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Huellas N.04, Abril 2021

PRIMER PLANO

«El perdón es la única posibilidad de que yo viva»

Recibí con alegría el anuncio del viaje del Papa a Iraq, pues lo esperaba desde hacía mucho. Era un sueño que tenía desde niña, como signo de la unidad de la Iglesia.
Nací en Bagdad, mis padres son de Mosul y yo me crie en la fe que ellos me transmitieron. Llevo ya muchos años viviendo en Italia. Desde aquí he seguido la primera visita del vicario de Cristo a mi tierra. Es impresionante que haya sucedido dos mil años después de que el apóstol Tomás viniera a traernos la fe.

La presencia del Santo Padre ha sido un abrazo de Jesús no solo para los cristianos sino para todo el pueblo iraquí. Me ha recordado cuando Jesús pasaba entre la multitud. Todos lo seguían, unos lo seguían por afecto, otros por curiosidad. Pero lo seguían, no podían fingir no haberlo visto.
Estos días han sido así. Me ha llamado la atención cuando Francisco entraba en Mosul. Se conmovió al ver las iglesias en ruinas, pero el pueblo le cantó el canto que entonamos el Domingo de Ramos porque para nosotros era Cristo quien entraba en Mosul. Un pueblo que vive esta conciencia testimonia que la fe se fundamenta en Cristo y no en las piedras construidas por los hombres.

Algunos me preguntan: ¿cómo se vive siendo una minoría? Nunca me había planteado esta pregunta, no me preocupa cuántos somos, lo importante es cómo vivo. Eso es lo que me importa en la vida y lo que incide en la de los demás. Testimoniar la fe: esa es la responsabilidad del cristiano, en Iraq y en cualquier lugar del mundo.
Iraq es un mosaico donde conviven yazidíes, mandeos, judíos, cristianos, musulmanes, árabes, kurdos, turcomanos: una civilización única desde hace más de dos mil años, a la que Europa puede mirar. No es fruto de una técnica, de un acuerdo, de un protocolo, no es fruto de una sumisión. Todos esos términos indican cierta distancia, pero dentro de una relación de amistad y de amor es posible vivir y construir juntos.
Me impresiona cuando el Papa dice «vengo como peregrino de la paz»: esa es la misión de todo cristiano por naturaleza.
Cuando hablaba de Abrahán, decía que salir de su tierra le supuso un sacrificio, pero luego se convirtió en padre de una gran familia. Nosotros, los cristianos iraquíes, hemos pasado por grandes sacrificios, pero la fidelidad a nuestra fe se debe al reconocimiento de que es lo único que vale.
Francisco habló del perdón. Muchos nos preguntan cómo es posible perdonar después de todo lo que ha pasado. Yo me pregunto: ¿cómo es posible vivir sin perdonar? Como decimos en el Padre Nuestro… El dolor y las heridas permanecen, pero el perdón es una experiencia de fe, Jesús me dona el perdón y yo doy lo que recibo. Cuando perdono, vivo en paz, el perdón es la única posibilidad de que yo viva. Y también de que vivan aquellos que he perdido. El que no perdona vive enfadado.

En 2014, después de la gran huida de los cristianos de la violencia del Isis, fui como voluntaria a los campos de refugiados del Kurdistán. Su cara estaba llena de dolor pero también de alegría, habían perdido todo menos la fe en Jesús. Nadie me hablaba con rabia ni deseo de venganza, el perdón es posible para quien es consciente de que tiene lo más valioso para vivir, a Jesús.
Senaa Fadheel

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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