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Huellas N.08, Septiembre 2021

PRIMER PLANO

Montreal. En fila para ver a Jojo

Paola Bergamini

Un tumor incurable, el dolor y la petición del “fin de la vida”. Hasta que recibe la visita de Cristina, una antigua compañera del quirófano que le pregunta: «¿Quieres ver a los demás?»

En el Hospital General Jewish de Montreal, Jojo era una institución. Toda una vida en el quirófano, donde todos, médicos y enfermeros, la conocían, todos han aprendido algo de ella. Desde que se jubiló en 2016, Cristina se la encontraba en misa en la iglesia que hay cerca del hospital. Siempre le preguntaba por los compañeros, una vez la enfermera retirada le confesó: «Echo un poco de menos la vida en la planta, pero ahora puedo dedicarme a mis nietos». «¡Qué bien! Te lo mereces».
En mayo, Anne frena a Cristina por el pasillo: «¿Te has enterado? Han ingresado a Jojo por un tumor raro muy agresivo, ya está en el cuarto estadio». Tras unos instantes de silencio, su compañera añade: «Está en fase terminal y ha pedido the end of life (en Canadá, la ley permite solicitar “el fin de la vida”, ndr)». Al salir del hospital, Cristina recuerda cuando se encontraban en el quirófano. Cuántas veces le pidió ayuda y consejo, piensa mientras recuerda su dedicación a los enfermos.
Unos días después, Cristina va a verla con una compañera. Conectada a la máquina de diálisis, le cuesta respirar. Se acerca a la cama y le susurra: «Hola, soy Cristina». Jojo abre los ojos, con un leve gesto de la cara le da a entender que la ha reconocido, y luego vuelve a cerrar los párpados. «No hables, guarda tus fuerzas para respirar. Solo queríamos saludarte. Estamos aquí, contigo». Durante unos minutos solo se oye la vibración de la máquina. Luego Jojo, conteniendo el aliento, empieza a contar: «Llevo desde octubre con el tratamiento, que me ha destrozado el cuerpo. Es una enfermedad muy mala, el dolor a veces es insoportable. Cris, no puedo más. He decidido pedir el fin de mi vida». «Si quieres morir, pediremos al Señor que te escuche, según sus tiempos. ¿Quieres que llame a un sacerdote?». «Ya he recibido el santo óleo y he dado indicaciones para mi funeral. Todo está preparado». Cristina exclama: «¡Sin duda eres una gran enfermera! Todo controlado, igual que en el quirófano». Casi sonriendo, la mujer responde: «Gracias por la visita». «Estoy segura de que el resto de compañeros también quieren venir, ¿te gustaría verlos?». Su rostro se ilumina. «Sí, sí. Mary, John, Lucy…». Recuerda todos los nombres, incluso de los que se han trasladado a otro hospital. «¿Se lo digo también a los cirujanos?». «¿En serio lo harías? Me alegraría mucho». Los ojos le brillan.
Una vez organizado todo, de dos en dos, enfermeros, cirujanos y hasta las secretarias del hospital se apuntan al listado para ir a verla. Algunos salen al borde de las lágrimas. En la puerta de la habitación, Cristina se encuentra con un cirujano plástico, famoso por su cinismo. «Hemos recordado la época en que trabajábamos juntos y hemos hablado de la vida», le dice emocionado. Le sorprende su reacción, ya le había sorprendido que se apuntara para ir a verla. Luego se sienta al lado de la cama. «Jojo, todos quieren verte. ¿Te das cuenta?». «Sí, aunque también veo que tengo la tensión bajísima y me canso mucho. Pero me alegro de poder despedirme de ellos. Ha venido mi hijo con su mujer y sus hijas. ¿Sabes? He pedido el “do not resuscitate” (no reanimar, ndr)». «Yo también habría hecho lo mismo». La idea del the end of life ha desaparecido.

La situación se agravó y Jojo fue trasladada a un centro de paliativos. Ya no puede hablar. Cristina le pregunta: «¿Has visto cuánta gente ha venido? Espéranos en el cielo. Haremos una gran fiesta todos juntos. Yo rezaré por ti». La colega que la acompaña ese día añade: «Comeremos ese pancit que te sale tan rico, brindaremos y bailaremos juntos». Jojo esboza una sonrisa. La última. Morirá esa tarde.
Después del funeral, Cristina escribe a una amiga: «Hay una nueva familiaridad entre los compañeros, te das cuenta de que el otro forma parte de tu historia. Solo juntos podemos mirar cualquier circunstancia, hasta la más dramática, y seguir en pie. Con Jojo ha sido así».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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