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Huellas N., Noviembre 1982

CRITICA

Teatro

Paloma y Covadonga García

CAMUS Y CALIGULA
La influencia de Albert Camus (1913- 1960) en la literatura de postguerra ha sido muy notable; se le considera existencialista, aunque él mismo no quiso que se le situara junto a los filósofos de este movimiento (él cree que está más cerca de Malraux que de Sartre). Lo cierto es que parte del problema de la existencia como centro fundamental de sus inquietudes; la existencia del hombre se debate en un sin sentido, en un absurdo.

Más literato que Sartre ha sabido crear obras perdurables de gran fuer­za como novelas: "El extranjero" y "La peste", ensayos: "El mito de Sísi­fo" y "El hombre en rebeldía" y pie­zas de teatro tan poderosas como "Ca­lígula" objetivo de nuestro comenta­rio.

Camus en su obra evoluciona y pasa del sentimiento del absurdo a un pe­riodo de rebeldía. Calígula pertenece a su primera época en donde su pensa­miento se bipolariza en los dualismos de la vida y la muerte, del amor y del odio. Calígula como pasión inútil, se en­cuentra ante el absurdo de su vida a la que no encuentra respuesta satisfactoria, ama a la luna y la busca en la noche detrás de cada columna, detrás de cada rayo de luz.

Al preguntarse por su propio sentido, Calígula encuentra su verdad en la libertad radical que le ofrece su poder. Para conseguir su liberación desvirtúa todo lo que tiene sentido para el hombre: amor, muerte, amis­tad, fidelidad...
El hombre que llegó a ser Calígula no pudo conseguir la luna a la que amaba, ni fue la respuesta adecuada a la inquietud de su vida.

Entre un Calígula que se mira al espejo por primera vez, preguntán­dose quien es y el ser desesperado que en el último acto rompe el espejo y su imagen, nos encontramos con una persona con inquietudes pero equivoca­da.

En algún momento de la obra todos nos sentirnos identificados con el pe­rsonaje, pero nuestra respuesta al sentido de la vida, es o debe ser, distinta a la de Calígula.

Técnicamente, José Mª Rodero, genial en su interpretación de la problemáti­ca personalidad de Calígula, gestos, movimientos y voz acoplados magnífica­mente, para dar la imagen vital, pero desesperada, del personaje, aunque quizá se pudiera esperar un intérprete más joven para este papel.

Pienso que José Mª Rodero no está adecuadamente secundado por su compa­ñera, el restante grupo de actores que interviene forma en conjunto un buen reparto.

La puesta en escena es muy buena, con un escenario perfectamente decorado adecuándose a la temática de la obra, sencillo y representativo a la vez.

Una obra por la que merece la pena esperar 2 horas en una taquilla para conseguir entrar.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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