Huellas N., Noviembre 1982

CRITICA

Cine

MISSING (DESAPARECIDA)
"Le voy a ser sincero señor Horman; si este desagradable incidente no le afectase personalmente, usted estaría tan tranquilo en Nueva York, sin preo­cuparse por lo que ocurre en "estos países".

Así responde el embajador norteameri­cano en Chile a Charles Horman cuando éste, desesperado por la desaparición de su hijo, le acusa de haber partici­pado en el golpe de Estado, colaboran­do con los militares. Y quizá es la respuesta que se nos podría dar a muchos de nosotros que vivimos siste­máticamente al margen de las situacio­nes de injusticia en todo el globo sean los regímenes militares de Amé­rica Latina, o el régimen polaco o el Líbano, o Irán, o... ). Al margen de reflexiones más o menos profundas hay que decir que se mantiene perfec­tamente el interés a lo largo de toda la película, como si fuera una policiaca; esto para los reacios al "cine con mensaje".

Y es que la reconstrucción ambiental es perfecta (por momentos parece un documental) y los personajes están bien logrados, de manera que las situaciones planteadas resultan verosí­miles, tanto en las relaciones perso­nales de los protagonistas como en la problemática general de la pelícu­la. Los detalles están muy cuidados (por ejemplo llama la atención el fondo de los anuncios publicitarios norteamericanos frente a la presencia de los soldados en las calles), y merece la pena seguirlos con atención para logar una imagen más completa de la realidad que se describe.
Los papeles principales corresponden a Jack Lemon y a Sissi Spacek, que realmente están a la altura de las circunstancias, encarnando, respectivamente a un americano medio, fervien­te defensor del "american way of li­fe", y a su nuera, joven y contesta­ria frente a un sistema establecido, pero vinculados por un lazo común: el amor a Charlie.

La solución de sus problemas persona­les puede resultar un poco tópica y discutible, y la cuestión de fondo es lo suficientemente compleja como para que quepan posibilidades distin­tas a la que se sostiene en la pelícu­la, pero hay que reconocer al direc­tor (Costa-Gavras, autor también de "Z" y "Estado de sitio") el impacto que logra en los espectadores: aunque sólo sea por unos instantes hace que todos se sientan aludidos por el pro­blema que se ha querido divulgar. Al salir a la calle se extraña uno de que no haya tanques en cada esquina.