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Huellas N., Noviembre 1982

CRITICA

El libro de N.T.

¿Qué es y qué pretende?

En cada número de N.T. encontraréis aconsejado, de forma especial, la lec­tura del libro I del mes que titulamos "El libro de N.T."

Pretendemos con la lectura de este libro una ayuda más, en la consecu­ción de criterios claros y formas comunes de ser y pensar. Este libro unas veces será novela, otras de pen­samiento cristiano, teológico, etc.

Esperamos le dispensáis la acogida que deseamos y que hagáis un hueco primordial en los siempre cortos espa­cios que dediquéis a vuestras lecturas.

"CARTAS DE NICODEMO" (J.Dobraczynski) Ed. Herder. 480 págs.
Se trata de una novela epistolar ins­pirada en unas cartas apócrifas de Nicodemo, divulgadas durante la Edad Media. Se hace coincidir al Nicodemo protagonista de la historia y autor de las cartas, con el rabí Nicodemo, miembro de la secta farisea y contem­poráneo de Jesús que aparece en el Evangelio en dos ocasiones: al entre­vistarse de noche con el propio Cris­to y al descender el cuerpo yacente del Señor y prepararlo para la sepul­tura.

Es una visión extensa de la vida pú­blica de Jesús y del nacimiento de la Iglesia, vista desde la óptica de un hombre de su tiempo que se en­cuentra involuntariamente a veces, y otras como fruto de su propio empe­ño, involucrado en un drama que va cobrando poco a poco dimensiones inu­sitadas, y que termina por fundirse en una sola realidad con el drama humano propio del relator.

Nicodemo es un hombre a quien el acon­tecimiento doloroso de la enfermedad y muerte posterior de un ser querido ha tambaleado en sus bases más sóli­das. Es esta irrupción del misterio del mal en una vida antes cuidadosa­mente ordenada y segura, la que posi­bilita a Nicodemo vivir hasta el fon­do la experiencia humana y abrirse a la espera de una respuesta que no le viene por el camino de sus antiguas certezas.

Comienza siendo un observador un curioso entremezclado con las turbas que siguen al Maestro, un notorio crítico del espectáculo producido por uno de tantos profetas como apare­cían en un Israel hambriento de Mesia­nismo. Y poco a poco, entre perpleji­dades y contradicciones, le va ganan­do la figura de Jesús; sin que su inteligencia le aporte explicaciones válidas y sin que ni siquiera la rea­lidad dolorosa de su vida se haya transformado, el corazón de Nicodemo se rinde, día a día, al misterio in­sondable del galileo.

La historia del proceso de su rela­ción con Jesús, podría ser en cierto modo la historia de cada uno de noso­tros: buscador en principio de una solución práctica para su problema íntimo encontrará por toda respuesta el misterio de la cruz; viviendo en la creencia de ser él quien busca y solicita, se encontrará dé bruces con la realidad de que es Jesús quien le busca y solicita a él; creyendo a cada paso haber desvelado por fin el misterio, comprobará al momento si­guiente que el misterio es más gran­de aún de lo que él acierta a imagi­nar; decepcionado, se retirará una y otra vez de la compañía del Maestro, y una y otra vez volverá a su lado atraído por la fuerza de su palabra y de su vida; a caballo siempre entre el mero observador y el discípulo ferviente, se verá enfrentado inexora­blemente al mundo de sus antiguas certezas, y ese enfrentamiento larga­mente vislumbrado, tendrá culmi­nación ante el Sanedrín la noche de la condena de Jesús.

Entristecido y huidizo, torna el cami­no de Emaús para refugiarse en unas posesiones de su familia lejos de Jerusalén al desatarse la furia del Sanedrín contra los seguidores del crucificado. En esos momentos Nicode­mo vaga como el hombre que apostó toda su vida, su pasado, su presente ven buena parte su futuro a una car­ta que resultó ser falsa. Y es aquí, al tocar fondo la amargura de su cora­zón, al verse desprovisto de todo su prestigio social, de sus cargos públi­cos y de su propia seguridad inte­rior, al caer la tarde, cuando un hombre extraño con fuego en la vez y en los ojos, al partir el pan, le descubre el misterio de la vida y le recupera de todas sus perplejidades.

Ahora Nicodemo puede reunir todos sus recuerdos, y comprender por fin que el Maestro rabia de padecer y morir para compartir con el hombre hasta lo último de su corazón: su ser su­friente tocado por el mal; pero que así en una Pascua nueva y defini­tiva, había vencido a ese mal con la resurrección.

Una historia en suma, que comienza desdoblada para converger al fin: la de Nicodemo, y la de Jesús. La prime­ra no encuentra explicación sin la segunda, es a fin de cuentas la pro­pia historia de Jesús, ya que éste asumió de una vez para siempre, todas nuestras historias personales.

Y todo ello, en el marco grandioso de un mundo que se convulsiona al entrar en escena el hombre-Dios, que va a inaugurar el tiempo definitivo de la existencia humana.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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