Durante 5 días, del 5 al 9 de septiembre se ha estado celebrando en Madrid el VII Congreso Mundial de Economía que ha convocado a más de 2.000 economistas de todo el mundo para hablar y discutir sobre los principales temas que afectan a la economía mundial, tales como el estudio del carácter y salida de la crisis, desarrollo y subdesarrollo económico, financiación internacional,
interdependencia económica, etc., y que tuvo también en su cuarta jornada una mesa redonda sobre la situación de la economía española en su con la economía mundial, organizada y presidida por el Prof. Fuentes Quintana. una esa redonda económica, sobre
Este Congreso fue organizado hace tres años cuando la crisis del sistema era menos visible y cuando no se podía apreciar lo que iba a suceder este último año. El objetivo fundamental era estudiar problemas de fondo: el desarrollo y subdesarrollo económico, el posible aumento de bienestar a costa de reducir la independencia económica, etc., pero en el curso de estos tres años las cosas han empeorado y ha surgido, por ejemplo, el gran problema del endeudamiento exterior que ha alcanzado unas cotas realmente graves sobre todo en Latinoamérica.
En este contexto, se han estado realizando los trabajos en una línea muy distinta a la dominante en política económica años anteriores (en que destacaban las posiciones monetarias extremas y las políticas neoliberales puras) y en la que se ha insistido muy especialmente en la necesidad de cooperación internacional, de una racionalidad en la asignación y utilización de los recursos, de una mejor distribución del producto nacional y de que dicha utilización se oriente hacia industrias que aseguren un desarrollo más justo, reduzca las diferencias actuales entre países ricos y pobres y haga posible la paz mundial.
Con estas líneas generales se han elaborado unas conclusiones de gran importancia en las que destacan:
- La necesidad de lograr acuerdos internacionales en el marco de un sistema institucionalmente distinto del actual.
- La necesidad de modificaciones del sistema monetario y financiero en el sentido de un mayor apoyo a las actividades directamente productivas y ayuda a los países con graves problemas de endeudamiento.
- La necesidad de diseñar no solo grandes líneas de política macroeconómica, sino también políticas de ajuste microeconómico que, apoyadas por las condiciones favorables creadas por las primeras, sean un estímulo esencial a los cambios productivos, ya que la superación de la crisis -cuyo origen han acordado que es de carácter industrial- ha de venir de la mano de una reconversión industrial importante, de un cambio sustancial en la composición de la industria en el mundo y en cada país.
- La gran importancia del cambio técnico en la solución de la crisis.
- La necesidad de creación de nuevos mecanismos de asignación de recursos que complementen o sustituyan al mercado allí donde sea necesario.
- La necesidad de una política que trate de mantener en límites tolerables los desequilibrios internos e internacionales.
Todas estas conclusiones marcan una línea importante que subrayó también su Majestad el Rey en el acto de la clausura de este Congreso y es que la superación de la crisis requiere una postura universal de todos los países; el pensar iniciar la recuperación económica de forma aislada es dar la espalda a la realidad socioeconómica actual y por tanto la interdependencia económica debe ser objetivo prioritario y debe fortalecerse.
La cooperación de los pueblos es una necesidad. Terminó el Rey haciendo votos para que las conclusiones de este Congreso se difundan y ayuden a los políticos a superar la crisis económica en bien de la humanidad. Esperemos que así sea y que se pongan por obra los buenos deseos de cooperación, solidaridad mundial, creatividad, etc., a fin de lograr - como dijo Pablo VI en la Encíclica Populorum Progressio - "Un progreso solidario de la humanidad en el que todos los hombres puedan desarrollarse".
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