El nuevo arte pictórico tiene a la mayoría en contra suya. Es antipopular por esencia, más aún, es antipopular.
Una obra cualquiera produce en el publico, automáticamente, un curioso efecto sociológico: lo divide en dos posiciones. Una mínima, formada por un reducido número de personas que le son favorables. Otra mayoritaria, innumerable, que le es hostil (Dejemos a un lado, la fauna equívoca de los "snobs"). Actúa pues, la obra de arte, como un poder social, que crea dos grupos antagónicos, que separa y selecciona dos castas diferentes.
Y es que, como decía Ortega, "hay dos maneras de no gustarnos un cuadro: una de estas, consiste, en que después de contemplarlo, de penetrar todo su contenido, nos parece el cuadro malo, y nos damos cuenta claramente de por qué es malo. Entonces lo repudiamos. Pero en otras ocasiones, el cuadro no nos gusta, sencillamente, porque no lo entendemos; no conseguimos penetrar en su sentido; queda la obra fuera de nosotros, invicta, humillándonos".
Hoy, bastantes años después, los presupuestos siguen formulándose en los mismos términos: nuestro juicio negativo, no tiene base ni evidencia; no sabemos por qué la obra es mala; y al llamarla así, lo que hacemos es defendernos de ella. Irritados. El juicio, más que otra cosa, se vuelve insulto.
Pero, profundicemos: ¿Qué es esto de que no se entiende una obra de arte? ¿Ha de ocurrir acaso, que con solo mirarlo, ha de sernos confiado su más íntimo secreto? Hay desde luego cuadros, en los que pasa esto; otros, exigen algo más: para complacernos en ellos, necesitamos verlos despacio, mirarlos bien. Es decir, existe pues un más y un menos de facilidad de comprensión de su obra, que no afecta para nada a su valor. Y esa facilidad depende, unas veces del cuadro, pero otras de nosotros.
Por eso, propongo con el autor: "¿Por qué no en vez de exigir a la belleza que descienda hasta nosotros, tenemos nosotros el detalle de aspirar hacia ella?"
Sean acertados o no, los nuevos gestos de la joven pintura, hay obligación de entenderla. Eso está claro. A mí me parece que durante demasiado tiempo ha aludido la critica al público, haciéndole creer que frente al arte, tenía todos los derechos y ninguna obligación; con lo que solo se ha logrado rebajar su aptitud, para degustar toda belleza inesperada. Por eso, de verdad, no me resigno a creer, que el que va a una exposición, se complazca-conforme, en hallar allí, cuadros parecidos-ísimos, a los que ya ha visto mil veces, y no exige más bien, que le propongan cosas intactas, recién nacidas, calentitas.
¿Puede tener el arte una visión más alta que esta, de permitirnos una evasión visual de lo cotidiano, de lo que ya somos y sabemos?" escribía Ortega ya, y yo ahora, que leí no se donde que alguien dijo que "vivir es querer vivir más".
De verdad es importante en el hombre su instinto de exploración. Procuremos excitar estos impulsos, por el bien de todos.
La gente cree que es cosa fácil huir de la realidad, cuando es lo más difícil del mundo. Es fácil pintar o decir una cosa que carezca por completo de sentido, que sea ininteligible o nula: bastará con enfilar palabras sin nexo, o trazar rayas al azar. Pero, lograr construir algo que no sea copia de lo natural y que sin embargo, posea alguna sustantividad, implica el don más sublime.
Luego, si la joven pintura está haciendo un frente tan fuerte a la realidad que acecha tan constantemente al artista, para impedir su evasión, acojámosla al menos, y para empezar. Y luego juzgamos su motivación.
El arte joven es problemático, porque la juventud es problemática.
Existe en el mundo el hecho ineludible de una nueva sensibilidad estética.
Y buscando la nota más genérica y característica de la nueva producción, Ortega, la puso en lo que denominó la "tendencia a la deshumanización del arte". No fue una mala idea. Me explico:
En efecto, el pintor lejos de ir más o menos torpemente hacia la realidad, ha ido contra ella. Hay una nueva vida inventada, previa anulación de la espontánea, en la que no faltan sentimientos y pasiones, pero que pertenecen digamos, a otra "flora psíquica".
El arte de que hablamos, no es que "sea inhumano por no contener cosas humanas", sino porque parece que se empeña insistentemente en deshumanizar.
El placer estético para el artista nuevo, viene de ese triunfo sobre lo humano, en plan San Jorge con el dragón yugulado a los pies... El arte joven es problemático. Porque la juventud es problemática.
Hay que estar alerta porque todo se está poniendo en cuestión. Es una buena razón para atender a estas exposiciones de la joven pintura.
PRÓXIMAS EXPOSICIONES MÁS IMPORTANTES
Del 11 oct. al 1 dic.: tendencias en Nueva York. En el Palacio de Velázquez del retiro, pinturas y esculturas. En el Círculo de Bellas Artes, grabados.
Del 28 oct. al 11 dic. Palacio de Cristal del Retiro: Exposición de Michelangelo Pistoletto.
Nov.-Dic. Salas Ruiz Picasso de la Biblioteca Nacional: Obras de Guillermo Pérez Villalta.
Dic. Museo del Prado: El Niño en la Pintura. (Fondos del Museo)
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón