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Huellas N., Octubre 1983

CRÍTICA

De la joven pintura

Almudena Puebla

El nuevo arte pictórico tie­ne a la mayoría en contra suya. Es antipopular por esencia, más aún, es antipopular.
Una obra cualquiera produ­ce en el publico, automáticamente, un curioso efecto sociológico: lo di­vide en dos posiciones. Una mínima, formada por un reducido número de personas que le son favorables. Otra mayoritaria, innumerable, que le es hostil (Dejemos a un lado, la fauna equívoca de los "snobs"). Actúa pues, la obra de ar­te, como un poder social, que crea dos grupos antagónicos, que separa y selecciona dos castas diferentes.
Y es que, como decía Orte­ga, "hay dos maneras de no gustarnos un cuadro: una de estas, consiste, en que después de contemplarlo, de penetrar todo su contenido, nos pare­ce el cuadro malo, y nos damos cuenta claramente de por qué es malo. Enton­ces lo repudiamos. Pero en otras oca­siones, el cuadro no nos gusta, senci­llamente, porque no lo entendemos; no conseguimos penetrar en su senti­do; queda la obra fuera de nosotros, invicta, humillándonos".
Hoy, bastantes años después, los presupuestos siguen formu­lándose en los mismos términos: nues­tro juicio negativo, no tiene base ni evidencia; no sabemos por qué la obra es mala; y al llamarla así, lo que hacemos es defendernos de ella. Irritados. El juicio, más que otra co­sa, se vuelve insulto.
Pero, profundicemos: ¿Qué es esto de que no se entiende una obra de arte? ¿Ha de ocurrir acaso, que con solo mirarlo, ha de sernos confiado su más íntimo secreto? Hay desde luego cuadros, en los que pasa esto; otros, exigen algo más: para complacernos en ellos, necesitamos verlos despacio, mirarlos bien. Es decir, existe pues un más y un menos de facilidad de comprensión de su obra, que no afecta para nada a su valor. Y esa facilidad depende, unas veces del cuadro, pero otras de noso­tros.
Por eso, propongo con el autor: "¿Por qué no en vez de exigir a la belleza que descienda hasta noso­tros, tenemos nosotros el detalle de aspirar hacia ella?"
Sean acertados o no, los nuevos gestos de la joven pintura, hay obligación de entenderla. Eso es­tá claro. A mí me parece que durante demasiado tiempo ha aludido la critica al públi­co, haciéndole creer que frente al arte, tenía todos los derechos y nin­guna obligación; con lo que solo se ha logrado rebajar su aptitud, para degustar toda belleza inesperada. Por eso, de verdad, no me resigno a cre­er, que el que va a una exposición, se complazca-conforme, en hallar allí, cuadros parecidos-ísimos, a los que ya ha visto mil veces, y no exige más bien, que le propongan co­sas intactas, recién nacidas, calenti­tas.
¿Puede tener el arte una visión más alta que esta, de permi­tirnos una evasión visual de lo coti­diano, de lo que ya somos y sabemos?" escribía Ortega ya, y yo ahora, que leí no se donde que alguien dijo que "vivir es querer vivir más".
De verdad es importante en el hom­bre su instinto de exploración. Procu­remos excitar estos impulsos, por el bien de todos.
La gente cree que es cosa fácil huir de la realidad, cuando es lo más difícil del mundo. Es fácil pintar o decir una cosa que carezca por completo de sentido, que sea inin­teligible o nula: bastará con enfilar palabras sin nexo, o trazar rayas al azar. Pero, lograr construir algo que no sea copia de lo natural y que sin embargo, posea alguna sustantividad, implica el don más sublime.
Luego, si la joven pintura está haciendo un frente tan fuerte a la realidad que acecha tan constantemente al artista, para impedir su evasión, acojámosla al menos, y para empezar. Y luego juzgamos su motivación.

El arte joven es problemáti­co, porque la juventud es problemática.
Existe en el mundo el hecho ineludible de una nueva sensibilidad estética.
Y buscando la nota más gené­rica y característica de la nueva producción, Ortega, la puso en lo que denominó la "tendencia a la deshu­manización del arte". No fue una mala idea. Me explico:
En efecto, el pintor lejos de ir más o menos torpemente hacia la realidad, ha ido contra ella. Hay una nueva vida inventada, previa anu­lación de la espontánea, en la que no faltan sentimientos y pasiones, pero que pertenecen digamos, a otra "flora psíquica".
El arte de que hablamos, no es que "sea inhumano por no contener cosas humanas", sino porque parece que se empeña insistentemente en deshumanizar.
El placer estético para el artista nuevo, viene de ese triunfo sobre lo humano, en plan San Jorge con el dragón yugulado a los pies... El arte joven es problemáti­co. Porque la juventud es problemáti­ca.
Hay que estar alerta por­que todo se está poniendo en cuestión. Es una buena razón para a­tender a estas exposiciones de la joven pintura.



PRÓXIMAS EXPOSICIONES MÁS IMPORTANTES
Del 11 oct. al 1 dic.: tendencias en Nueva York. En el Palacio de Velázquez del retiro, pinturas y esculturas. En el Círculo de Bellas Artes, grabados.
Del 28 oct. al 11 dic. Palacio de Cristal del Retiro: Exposición de Michelangelo Pistoletto.
Nov.-Dic. Salas Ruiz Picasso de la Biblioteca Nacional: Obras de Guillermo Pérez Villalta.
Dic. Museo del Prado: El Niño en la Pintura. (Fondos del Museo)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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