchar, al salir nuevamente a los patios, el breve concierto de guaranias de la Orquesta Sinfónica Nacional. La música, el teatro, la escritura nos ponían frente a Hombres libres que dan alma a su pueblo, título de este tercer evento.
Todos nos llevamos algo de esa noche. Algo se había despertado en el corazón, que no podía callarse y pedía “actuar” ya no en los escenarios sino en la vida cotidiana. Había sucedido el Encuentro en la ciudad de Asunción.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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